Blinking Cute Box Panda

sábado, 30 de marzo de 2013

Dramma Queen - Capítulo 29


Dramma Queen
Capítulo 29


Desfilando un vestido blanco sin mangas corto, con unos zapatos color crudo de tacón cerrado, un saco rosa y una pequeña cartera del mismo color, Emma bajó las escaleras principales del palacio. { http://www.polyvore.com/lovely_may_time/set?id=49057848 }
Estaba molesta, de eso no había ninguna duda. El ceño fruncido, los ojos entornados y el caminar apretado, haciendo que los tacones resonaran como gritos contra el porcelanato, era claro indicio del estado de ánimo de la muchacha, alejando a toda persona, ya que nadie quería involucrarse o ser víctima de su mal humor.
La Reina y el príncipe Zayn, los esperaron en el hall de la recidencia Buckingham, saludando afectuosamente, pero sin olvidarse del protocolo real, a el matrimonio que abandonaba la estancia. Zayn, observó con tristeza, oculta tras una destellante sonrisa, a Emma, la cual le sonrió delicadamente y con mucho cariño apretó su mano, ya que era el máximo contacto que podrían llegar a tener. Pero, cuando sus manos se tocaron, Harry la quitó con algo de brusquedad, entrelazando sus dedos con los de Emma. Esta, se quedó callada, y así, unidos por sus manos, fueron hasta la limusina. Cuando entraron, con destemplanza quitó su mano de la de él.
El viaje fue aburrido, tranquilo y completamente silencioso. Algo que era normal que viniese de Harry, el cual escuchaba música o simplemente ignoraba a la castaña de su costado, pero esta vez, Emma ni siquiera se volteó a mirarlo una vez, y no abría la boca para nada. Callada, silenciosa y completamente absorta de lo que ocurría, tomó su celular, y revisó este, ya que había vibrado en su cartera. Tenía un mensaje de Carolina.
"¿Estás completamente loca? ¿Cómo es posible que engañes al churro de tu marido? Lo acepto, el otro está más bueno que faltar al colegio, pero... ¿Estás loca? ¿Qué dijo el príncipe Harry? ¿Y la Reina? Oh, no Emma... Quiero verte, hablarte y que me cuentes ¡TODO! lo que está pasando. O sea, ¿tu primer novio/esposo y lo engañas? Eres una perra... ¡Me encanta esta telenovela-real! ¿Y Zayn? ¿Qué dijo? ¿Se te declaró? ¿Te besó? O... ¿Lo hicieron? ¡NO! ¡ERES UNA ATREVIDA SI HICISTE ESO EMMA! Espera... ¿Lo haz hecho con Harry? ¿Y si quedas embarazada y no sabes de quien es? Ay, Emma... Llámame, contéstame, mándame aunque sea un mail, hasta con una carta me conformaría, o una paloma mensajera. Te amo, amiga. Caro."
— ¿Qué? —murmuró terminando de leer el mensaje tan explícito de Carolina, sorprendida ante la información que tenía su amiga.
— ¿Que, qué?
—No, nada... —comentó Emma, guardando su teléfono suavemente en la cartera. No quería que Harry se enterase de las barbaridades que su amiga preguntaba, y mucho menos, que pensara lo que ella había escrito. Así que se abstuvo hasta llegar a su nuevo hogar, para hablar seriamente con Carolina.
Pasaron por los enormes jardines del palacio de Windsor, donde Emma quedó maravillada por la belleza del lugar. Era tranquilo, luminoso, y todo lleno de vida. El castillo, era antiguo y sumamente delicado, como todo lo que había conocido de la familia real británica, con los pastos verdes recién cortados, las murallas de piedra levantándose con furia grácil hasta rozar casi los cielos, y las ventanas de cristal cincelado iluminando el interior de la residencia. Entraron hasta la casa real, donde todos los empleados del palacio los esperaban, dándoles una cálida bienvenida.
—Es un placer tenerlos acá, Príncipes. Espero que podamos servirlos a su gusto, y cualquier cosa que requieran, lo pueden pedir. Estamos a su completa disposición, Su Majestad.
—Muchísimas gracias. —contestó Harry, mientras Emma solamente sonreía, acompañada de Fémina, Eva y por supuesto, Allison. Llegaron al lado oeste del castillo, donde se encontraban las habitaciones de los príncipes. De colores claros y en un estilo clásico medieval, la habitación de Emma era espaciosa, delicada y confortable. Los muebles finos se esparcían con precisión en el lugar, dejando una sala de estar cómoda para cualquiera. Luego, en una de las puertas de dicha habitación, se encontraba el dormitorio de la princesa, donde la cama era una de las cosas que más espacio ocupaba, de dos plazas, con tules cubriendo el techo de esta, mullida y cálida. Luego, dos puertas, una que daba al baño real, y la otra, al armario de la muchacha. Emma se tiró como un saco de papas, boca abajo, en la cama.
— ¿Sucede algo princesa? —indagó Allison, colocándose a un costado de la cama. La castaña tomó su cartera, sacó su celular y le enseñó el teléfono a la rubia.
— ¿Cómo es posible que ella sepa todo eso, Su Majestad?
—No lo sé, Alli. Nunca le dije que salí con Zayn, tampoco... ¡Nada! ¡No hablo como Carolina desde hace dos semanas más o menos! —dijo alterada Emma, mientras Allison, se sentaba a su lado, reconfrotándola, mientras Fémina y Eva, estaban en la sala de estar.
— ¿Usted miró las noticias ultimamente?
— ¿Noticias? No, no miro tele. —contestó ella. La rubia se paró de la cama, y fue hasta la televisión de plasma que estaba frente a la cama de la muchacha. Esta, prendió la televisión, y buscó los canales de información. Los cuales eran muchos, ya que no solo eran de índole inglés, si no que también de toda europa, algunos latinos, otros asiánticos y los restantes estadounidenses. Allison se detuvo en un canal ingles, el cual estaba dando un reportaje.
"—A eso de las nueve y media, diez de la mañana, del día de hoy, paseando alegremente por las calles de Londres, se pudo ver a la princesa Emma, heredera en primera línea al trono Austro-Húngaro y esposa del primer heredero en sucesión al trono inglés, acompañada del príncipe... Pero no precisamente su marido. Su acompañante era el príncipe Zayn de Edimburgo, medio hermano del príncipe Harry de Gales. Comprando ropa, llendo a un café y haciendo actividades clásicas de turístas, se los vió a los jóvenes sonrientes en Oxford Street. ¿Qué hacian ambos jóvenes, juntos, esta mañana? ¿Sin la compañía del marido y hermano de ambos?—"
—Oh por dios, estoy muerta.
—Princesa, no se preocupe... Esto es... —dijo Allison, tratando de buscar las palabras correctas pero fue interrumpida por el periodista de la televisión.
"—Quiero que recordemos que a pesar de que la princesa Emma, es princesa, de ahora, una de las nuevas máximas potencias del mundo, es una princesa "cenicienta" ya que no fue criada como una heredera al trono, si no, como una simple chica, en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Pero, ahora es toda una soberana, así que... ¿Qué opina la Familia Real ante el comportamiento de la princesa? —"
—Estoy más que muerta.
—Princesa Emma. Princesa Emma. —llamó Eva, golpeando la puerta del dormitorio de la castaña.
—Pasa. —contestó desganada ella, y así, entraron Eva y Fémina.
—Es la quinta vez que nos llaman de la BBC, también acaban de llamar de programas de televisión y radios de UK, también de USA y Argentina... Las cadenas de Austria están insoportables mandando mensajes y mails, y...
— ¿Qué? Espera, espera... ¿Qué quieren?
—Quieren que haga una declaración ante las fotos de usted y... El príncipe Zayn.
—Pero... Él y yo somos amigos, es que... —dijo nerviosa Emma, temblando.
—Tranquilícese, princesa. —Le dijo Allison, sentándola en la cama con cuidado. —Traiganle un té. —dijo mirando a las empleadas, cuando Fémina salió pitando de la habitación. —Princesa... Creo que debería hablar con el príncipe Harry, el va a saber qué hacer.
— ¿Hablar? ¿Qué le voy a decir? ¡Va a matarme!
—Princesa, si dejamos que la prensa continúe hablando, el rumor va a crecer tanto que vamos a ser incapaces de pararlo.
—Pero...
—Usted haga lo que crea más conveniente, Alteza. —dijo Allison, parándose de su agache. —Pero, si quiere mi humilde consejo. Hable con el príncipe Harry, el sabe manejar a la prensa, y va a saber explicar lo sucedido.
— ¡Emma Ana Sicilia Isabel Habsburgo-Lorena! —gritó Harry, golpeando la puerta del salón principal de su habitanción. —¡Abre la puerta en este mismo instante!
