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martes, 26 de marzo de 2013

Dramma Queen - Capítulo 26



Dramma Queen
Capítulo 26

— ¿Cómo está la princesa?
—Ella está dormida, príncipe Harry.
—Institutríz Allison, ella...
—Estuvo llorando la pasada hora, y mientras se bañaba la escuché sollozar...
—Entiendo, gracias.
—Con permiso, Alteza. —contestó la mujer, retirándose del cuarto de Emma, para posarse en las afueras, a la espera de que la muchacha despierte. Harry, se aventuró en la recámara, donde encontró a la castaña profundamente dormida en su cama. Su rostro, era pacífico, suave, dulce, era... Como debería ser, igual que siempre. No, poblado de ese sufrimiento y dolor con el que lo vio esa tarde. Lleno de amargura y tristeza. Le recordaba a su propio rostro, poblado de seriedad, de pena... Ella no era así, ella era todo lo opuesto a él. Emma era alegría, felicidad, dulzura, carisma. Y verla destrozada por lo sucedido, lo lastimó fuertemente en el corazón.
El muchacho se sentó en la cama de la princesa, mientras esta continuaba durmiendo pacificamente. La miró con detenimiento, contemplando su rostro angelical. Sus ojos de un tamaño grande, con unas largas pestañas negras y unas cejas finas, sus pómulos poco pronunciados pero suaves como la seda, su nariz pequeña, sus labios tiernos y almohadillados, su cabello castaño largo, sedoso y brilloso. No era perfecta, pero tenía ese no se qué, que hacía que el príncipe sonriera como lo hacía en esos momentos.
— ¿Harry? —preguntó Emma, con la voz ronca de recién levantada.
—Niña tonta, por fin despiertas. —contestó con una sonrisa, el castaño. — ¿Cómo estas?
—No quiero hablar de ello. —dijo Emma, dándose vuelta en la cama, mientras una lágrima fina y cristalina nacía en sus ojos, vivía en sus pómulos y moría en sus labios.
—Quiero saber como estás. —insistió Harry, girándose en la cama, y colocándose recostado al lado de ella.
—No quiero hablar. —volvió a decir ella, mientras el chico, en un movimiento rápido la tomó con un brazo y la levantó en aire para dejarla en el aire, y este, se sentó, apoyado contra el barandal de la cama, mientras se acostaba, y colocaba a la princesa sobre él. Con su mano derecha acariciaba la mano de la castaña, y con la mano derecha, acariciaba el cabello de ella, con movimientos suaves.
— ¿Puedo pedirte un favor? —le preguntó con su voz suave y sedosa, a lo que ella contestó con un "aja", haciendo sonreír al chico. —No llores nunca más, no tienes una idea lo mal que me hace verte llorar. Prefiero que grites, me insultes, y armes escándalos, antes de que vuelvas a llorar. ¿De acuerdo? —indagó cálidamente a lo que ella asintió y se abrazó al cuerpo del príncipe.
—Eres un idiota. —le dijo ella, con una sonrisa, mientras el muchacho fruncía el ceño y una sonrisa maliciosa se extendía en el rostro de él, para que luego, sus manos bajen a la cadera de la chica, y aprete tan sensible zona, una y otra vez, provocándole cosquillas.
— ¡Déjame tranquila, pervertido! —soltó ella, girándose de risa y dolor.
— ¡Si que eres molesta! —comentó el chico, mientras ambos sentían el peso de algo sobre ellos.
— ¡Harry! —dijo la chica, mientras el cachorro se acercaba a la castaña y la besaba por el rostro y las manos.
—¡Oh es ese pulgoso!
— ¡No lo llames así! ¡Harry! ¡Ataque! —gritó Emma, mientras el perro se colocaba sobre el príncipe, besando su cara sin ninguna piedad.
— ¡Quítate! ¡Quítate perro feo!
—Sigue, Harry. Sigue.
—Córrete, perro. —volvió a insistir el príncipe, mientras tocaban la puerta de la habitación de la princesa.
—Adelante.
—Buenas noches, príncipe Harry, princesa Emma. —saludó Allison, colocándose al lado de la puerta. — ¿Se encuentra bien, princesa? Debo alistarla para la cena.
—No tengo intenciones de bajar al comedor.
—Pero...
—Déjala, Allison. Yo me ocupo de dar las disculpas a la reina. —intervino Harry, poniéndose de pie, y corriendo al perro que se encontraba sobre él.
—De acuerdo, Su Majestad. Con permiso. —contestó la mujer, mientras se inclinaba ante ambos, y se retiraba de la estancia real.
—Ahora, compórtate, tu y tu perro feo, y descansa.
—Mi perro es hermoso.
—Lo único lindo de ese perro, es su nombre. —contestó el muchacho, son una sonrisa burlona, acercándose a Emma. Este, acarició con suavidad el brazo de ella, y besó la frente de la princesa con dulzura, para luego dejar la habitación.