— ¿Qué hago? ¿Qué hago? Va a matarme.
—Solo está un poco enfadado, pero no hay nada que una charla cordial no arregle, no va a hacer nada.
— ¡Abre la puerta en este mismo instante! ¡Juro que voy a matarte Emma! ¡Abre la maldita puerta!
—Ay, no... Oh por dios, me va a matar.
—Creo que deberíamos abrir. —dijo Fémina.
—No, no... Si abres me va a matar.
—Y si no le abrimos la puerta, también.
—Si, pero va a tardar más tiempo en matarme, Eva.
—Princesa, creo que debería hablar con el príncipe, ahora. Es el momento.
— ¿El momento? ¡El momento de morir querrás decir! ¡Va a fusilarme!
— Si no abres la maldita puerta ahora, la voy a tirar abajo, Emma. —advirtió golpeando una y otra vez la puerta de la muchacha.
—De acuerdo, de acuerdo... abre la puerta, pero... Si se pone loquito, llama a seguridad.
—Entendido, alteza. —Y así, Eva fue a abrir la puerta en donde se encontraba un furioso Harry, el cual tenía la mirada perdida, y enfurecida.
— Váyanse, las tres. Ahora. —dijo, mirando a Allison, Eva y Fémina, estas miraron a la princesa, la cual rogaba con la mirada que no se fueran. — ¡Ahora! ¡Es una orden! —dijo Harry, haciendo que estas salieran casi corriendo de la habitación, pidiéndole disculpas a Emma con la mirada. —¿Has visto las noticias? —preguntó con sarcasmo. — ¡Dicen que soy el cornudo más grande del Reino! ¡¿Qué digo del reino?! ¡Del mundo!
—Sabes que no es así...
— ¿Lo sé? ¿De verdad lo sé, Emma?
— ¡¿Cómo puedes pensar una cosa de mi así?! ¡De tu hermano!
—De mi hermano puedo esperar cualquier cosa, es un zorro traicionero. Y de ti... Ya no sé que creer.
—Solo salimos a pasear, nada más. No hicimos nada malo, pero la gente, mal interpreta todo.
—Yo también soy "la gente", así que háblame y dime que está pasando aquí. Dime, que vas a decir, o mejor dicho, que vamos a decir en la conferencia de prensa.
— ¿Conferencia?
—Tenemos que arreglar los desastres que haz hecho hoy. Mañana en la mañana, voy a citar a las cadenas informativas más importantes del mundo para hablar, así que, compórtate y piensa algo coherente que no arruine al Reino Unido ni al Imperio Austro-Húngaro.
—Es que, no sé... ¿Qué debo hacer?
—Miente. Di que estabas con él como amigos y esas cosas que me has dicho a mi.
—No es mentira, somos amigos cabeza dura.
— ¿Encima te enojas tu conmigo?
—Claro que si... Es que eres irritante. —dijo Emma, sentándose en su cama. —No eres capaz de mirar un poco a tu alrededor y ver como se siente la gente que está contigo, solo te importa de ti, lo que te afecte a ti, o lo que tu sientas... El resto del mundo puede desaparecer y a ti no te importa.
— ¿Ahora el desconsiderado soy yo? Dime, que te aqueja tanto, princesa...
—En menos de dos meses me he enterado que soy la princesa del Imperio Austro-Húngaro, y me he convertido en la princesa consorte de Reino Unido. He dejado mi país, a mi familia, a mis amigos, mi escuela, mi todo... He tenido que cambiar mis modos de hablar, de vestir, de comer, de dormir. He tenido que ir a clases de protocolo, de idiomas, de economía, política, ciencias, equitación, natación, tenis, música, geografía, pintura y mucho más. He perdido a todos mis amigos, ¿sabes? Tengo dieciocho años y eso es lo que hacemos los adolescentes, pelear con nuestros padres y estar con nuestros amigos. He perdido a mis padres y a mis amigos. Y El único amigo que está conmigo, el único al que no perdí era a Zayn. Él está conmigo por eso, porque me quiere y entiende lo que me pasa, entiende que me siento sola, que mi vida cambió en un giro de 360°. Y sé que a ti no te importa, que todo lo que quieres de mi, es que me coloque a tu lado y sonría ante todo el mundo, pero... No puedo, ya no puedo.
—Emma, si que me importa lo que sea que te suceda. —su voz ruda y altanera, cambió de tono completamente, a una dulce y tranquila, mientras la abrazaba con la mirada.
—Este mundo no es para mi, ya creo que no lo soporto. La gente aquí es envidiosa, egoísta, avara, hipócrita. Son malos. Aparentan quererse y respetarse, rodeados de una tela de perfección, pero... Solo están buscando el lastimarse y pisar la cabeza de otro para escalar posición. En mi mundo no era así, en mi casa no, en mi escuela tampoco. Era todo más tranquilo, más... Sano.
— ¿Piensas irte? —preguntó Harry, dolido. — ¿Piensas dejar tus obligaciones?
— ¿Mías? Son solo mías por haber nacido... Eso no cuenta.
—Claro que cuenta, tus obligaciones fueron otorgadas igual que a mi. Solo por nacer debo de ocuparme de este Reino.
—Pero a ti te educaron para eso, yo... Ni siquiera me siento del Imperio al que supuestamente tengo que proteger y cuidar. Soy argentina, nací en Buenos Aires, mis padres también. Tengo su cultura, su idioma, costumbres, todo es latino, no austro-húngaro. Ni siquiera se hablar el idioma, o... Los idiomas.
—Esas son cosas poco elementales, lo que importa es... Piensa, piensa en lo que haz hecho por ese Imperio hasta ahora.
—Nada. —contestó con tristeza, Emma.
— ¿Nada? Yo creo que si. Como tu dijiste, dejaste todo. Tu familia, amigos, hasta tu país, te estás tratando de adaptar a una nueva familia, a una nueva ciudad y... Has hecho mucho por ellos Emma.
—En realidad, acepté casarme contigo porque...
—Lo sé, una pequeña amenaza de mi abuela de sacarte todo. Ella es así, cuando no consigue las cosas por las buenas, las toma por las malas.
— ¿Sabías que me casé por dinero contigo?
—No creo que haya sido por dinero. —dijo él, sentándose en la cama de la muchacha, mucho más tranquilo que minutos atrás. —Creo que lo hiciste para salvar a tu familia, y el sacrificarte por ellos, habla bien de ti, Emma. Sé que casarte conmigo fue un suplicio...
—Tu eres un suplicio. —comentó riéndo la castaña, haciendo que el muchacho frunza el ceño.
—Cierra la boca, niña tonta. —dijo este, mirándola mal. —Pero, más allá de eso, se que te importa tanto la gente de Austro-Hungría, como la del Reino Unido, ¿verdad?
—Así es, se que... Es importante esto, que no es sencillo, pero merecen algo mejor. No estoy calificada para hacer algo así, soy muy mala en todo.
—Eso no es verdaad, ¿eres buena en historia no es así?
—Si, solo en eso.
— ¿Ves? todos somos buenos en algo, pero eso no quiere decir que porque tengamos facilidad en algo, nos tenemos que abocar a ello. En realidad, es mejor no ser bueno en algo, y darle todo el esfuerzo a eso que nos cuesta. Tiene más valor, Emma. Cuando lo consigas, te sentirás mucho mejor, porque sabes que lo hiciste con esfuerzo y dedicación. Así que si el alemán, el francés, el inglés, la economía, política o lo que sea, te cuesta mucho, cuando lo logres con esfuerzo, vas a estar orgullosa de ti misma. Yo voy a estar orgulloso de ti.—comentó Harry, mientras le acariciaba suavemente la mejilla, y la castaña sonreía ante ese contacto.
—Piensa en esto... ¿Te acuerdas de la niña que te regaló a Harry?
— ¿Kate?
—Así es... Me has dicho que no podía cuidarlo más por su situación económica. Piensa en ella, y piensa en los miles de niños que hay así. Piensa, que depende de tus decisiones futuras, puedas cambiar el futuro de esos niños, puedes hacer que cumplan sus sueños. Medita en eso, Emma. Que la posición en la que estás es, luego de la Reina y el Primer Ministro, la más importante de todas en el país, y que, cuando vayas a Austro-Hungría, va a ser la más importante también. Tu, eres capaz de cambiar el destino de las personas y hacer única su vida. ¿Estás dispuesta a esforzarte por Kate? ¿Por esos niños? Por todas esas personas que confían en la Familia Real. Confían en ti.
—Si. Tienes razón. —dijo Emma, sonriendo. —Voy a dar lo mejor de mi, por mi familia, por Kate, por todos los nenitos que pasan miseria.
—Tu familia, aunque esté lejos, va a estar orgullosa de ti.
—Aunque no quieras, príncipe pervertido... Tu también eres mi familia. —comentó sonriendo Emma, a lo que el castaño, también sonrió.
—Ahora, baja que tenemos que comer.
—No tengo hambre, tengo sueño... Estoy cansada.
—De acuerdo, te dejo descansar. —dijo el muchacho, parándose de la cama. —Mañana tenemos la conferencia de prensa, buenas noches. —finalizó, saliendo del cuarto de la chica.

viernes, 29 de marzo de 2013

Dramma Queen - Capítulo 28


Dramma Queen
Capítulo 28


— ¡¿Cómo se te ocurre irte del palacio?! ¡¿Cómo se te ocurre no asistir a la universidad?! —preguntó a los gritos el príncipe, en la estancia mayor, donde se encontraba Milfroyd, Castell y Fabell, los empleados reales del príncipe, y en la otra esquina, Allison, la institutríz de Emma, y acompañada de Fémina y Eva. Todos los empleados se encontraban callados, al igual que la princesa, la cual estaba parada frente al castaño, con la mirada en el piso.
—Lo siento... —dijo en un susurro casi inaudible.
— ¿Lo siento? ¿Es eso lo único que vas a decir?
—Es que...
— ¿En qué demonios estabas pensando cuando saliste del palacio sin seguridad? ¿Sin mi? Y peor aún... ¡Con Zayn!
— ¡Deja de gritarme! —le pidió Emma, levantando la voz por vez primera.
— ¡Eres increible! —soltó enfadado. —¡Eres increible! —volvió a repetir, mirándola de arriba a bajo.
— ¿Qué traes puesto? —preguntó Harry, mirando el vestido rojo un tanto atrevido para alguien de su nivel.
—Es...
—Traías otra cosa hoy en la mañana. —la cortó Harry, mirándola detenidamente.
—Es que...
— ¿De dónde los has obtenido?
—Con Zay fuimos de compras y bueno...
— ¿Zay? —preguntó el príncipe, mirando a Emma detenidamente.
—El príncipe Zayn. —corrigió la castaña rápidamente.
—Es tu hermano político... No seas tan irrespetuosa y mal hablada para con él. —comentó frío el castaño. —Señorita Allison Hollycon, ¿usted no educa a la princesa?
—Así es, Su Majestad.
—Parece que sus clases no están dando resultado. La princesa está más maleducada que cuando entró al castillo. —dijo el muchacho, mirando a la rubia, la cual, se quedó callada. — Milfroyd... Consigue otra institutríz para Emma.
— ¡Harry!
—Tu... Quédate callada, que tenemos que hablar por un largo rato. —le dijo él, mirándola fríamente a la castaña. —Y tú... Empaca tus cosas para salir del palacio, dos horas para dejar la residencia real. —advirtió mirando a la mujer.
— ¡Harry! ¡No puedes echar a Alli!
—Entiende... Cuando tu marido habla, tú te callas. —musitó Harry, mientras Allison se daba vuelta para ir a empacar sus cosas.
—Alli... No, no. Tu no te vas a ningún lado.
—Mis órdenes están por encima de las tuyas, princesa. —le recordó con ironía el real, y era verdad, ella era princesa por ser su consorte, en Gran Bretaña ella era la tercera en línea más poderosa del palacio...
—Si, pero no por encima de las de Su Majestad, La Reina. Así que... Si ella dice que Alli se queda, tu no puedes objetar nada.
— ¿Vas a involucrar en esto a la Reina?
— ¡Deja que Allison se quede! ¡No seas tan malo!
— ¿Malo? ¿Yo? —preguntó con incredulidad el muchacho. —Aquí la única malvada, vil y ruín eres tu.
— ¿Yo? ¿Yo, por qué?
—Lo de la empleada lo veremos después, Emma. —le dijo, mirando de refilón a la rubia. —Ahora, vete a tu recámara y no quiero que salgas de allí.
—Pero...
—Por ningún motivo, solo para la cena. —dijo este, mirándola con frialdad, para que la chica hiciera un mohín y sin reprochar se dió media vuelta lléndose a su cuarto.
—Príncipe...
—Haz que solo sus tres empleadas puedan entrar a su cuarto.
—Si, Majestad.
—Quiero hablar con la Reina. Pide una cita con ella.
—Príncipe, si me permite, no creo que sea lo más conveniente decirle a la reina acerca de este inconveniente con la Princesa Emma y el príncipe Zayn.
—Tu solo haz la cita, Milfroyd.
—Si, Su Majestad.

*        *        *

—No llores, Alli.
—Lo lamento princesa. Lamento perder la compostura delante de usted, lamento no haberla educado de manera correcta, lamento que el príncipe haya descargado su enojo con usted por mi incompetencia, y...
—Para, para... —musitó Emma, parándose de la cama y acercándose a ella. —Alli, no es tu culpa, fue la mía. Tu eres una maestra genial. He aprendido más cosas contigo, que lo que he aprendido en toda la escuela secundaria. —comentó riendo la castaña, contagiándole la risa a la rubia. —Además, Harry está enojado conmigo y se descargó contigo, y lo lamento. Pero te prometo que tu de aquí no te vas, a si, si tengo que darle unos buenos golpes a ese príncipe fanfarrón y gritón.
—Por favor, no discuta con Su Alteza, por mi impertinencia, princesa.
—No es tu culpa, Alli. Son cosas de él y mías. Vas a ver, después se calma y se le pasa un poco.
—Gracias, princesa. Por ser tan amable y bondadosa.
—Ven aquí. —dijo Emma, abrazándola suavemente, reconfortándola.