*           *         *

— ¿Lo averiguaste?
—Príncipe Harry...
—Quiero que me digas ahora mismo quienes son los involucrados, si fue uno, dos, tres o veinte personas. No me importa, quiero a los responsables de haberle hecho eso a Emma.
—Nadie vio nada, alteza. Todos los alumnos se encontraban en clase en ese momento.
— ¿Todos? ¿Nadie vio nada?
—No, Príncipe.
—Busca los registros de asistencia de todo el Queens' Collage de hoy, y dime quien faltó a la última clase de ese día.
—Si, Su Señoría. —contestó Milfroyd.
—Quiero la expulsión inmediata del o los involucrados con este hecho. Además de que van a tener una denuncia judicial, por atentar contra el bienestar de un miembro de la familia real. —prosiguió el castaño. —Puedes retirarte.
—Con permiso. —dijo, para luego salir del cuarto de Harry.
— ¿Por qué tan molesto?
— ¿Podrías anunciarte antes de entrar a mi habitación?
—Lo lamento, lo lamento.
— ¿Qué quieres, Zayn?
— ¿Qué pasó hoy en la escuela? Todo el mundo habla y no entiendo nada.
—Busca en internet, está en todos lados.
—Quiero que tu me lo digas... Involucra a Emma, ¿no?
—Déjame en paz, Zayn.
— ¡Contéstame! ¡O se lo preguntaré a ella, ahora! —dijo el pelinegro, dándose la vuelta.
—Ni se te ocurra si quiera pensar en entrar a la habitación de ella.
— ¿Por qué no? Quiero hablar con ella.
— ¿Cómo te atreves a pensar en entrar a la habitación de una mujer casada? Que resulta ser la esposa de tu hermano. Eres un atrevido. Un maleducado.
— ¿Casada? Solo le has mentido al Estado y a la Iglesia, con tu matrimonio falso, donde quieres tanto a Emma, como a un mueble. —le dijo cortante el menor.
— ¡Tu no tienes idea la relación que tengo o no con mi mujer!
— ¡Déjate de idioteces, Harry! ¿Tu mujer? ¡Tu mujer fue solamente Chrystalle!
— ¿Has hablado de Chrystalle con Emma?
—Me preguntó quien era cuando la conoció en la inaguración del museo, pero, quédate tranquilo, no le dije a tu queridísima esposa, que saliste por tres años con la rubia hueca esa.
— Zayn...
— ¿Vas a decirme qué pasó con Emma? ¿O se lo pregunto yo?
—No vayas a molestarla, ella tiene que descansar ahora. Lo que pasó hoy, fue muy estresante. —dijo Harry. —siéntate y te lo cuento. —prosiguió el príncipe heredero, señalando el juego de sillones de la sala de estar de su recámara, mientras su hermano menor se sentaba en uno de ellos, y el mayor de los Windsor comenzaba con su relato.
— ¿Está bien, princesa?
—Así es. —contestó la muchacha, mientras caminaba hacia el salón principal, donde tomó el desayuno con la familia real, la cual estaba reacea a tocar el tema de lo sucedido ayer, hasta la reina evitó tocar el tema. Lo único que ingirió fue un poco de té, sin ningún acompañamiento, dando por finalizado su desayuno. Emma, caminó por los pasillos del palacio, luciendo un vestido corto con mangas largas de cuello redondo de color amarillo oscuro casi amarronado y zapatos de tacón cerrados rosa viejo . Mientras que su cabello castaño en sus característicos bucles sueltos caían suavemente sobre su rostro, y su maquillaje muy simple y natural. { http://www.polyvore.com/royalty/set?id=33027742 }
—Puede tomarse un descanso de dos o tres días antes de volver.
—Estoy bien de verdad, Zayn.
—De acuerdo, vamos. —respondió el pelinegro, poco convencido de la decisión de la morena.
— ¿Dónde estamos? ¿Y la universidad?
—Hoy vamos a cambiar un poco los planes. —contestó Zayn, mientras sonreía, tomando la mano de Emma, y colocándola alrededor de su brazo.

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