*           *          *

— ¿Te vas a ir a quejar con la abuela? Que poco hombre. —dijo Zayn, lo último en un susurro, en la estancia principal conectora de alas, en el primer piso.
— ¿Poco hombre? —inquirió el muchacho, riéndo irónicamente. —Discúlpame, pero yo no soy el que quiere robarle la mujer a su hermano.
— ¿Robarte? —preguntó con incredulidad el pelinegro. —Más bien es... Recuperar lo que me pertenece.
— ¿Te pertenece?
—Conocí a Emma antes que tu, fui su amigo antes. Tu eres el que me robó a Emma, no yo.
—Eso quedó en el pasado, ella está casada ahora conmigo. —Dijo Harry, mientras Milfroyd y Morris, miraban la escena entre ambos príncipes. —Aléjate de Emma.
—Eres tan egoísta querido hermano. Solo la quieres como un trofeo, como una medalla más que colgar en tu traje. Emma es única, especial, bella... Como una flor, y dulce como una brisa de primavera. Es un ángel que habita en la luz y tu... Vives en la oscuridad, y la arrastras a ella a ese mundo lleno de egoísmo, rencor y odio.
—Eso no es verdad.
— ¿Te recuerdo como fue el primer día de clases de Emma?
—Eso... —comenzó Harry, pensando un argumento para defenderse.
—Piensa, príncipe... ¿Quién crees que le hizo algo tan horrible a la princesa? ¿Quién en toda la universidad de Queens' pudo hacerle algo así a ella? —preguntó Zayn, mirándolo con bronca a los ojos, iracundo, frío y apacible, como si de una presa se tratara, mientras que los ojos verde-azulados del príncipe se posaban en él, pero esto, no hizo que el muchacho se acobardase, y prosiguió. —Lo que le pasó a Emma, algo tan horrible que aunque finja que todo está bien, ella no lo está. ¿No te das cuenta, Harry? Más allá de querer estar con ella toda la tarde lo hice porque estaba mal, destruida. Siente vergüenza.
—Lo sé, pero no por eso es mi culpa. Jamás hubiera deseado que le sucediera algo así.
—Sé que tu no lo hiciste, pero, indirectamente es tu culpa. —luego de aquello, siguió caminando seguido de Morris, dejando atrás al príncipe y a Milfroyd.
—Milfroyd.
— ¿Si, Majestad?
—Averíguame ya, quien demonios fue el que le hizo eso a Emma.
—Tratamos de averiguarlo, señor, pero... La única que puede saberlo es la princesa Emma.
—Ella no va a hablar así que busca... Busca personas en Queens' que esté vinculada conmigo, sea cual fuese la relación. Ahora.
—Si, Su Majestad.

*           *          *

—Príncipe... Es un gusto verlo.
—Su Majestad, el gusto es mío. Gracias por atenderme.
—Siempre que lo solicite, Su Majestad. —contestó la anciana, sonriéndole dulcemente.
— ¿Puedo hablar de un asunto con usted, Majestad?
—Por supuesto, príncipe. Tome asiento.
—Gracias. —contestó, mientras se sentaba frente a ella.
— ¿Puedo preguntarle algo Alteza, antes de que me diga lo que sea que tiene que decieme? Eso claro, si no le molesta.
—No, por favor. Adelante, Su Majestad.
— ¿Cómo se encuentra su esposa? Me han contado de un pequeño infortunio hoy en la mañana.
—Sucedió algo, que se vincula con lo que le vengo a hablar, Alteza. Así que, primero le digo el porqué estoy acá y luego le contesto a su pregunta, si no le moleta.
—Digame, príncipe.
—Quiero pedirle, si me dejaría el Castillo Windsor.
— ¿El castillo? ¿Para qué, príncipe?
—Quiero ir a vivir allí con la princesa Emma, ya que esta deshabitado, me gustaría que vayásemos juntos allí.
—Que cambio tan radical, su majestad. No esperaba que quisiera irse de Buckingham dejando a su pobre abuela, y hermano menor.
—Además de querer pasar tiempo con mi adorada esposa, ese es uno de los objetivos, Reina.
— ¿Cómo, Alteza?
—No por usted, por supuesto, Su Majestad. Sabe que mi amor y respeto hacia usted es incondicional, pero, en otra mano. El príncipe Zayn me ha dado varios dolores de cabeza, y creo que el no convivir va a hacer que nuestra relación sea mucho más llevadera.
—Si usted lo cree así, príncipe. Y la princesa Emma quiere alejarse del palacio, me parece bien. Doy mi entero consentimiento.
—Gracias, Su Majestad. —contestó Harry, con una sonrisa, correspondida.
—Ahora, quisiera saber que ha pasado con la princesa.
—Nada grave, Su Majestad. No malgaste su tiempo en cosas tan insignificantes. Zayn solo quiso levantarle un poco el ánimo a Emma, luego del acontecimiento del día de ayer.
—Oh, Zayn... Que considerado. —dijo la Reina, con una sonrisa dulce, mientras Harry se mordía la lengua y trataba de acallar su fuego interno que reventaba ante las palabras armoniosas de la reina. Así, luego del té, Harry salió de la residencia de la Reina, para caminar por las enormes estancias del palacio de Buckingham, y llegar, acompañado siempre de Milfroyd, hasta la recámara de Emma.
—Buenas tardes, Su Majestad. —dijieron Eva y Fémina al unisono, mientras el príncipe movía su cabeza en una simple respuesta.
—Emma... ¿Estás allí?
— ¡Vete! ¡No quiero verte!
— ¡No te pongas difícil niña tonta! ¡Abre la puerta!
— ¡Cállate, príncipe de pacotilla!
— ¿Qué has dicho? —preguntó irritado, Harry. — ¡Abre la puerta en este mismo instante!
— ¡No quiero! ¡Vete!
— ¡Abre la puerta, Emma! —le gritó el príncipe mientras Emma gritaba del otro lado.
— ¡No, Alli! ¡No le abras! —pero ya era demasiado tarde, la rubia se encontraba parada frente la puerta, haciendo una reverencia ante el príncipe, el cual, la miró menos tiempo del que debió, y luego, posó sus ojos sobre los de Emma.
—Abre la puerta cuando tu marido esté parado detrás de ella. No seas maleducada.
—Tu eres el maleducado, que viene a mi cuarto como pancho por su casa.
— ¿Qué? ¿Pancho?
—Déjalo allí... ¿Qué quieres?
—Que tus empleadas recojan tus cosas, y en dos horas estate lista. Nos vamos.
— ¿Mis cosas? ¿A dónde? —preguntó Emma, sorprendida. — ¿Vamos a Argentina? ¿O a Viena de vuelta?
—Claro que no, tonta.
— ¿Entonces?
—Nos vamos a mudar al Castillo de Windsor.
— ¿Qué? ¿Mudarnos? —preguntó Emma, sorprendida.
—Así es, asi que qué tus empleadas estén listas, con tus cosas. En dos horas nos vamos.
— ¿Por qué nos mudamos? ¿Y la Reina? ¿Ella lo sabe?
— ¿La reina? Creo que estarás preguntando por otra persona.
— ¿Zayn lo sabe?
—No, pero se va a enterar cuando no te vea pululando por el palacio, y con respecto a la Reina, así es, ya se lo informé, y me dio su aprobación.
— ¿Por qué nos vamos?
—Creo que vivir solos va a ser mejor, que estar rodeado de gente indeseable.
—Eres un idiota. —dijo Emma, molesta, ya que sabía que se refería a Zayn, así que sin más, le cerró la puerta en la cara. —Vete, en dos horas voy a estar abajo.
—Si tardas un minuto, te llevo hasta la limusina arrastras.
— ¡No sería la primera vez! ¡Idiota! —le gritó Emma, mientras que Harry se contuvo para no continuar una pelea donde no se sabía como se podía terminar.


miércoles, 27 de marzo de 2013

Dramma Queen - Capítulo 27


Dramma Queen
Capítulo 27



— ¿Dónde estamos llendo?
—Solo súbete...
—Zayn, esto nos va a meter en un gran problema, con Harry, la Reina, Allison y...
—No importa, solo camina. —dijo el chico, empujándola para que se suba al bus, mientras el pagaba. Se subieron a la parte de arrriba y el viaje comenzó. Emma no había visitado lo que era el lado turístico de la ciudad de Londres, una de las ciudades más hermosas del mundo, donde el recorrer sus calles es tan importantes y fantástico, como cualquier museo o castillo del Reino.
— ¿Dónde estamos?
—Ahora estamos pasando por Regen St.
— ¿Y dónde vamos?
—A uno de mis lugares favoritos de Londres. —contestó Zayn. Luego de que pasaran unos pocos minutos, tomó la mano de Emma, y la arrastró hasta bajar del micro.
— ¿Oxford?
—Oxford Street, es el centro de compras de Londres. ¿Vamos de shopping?
—Vamos. —contestó Emma con una sonrisa, mientras ambos comenzaban a caminar.
Así, se dispusieron a caminar por una de las calles más transitadas del país, dónde luego de caminar largo rato y que Emma le preguntara todo lo que había que preguntar a Zayn, ambos entraron a una tienda de ropa, Debenhams, a pedido de Zayn, el cual arrastraba a la castaña. Una vendedora los atendió, reconociendo a las personalidades que ese día visitaban la tienda, pero sin hacer mucho revuelo.
—Toma, pruébate este, este y... También este. —dijo el pelinegro, entregándole vestidos a Emma, los cuales descolgaba de las perchas del local. —Y zapatos ¿no? Que convinen con esos... Me gusten estos, estos y toma estos.
—Zayn...
—Vete a cambiar.
— De acuerdo, pero con una condición... Yo elijo tu ropa.
—No lo sé... No tienes ese característico sentido de la moda que yo tengo.
—Cierra la boca, nene. Yo elijo. —contestó la castaña, haciendo reír al muchacho. Emma se encaminó a la sección de hombres, y comenzó a elegir tres atuendos como Zayn había hecho con ella.
—Lo admito, plebeya... Tienes más gusto del que imaginé.
— ¿Plebeya? Soy princesa de dos Reinos y un Imperio ¿Lo recuerdas?
—Tranquila princesa... Que tu ego y tu no van a entrar en el vestido.
—Cállate. —comentó Emma riéndo, golpéandolo en el hombro. Ambos fueron a los probadores, la castaña se colocó el vestido rosa pastel de strapless con un tajo en la pierna y cola decorada con rosas en tela, y unos zapatos de tacón hacinedo juego { http://data.whicdn.com/images/56583194/Elegant_beading_long_tain_evening_dress_original_large.jpg }, mientras que Zayn se puso una camisa acuadrillé azul, un saco igual y un pantalón color arena con zapatos café.
—Vaya me veo sexy. —dijo Zayn, mirándose en el espejo y lanzado besos a este. — ¿Estas libre esta noche, morocho? Salimos a hacer estragos. —comentó sonriéndole al espejo, mientras Emma se descostillaba de la risa detrás de él, ante la proposición de una cita al... Espejo. —Pero tu no estás nada mal. —comentó, girándose y viendo a la princesa. —Si ese morocho de allá no me hubiera arrebatado el corazón, saldría contigo preciosa.
— ¿Aquel morocho? ¿Es lindo?
—Muy, muy sexy. —comentó el muchacho, riéndo.
Se volvieron a meter al cambiador, y esta vez el príncipe se colocó un saco gris perlado, una camisa blanca, jeans oscuros y unos zapatos marrones, todo escogido por la muchacha, la cual, poseía un vestido negro con tachas doradas recorriendo el contorno del vestido y el corpiño, acompañado por unos zapatos de tacón oscuros tipo sandalia. { http://data.whicdn.com/images/56579297/BGXzVxECYAA1iGl_large.jpg }
— ¿Cómo estoy?
—Creo que se te cayó el envoltorio, bombón...
—Eres un idiota. —comentó riendo, Emma.
—Cuidado, no vayas por el sol que podes derretirte. —le volvió a decir el chico, mientras este reía y se dirigía al cambiador, para probarse el último vestido, uno más sencillo que los anteriores, era con escote corazón, color rojo sangre y la falda abuchada tipo flor. En la espalda tenía un corte de corazón, dejando la pálida piel de Emma expuesta, y para agraciar su silueta unos zapatos de tacón rojos. Mientras que por otra parte, Zayn tenía puesto una camisa cuadrillé azul, un saco y pantalón marfil y zapatos marrones, muy fino. { http://data.whicdn.com/images/56576288/tumblr_mkaynofqL01s7s0h8o1_400_large.jpg }
—Estás...
—Por favor, no más de esos piropos raros tuyos. —dijo la muchacha, mirándolo a los ojos.
—Solo uno más... —contestó riéndo, mientras la miraba. — Si fueras un tarro de miel te chuparía hasta la tapa...
— ¡Zayn! ¡Idiota! —dijo Emma, golpeándolo fuertemente en el brazo, una y otra vez.
—Perdón, perdón. —contestó este, riendo, y claramente, no arrepentido de lo que había dicho. —Will me lo contó el otro día, dijo que así enamoraba a cualquiera.
—Te habrá dicho "a una cualquiera"—comentó la princesa, golpeándolo nuevamente al muchacho.
—Ven aquí. —dijo Zayn, tomando la muñeca de la muchacha y enrrollándola en sus brazos la levanto del suelo y la colocó en su hombro.
— ¡Zayn! ¡Bájame! ¡Ahora! —le gritó esta, saca de quicio.
—Te llevo así hasta el palacio, honey.
—Cállate, tarado. —comentó Emma, pegándole la espalda.
— ¿Te llevo así hasta Buckingham? ¿Qué van a decir cuando te vean llegar en estas condiciones?
—De acuerdo, de acuerdo... Bájame.
—No lo sé... Sería divertido verle la cara a Harry, a la abuela, y a ti... Un premio.
— ¡Hablo en serio, Zayn! ¡Bájame!
—Okey, okey... No te alteres. —comentó este, sin que la sonrisa burlona desapareciera de su rostro, mientras depositaba a la chica en el suelo.
—Eres un idiota.
—Y tu una quejosa. —comentó el muchacho, mientras tomaba la ropa de Emma que llevaba puesta cuando arrancó el recorrido, y la de él, más las dos prendas nuevas, y las que tenían puestas. —Ponte el rojo, es más sexy.
—Me gusta este, ¿puedo llevarlo puesto?. —dijo ella mientras se metía nuevamente al cambiador se veía en el esejo.
—Preciosa. —respondió él, con una sonrisa reflejada en el vidrio.Ella se la correspondipo y salió del probador para encontrarse con el chico. El muchacho se dirigió a la caja donde pagó la mercancía, y salió del local, vestido elegantemente, acompañado de Emma.
— ¿Quieres tomar un café? ¿O prefieres comer?
—Es temprano, así que... Café.
— ¿Starbucks? Es rico.
—De acuerdo. —comento ella con una sonrisa, mientras se dirigían hacia el local. Allí tomaron su café tranquilamente, mientras no eran advertidos de que una de las personas cercas a su mesa, se percató de la presencia de la realeza británica, y, como si de Madonna o Britney Spears se tratase, les sacó fotos a ambos jovenes y publicándolas a una red social mundialmente conocida. La noticia de la salida de los príncipes de Inglaterra no tardó en ser divulgada, hasta llegar a los oídos del propio príncipe heredero.
— ¡¿Por qué está con Zayn?!
—No... No lo sé, Su Majestad.
— ¡Averígualo! ¡Vé y búscalos! ¡Tráela de vuelta al palacio! —gritó Harry, mientras aventaba su teléfono contra el suelo de su habitación. Luego de aquello Milfroyd se retiró sin más, en busca de la castaña, a lo que el príncipe se quedó allí, sentado en su cama, mirando a la nada misma, y pensando en Emma y Zayn. Juntos. Los cuales, en esos momentos,se encontraban todavía paseando en Oxford Street.
—Mira, es bonito. —dijo Emma, agarrando un ciervito vestido con una remera de Gran Bretaña.
—Este es lindo. —comentó Zayn, colocándole un sombrero, con el motivo de la bandera británica. —Y este. —dijo el muchacho, mientras le colocaba unos anteojos con banderitas a los costados.
—A mi me gusta este. —musitó Emma, poniéndole una vincha con antenitas de dos banderas.
—Que sexy me veo. —dijo el muchacho, en chiste.
—Claro, eres una campanita británica.
—Campanita es rubia.
—La amiga de campanita. —luego de aquello, el muchacho pagó por el ciervo, el sombrero, la vincha y anteojos, mientras ambos seguían paseando por la calle principal, captando la mayoría de los ojos de las personas, debido a las cosas que estaban utilizando. Pero, cuando estaba por cruzar la calle, una limusina negra se estacionó bruscamente delante de ellos, mientras que dos hombres vestidos de traje negro salieron, y tomaron a la princesa de cada brazo, alejando a Zayn de su intento por salvarla.
— ¡¿Qué hacen?! —gritó enojado el muchacho. —Les ordeno que la suelten.
—Lo siento, Su Majestad. Tenemos ordenes.
—Y ahora tienen una nueva. ¡Suéltenla!
—Lo lamento, Su Majestad. La orden es directa de un superior suyo.
— ¿Harry?
—Debemos llevar a la princesa al palacio, con permiso, Alteza. —dijo el hombre, sin contestar a Zayn los cuales subieron a la limusina a la muchacha y arrancó dejándoa un furioso y algo desconcertado Zayn.

martes, 26 de marzo de 2013

Reseña: Éxodo - Anissa B. Damom




Título: Éxodo [Trilogía Vol. 1]
Autor: Anissa B. Damon
Editorial: Ámbar 
Año: 2009
Número de páginas: 293


Voy a darte los tres consejos que a mi no me dieron. Este es el primero: Olvida todo lo que te han contado: los vampiros no existen, los lobos son solo animales y los magos, las hadas y los duendes se encuentran encerrados en grandes tomos de hojas desgastadas.
Quiero mostrarte la otra cara del mundo. Un lugar donde el peligro se enmarca en perfectos rostros de porcelana perlada, el amor es como una bestia salvaje sedienta de sangre que acecha y te arranca el corazón mientras estás dormido y la felicidad… la felicidad es un delito que se paga muy caro.


Cómo verán, la sinopsis no dice NADA, así que cuando lo empecé a leer no tenía la más pálida idea de qué iba a tratar, pero igual lo leí, y la verdad, me encanto. Lo leí en muy poco tiempo —uno o dos días —y fue porque era demasiado entretenido. El libro plentea algo distinto, ya que no son ni vampiros, ni hombres lobo, ni hechiceros, los protagonistas estás muertos, y aquello causa un no se qué, que me atrajo. 
Los mueros se dividen en tres: los cazadores, los guardianes y los predadores. Los guardianes se alimentan de cazadores, los cazadores se alimentan de los sentimientos humanos y los predadores se alimentan también de humanos, pero son sumamente crueles, torturando tanto humanos como cazadores.
En nuestra historia, los protagonistas son Lena —Una cazadora — y Christian —un predador — Lena para el principio no tiene idea que está muerta, no se acuerda de nada y los De Cote —la familia que la adoptó — le dijeron que tuvo un accidente donde toda la familia murió. Lena es una adolescente sumamente depresiva por este hecho, entonces se entera que en el pueblo en el que vive hay un asesino, Christian, al cuál le pide que la mate. 
Allí es dónde ellos hacen un trato con una serie de condiciones para que él la mate a Lena y para que ella se deje matar por Christian. Pero mientras aquel acuerdo sigue pendiente, los dos comienzan a sentir sentimientos el uno por el otro.
Lena, como ya dije, es depresiva por haber perdido la memoria y no saber quién es, es bastante llorica y un pelín molesta —para mí— pero tiene buenos sentimientos y es demasiado inocente, lo que le atrae a Christian. Él es malo, con M mayúscula. Es un asesino, y disfruta del torturar a los de la especie de Lena sin ton ni son. Pero a pesar de ser tan malito, es un dulce de leche con ella, y eso me gustó, la diferencia del personaje en su "vida diaria" y para con su amor. 
Otros personajes son la Familia De Cote, integrada por Lisage —divertida, graciosa, y hermosa — que me encantó. Flavio,que es super compañero y tiene todas las características de un padre de familia. Y por último William, Liam, que es un caballero hecho y derecho, y cómo lo describe Lena, un príncipe. La familia la verdad me gustó mucho, los personajes son muy frescos y con personalidades dispares pero todos son amables y lindos. 

8/10




Dramma Queen - Capítulo 26



Dramma Queen
Capítulo 26

— ¿Cómo está la princesa?
—Ella está dormida, príncipe Harry.
—Institutríz Allison, ella...
—Estuvo llorando la pasada hora, y mientras se bañaba la escuché sollozar...
—Entiendo, gracias.
—Con permiso, Alteza. —contestó la mujer, retirándose del cuarto de Emma, para posarse en las afueras, a la espera de que la muchacha despierte. Harry, se aventuró en la recámara, donde encontró a la castaña profundamente dormida en su cama. Su rostro, era pacífico, suave, dulce, era... Como debería ser, igual que siempre. No, poblado de ese sufrimiento y dolor con el que lo vio esa tarde. Lleno de amargura y tristeza. Le recordaba a su propio rostro, poblado de seriedad, de pena... Ella no era así, ella era todo lo opuesto a él. Emma era alegría, felicidad, dulzura, carisma. Y verla destrozada por lo sucedido, lo lastimó fuertemente en el corazón.
El muchacho se sentó en la cama de la princesa, mientras esta continuaba durmiendo pacificamente. La miró con detenimiento, contemplando su rostro angelical. Sus ojos de un tamaño grande, con unas largas pestañas negras y unas cejas finas, sus pómulos poco pronunciados pero suaves como la seda, su nariz pequeña, sus labios tiernos y almohadillados, su cabello castaño largo, sedoso y brilloso. No era perfecta, pero tenía ese no se qué, que hacía que el príncipe sonriera como lo hacía en esos momentos.
— ¿Harry? —preguntó Emma, con la voz ronca de recién levantada.
—Niña tonta, por fin despiertas. —contestó con una sonrisa, el castaño. — ¿Cómo estas?
—No quiero hablar de ello. —dijo Emma, dándose vuelta en la cama, mientras una lágrima fina y cristalina nacía en sus ojos, vivía en sus pómulos y moría en sus labios.
—Quiero saber como estás. —insistió Harry, girándose en la cama, y colocándose recostado al lado de ella.
—No quiero hablar. —volvió a decir ella, mientras el chico, en un movimiento rápido la tomó con un brazo y la levantó en aire para dejarla en el aire, y este, se sentó, apoyado contra el barandal de la cama, mientras se acostaba, y colocaba a la princesa sobre él. Con su mano derecha acariciaba la mano de la castaña, y con la mano derecha, acariciaba el cabello de ella, con movimientos suaves.
— ¿Puedo pedirte un favor? —le preguntó con su voz suave y sedosa, a lo que ella contestó con un "aja", haciendo sonreír al chico. —No llores nunca más, no tienes una idea lo mal que me hace verte llorar. Prefiero que grites, me insultes, y armes escándalos, antes de que vuelvas a llorar. ¿De acuerdo? —indagó cálidamente a lo que ella asintió y se abrazó al cuerpo del príncipe.
—Eres un idiota. —le dijo ella, con una sonrisa, mientras el muchacho fruncía el ceño y una sonrisa maliciosa se extendía en el rostro de él, para que luego, sus manos bajen a la cadera de la chica, y aprete tan sensible zona, una y otra vez, provocándole cosquillas.
— ¡Déjame tranquila, pervertido! —soltó ella, girándose de risa y dolor.
— ¡Si que eres molesta! —comentó el chico, mientras ambos sentían el peso de algo sobre ellos.
— ¡Harry! —dijo la chica, mientras el cachorro se acercaba a la castaña y la besaba por el rostro y las manos.
—¡Oh es ese pulgoso!
— ¡No lo llames así! ¡Harry! ¡Ataque! —gritó Emma, mientras el perro se colocaba sobre el príncipe, besando su cara sin ninguna piedad.
— ¡Quítate! ¡Quítate perro feo!
—Sigue, Harry. Sigue.
—Córrete, perro. —volvió a insistir el príncipe, mientras tocaban la puerta de la habitación de la princesa.
—Adelante.
—Buenas noches, príncipe Harry, princesa Emma. —saludó Allison, colocándose al lado de la puerta. — ¿Se encuentra bien, princesa? Debo alistarla para la cena.
—No tengo intenciones de bajar al comedor.
—Pero...
—Déjala, Allison. Yo me ocupo de dar las disculpas a la reina. —intervino Harry, poniéndose de pie, y corriendo al perro que se encontraba sobre él.
—De acuerdo, Su Majestad. Con permiso. —contestó la mujer, mientras se inclinaba ante ambos, y se retiraba de la estancia real.
—Ahora, compórtate, tu y tu perro feo, y descansa.
—Mi perro es hermoso.
—Lo único lindo de ese perro, es su nombre. —contestó el muchacho, son una sonrisa burlona, acercándose a Emma. Este, acarició con suavidad el brazo de ella, y besó la frente de la princesa con dulzura, para luego dejar la habitación.

*           *         *

— ¿Lo averiguaste?
—Príncipe Harry...
—Quiero que me digas ahora mismo quienes son los involucrados, si fue uno, dos, tres o veinte personas. No me importa, quiero a los responsables de haberle hecho eso a Emma.
—Nadie vio nada, alteza. Todos los alumnos se encontraban en clase en ese momento.
— ¿Todos? ¿Nadie vio nada?
—No, Príncipe.
—Busca los registros de asistencia de todo el Queens' Collage de hoy, y dime quien faltó a la última clase de ese día.
—Si, Su Señoría. —contestó Milfroyd.
—Quiero la expulsión inmediata del o los involucrados con este hecho. Además de que van a tener una denuncia judicial, por atentar contra el bienestar de un miembro de la familia real. —prosiguió el castaño. —Puedes retirarte.
—Con permiso. —dijo, para luego salir del cuarto de Harry.
— ¿Por qué tan molesto?
— ¿Podrías anunciarte antes de entrar a mi habitación?
—Lo lamento, lo lamento.
— ¿Qué quieres, Zayn?
— ¿Qué pasó hoy en la escuela? Todo el mundo habla y no entiendo nada.
—Busca en internet, está en todos lados.
—Quiero que tu me lo digas... Involucra a Emma, ¿no?
—Déjame en paz, Zayn.
— ¡Contéstame! ¡O se lo preguntaré a ella, ahora! —dijo el pelinegro, dándose la vuelta.
—Ni se te ocurra si quiera pensar en entrar a la habitación de ella.
— ¿Por qué no? Quiero hablar con ella.
— ¿Cómo te atreves a pensar en entrar a la habitación de una mujer casada? Que resulta ser la esposa de tu hermano. Eres un atrevido. Un maleducado.
— ¿Casada? Solo le has mentido al Estado y a la Iglesia, con tu matrimonio falso, donde quieres tanto a Emma, como a un mueble. —le dijo cortante el menor.
— ¡Tu no tienes idea la relación que tengo o no con mi mujer!
— ¡Déjate de idioteces, Harry! ¿Tu mujer? ¡Tu mujer fue solamente Chrystalle!
— ¿Has hablado de Chrystalle con Emma?
—Me preguntó quien era cuando la conoció en la inaguración del museo, pero, quédate tranquilo, no le dije a tu queridísima esposa, que saliste por tres años con la rubia hueca esa.
— Zayn...
— ¿Vas a decirme qué pasó con Emma? ¿O se lo pregunto yo?
—No vayas a molestarla, ella tiene que descansar ahora. Lo que pasó hoy, fue muy estresante. —dijo Harry. —siéntate y te lo cuento. —prosiguió el príncipe heredero, señalando el juego de sillones de la sala de estar de su recámara, mientras su hermano menor se sentaba en uno de ellos, y el mayor de los Windsor comenzaba con su relato.
— ¿Está bien, princesa?
—Así es. —contestó la muchacha, mientras caminaba hacia el salón principal, donde tomó el desayuno con la familia real, la cual estaba reacea a tocar el tema de lo sucedido ayer, hasta la reina evitó tocar el tema. Lo único que ingirió fue un poco de té, sin ningún acompañamiento, dando por finalizado su desayuno. Emma, caminó por los pasillos del palacio, luciendo un vestido corto con mangas largas de cuello redondo de color amarillo oscuro casi amarronado y zapatos de tacón cerrados rosa viejo . Mientras que su cabello castaño en sus característicos bucles sueltos caían suavemente sobre su rostro, y su maquillaje muy simple y natural. { http://www.polyvore.com/royalty/set?id=33027742 }
—Puede tomarse un descanso de dos o tres días antes de volver.
—Estoy bien de verdad, Zayn.
—De acuerdo, vamos. —respondió el pelinegro, poco convencido de la decisión de la morena.
— ¿Dónde estamos? ¿Y la universidad?
—Hoy vamos a cambiar un poco los planes. —contestó Zayn, mientras sonreía, tomando la mano de Emma, y colocándola alrededor de su brazo.

Dramma Queen - Capítulo 25


Dramma Queen
Capítulo 25


— ¿Lista princesa?
— ¡Ya casi! —gritó Emma, detrás de la puerta de su dormitorio, para luego de cinco minutos, salir ya cambiada, con una blusa de seda rosa con volados metida dentro de una pollera entubada floreada larga hasta por arriba de la rodilla y zapatos amarronados de tacón cerrados, para su primer día de clases. { http://www.polyvore.com/asian_inspiration/set?id=34081304 } Así, bajó las escaleras de mármol con barandales de hierro forjado, hasta el salón principal, donde se encontró con la Reina, el príncipe Zayn, el príncipe Harry y la servidumbre detrás de ellos, como siempre, ella llegaba después de todos.
—Está muy bonita, Alteza. ¿Está preparada para su primer día?
—Así es, Su majestad. Estoy un poco nerviosa.
—No se preocupe, todo va a ir bien. —dijo con una sonrisa la mujer.
— ¿A qué Collage de Cambidge va a asisitir, Alteza?
— Al Queens' Collage, ¿y usted príncipe?
—Al St. Johns Collage, lamentablemente. —contestó Zayn.
—Es bueno que le príncipe Harry vaya al mismo Collage que usted, princesa. —musitó la reina, con una sonrisa.
El desayuno continuó de igual manera, las charlas finalizaban y terminaban luego de que la reina lo dictaba, ya que era ella la que unía las conversaciones entre los miembros de su familia, a excepción de cuando Zayn y Emma hablaban animadamente, hasta que eran cortados por la reina o el príncipe. Luego del desayuno, el príncipe Zayn, subió a un helicóptero, mientras que el príncipe Harry y la princesa Emma, subieron a otro, el cual los dejaría en sus respectivos colegios. Luego de unos cuentos minutos, el helicóptero aterrizó en los jardines del Queens' Collage, donde todos los alumnos miraban expectantes la llegada de los príncipes. La seguridad no tardó en aparecer para alejar a la muchedumbre que se avalanzaba sobre el príncipe y la princesa, mientras estos caminaban hasta la secretaría, donde le darían sus programas y sus horarios.
— ¡Príncipe Harry!
— ¿Chrystalle?
—Buenos días, es tan bueno verte. —comentó la chica, sonriendo suavemente.
—Lo mismo digo, Chrystalle.
—Solo, Chrys. No seas tan formal conmigo. —le pidió la rubia, con educación.
—Emma, ¿te llevo hasta tu salón? —preguntó con educación Harry.
—Está bien, puedo ir sola. No te molestes. —comentó Emma, mientras le entregaba la sonrisa más falsa que podía a Harry, e ignoraba olímpicamente a la rubia, como ella lo había hecho con anterioridad.
— ¿Puedes ser más respetuosa con ella?
— ¿Yo? ¿Qué he hecho?
—Hacerla sentir incómoda. —respondió el chico, mirando a la rubia fijamente. —Recuerda que merece respeto ante todo, es la princesa de este país.
—Si, lo sé... Tiene un título que no le pertenece, y tu lo sabes Harry.
—Chrystalle... ¿Podríamos no hablar de esto? —le pidió el chico, mientras caminaba al lado de la chica, para entrar a su clase.
—Sabes que tengo razón, Harry. —dijo ella, colgándose de su brazo, y caminando junto a el. —Tú ibas a pedirme casamiento, ¿lo recuerdas?
—Si, pero no lo hice, porque tú te fuiste a Sidney. ¿Lo recuerdas?
— ¿Ahora es mi culpa?
—Te vas dos años del país, y vuelves y reclamas... ¿Qué? ¿Con qué derecho reclamas algo, Chrystalle?
—Eres muy importante para mi, lo fuiste, y lo eres y sé que lo vas a seguir siendo. Siempre pienso en ti, desde que me levanto hasta que me acuesto. Eres muy especial, Harry.
—Permiso, Chrystalle, debo ir a mi clase. —contestó el muchacho, ignorando a la rubia, y dirigiéndose hacia su primera clase: Teoría Microeconómica.
Por otro lado Emma se encontraba entrando al salón donde su primera clase comenzaba, y lamentablemente, el docente ya se encontraba dando clases.
—Buenos días, profesor. Lamento el retraso, es que me perdí. —dijo Emma, avergonzada.
— ¿Se perdió?
—Soy nueva en la universidad. —explicó la castaña.
— ¿Nombre?
—Emma Habsburgo-Lorena.
— ¿Princesa? —indagó el hombre con una sonrisa.
—Así es, lamento el retraso.
—Pase, por favor. —comentó el hombre, haciendo una reverencia ante la muchacha. —Es un honor que asista a mi clase.
—Muchas gracias, profesor.
—Pase, tome asiento. —dijo el hombre, mientras Emma se sentaba en el quinto banco, de la segunda fila, a lo que todas las miradas del alumnado se posaron en ella.
La clase comenzó, el profesor Liary impartía la materia de Historia Medieval. El profesor explicó en general a lo que se llama "edad media" para luego centrarse en la raíz de la materia y comenzar a explicar la división del imperio romano y sus factores históricos. Las dos horas de clase pasaron, para que luego el timbre tocara y todos los alumnos salían a un receso. Emma tomó sus cosas y se dirigió al campus de la Universidad, donde caminó tranquilamente hasta llegar a un rincón de este, y comenzó a pasar en limpio algunas de sus anotaciones en clase. Pasó el primer receso de clase, completamente sola, hasta que la nueva clase comenzó y así, pasó el primer día, entre clase y clase, sin socializar con nadie. En el último receso, donde ya se hacían las cuatro y media de la tarde, y el sol se encontraba en el último peldaño del cielo, Emma se fue hacia el rincón del campus donde pasó el tiempo en los últimos recreos.
— Princesa...
— ¿Si? —preguntó la muchacha, levantando la mirada y encontrándose con siete u ocho chicas, paradas frente a ella.
—Somos la asociación estudiantil de Queens' Collage.
—Un gusto. —dijo Emma, parándose del piso, y colocándose frente a ellas.
—Un gusto, nuevamente, princesa. —la saludó Chrystalle, con una sonrisa burlona en el rostro. —Soy Chrystalle Lawrece, pero... Ya me conoce, soy una amiga íntima de Harry. —dijo esta, con gracia, mientras todas las muchachas detrás de ella, reían sin más. —Soy la presidenta del cuerpo estudiantil del Collage.
—Un gusto, tu... Ya me conoces, así que... Para qué presentarme.
—Por supuesto, princesa. ¿Quién en este país no la conoce? —dijo con ironía. —Queríamos invitarla a una reunión del comité de la escuela, ya que usted es una persona tan importante.
—Me encantaría, pero... Tengo que ir a la biblioteca.
—Por favor, alteza. Sería un honor para la escuela que usted sea miembro de nosotros.
—Emm... —soltó Emma, pensando un segundo. —De acuerdo, me encantaría. —contestó con una sonrisa inocente la chica, mientras las demás muchachas la guiaban hasta donde iba a ser la reunión. Dentro del Collage, en una habitación pequeña, donde anteriormente era un salón, ahora en desuso, se colocaron las chicas, mientras las luces se encontraban tenues, y la visibilidad era casi nula.
— ¿Señorita Chrystalle? ¿Está allí? —inquirió Emma, cuando no sintió más la presencia de las otras muchachas. — ¿Chicas? ¿Están allí? —volvió a preguntar, pero, no hubo respuesta. Y antes de que pueda volver a preguntar, sintió como algo húmedo y frío caía sobre ella, cubríendola de cuerpo entero, mientras que unas manos se posaban sobre ella, y quitaban rápidamente todo lo que tenía puesto, colocándole una venda en los ojos y atándola fuertemente de los brazos.
— ¡Ayuda! ¡Ayuda! —gritaba insesantemente Emma, pero nadie venía a su auxilio. Las chicas del comité, guiadas por Chrystalle, la llevaron hasta el centro del campus de la universidad, mientras todos los alumnos se encontraban en clase, atándola al busto de la primera fundadora de la Universidad. Emma se encontraba en ropa interior, bañada en pintura roja, verde y azul, con los ojos vendados y sus manos y pies atados, completamente despojada en plena universidad, con un cartel sobre sus piernas.
Luego de pasados quince minutos, las clases finalizaron, haciendo que todos los alumnos de la facultad salieran de sus respectivos salones, para encontrarse con un espectáculo en el medio del patio.
Llegando al centro de la facultad, el príncipe Harry se chocó con toda la muchedumbre amontonada en el campus, y sorprendido ante esto, trató de pasar entre la masa de personas para llegar al helicóptero y así, llegar lo más pronto posible al palacio, pero allí escuchó los murmullos de los estudiantes de Cambridge.
— ¿Es la princesa?
— ¿La princesa de Austro-Hungría? —preguntó otra chica, mientras Harry comenzó a exasperarse, abriéndose paso hasta llegar al centro del embrollo, y la vio a Emma, la cual se encontraba atada y gritando, pidiendo ayuda. El muchacho, desesperado, corrió hacia ella, quitándole el cartel que tenía encima el cual decía "Bienvenida a Cambridge, Su Alteza". Le destapó los ojos y la desató del busto en el que estaba, mientras se quitaba el saco y con delicadeza se lo ponía encima para cubrir su cuerpo. La muchacha, con los ojos rojos, y llorando a más no poder, se aferró del castaño con fuerza, mientras el la alzaba y la apretaba contra su pecho.
—Shh... No llores. —susurró Harry, caminando entre la muchedumbre, la cual seguía filmando y tomando fotos. —Por favor, no llores. —le pidió con dulzura, conteniendo la rabia ante los hechos. —Todo va a estar bien. —le aseguró, pasando por el puente que conducía hacia el patio lateral donde el helicóptero se encontraba. La seguridad cubrió a los príncipes, los cuales subieron al transporte aéreo, rumbo al palacio.