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sábado, 23 de marzo de 2013

Dramma Queen - Capitulo 22



Dramma Queen
Capitulo 22

—Once kilos más de los que debería.
—Es que, amo el pato que cocina Marcus.
—Princesa, la imagen y la educación es lo primordial de alguien miembro de la familia real. Y más aún, de la princesa heredera.
Luego de que Allison dijera aquello y se retirara junto con las empleadas, Emma se quedó allí, colocándose sus zapatos. Frente al espejo, podía observar su cabello perfectamente peinado, con sus bucles cayendo en cascada por su espalda y hombros. Su maquillaje pulcro y sus ojos bien enmarcados. Vestía un vestido corto entallado rosa claro con detalles floreados violeta, un saco largo blanco y zapatos de tacón a composé. { http://www.polyvore.com/brunch/set?id=43068183 }
Para los ojos de cualquiera, Emma estaba completamente hermosa, radiante, perfecta. Pero ella, comenzó a verse realmente como era, o como ella se imaginaba. Las imperfecciones se hacían notar ante sus ojos, mientras que pensaba en el prototipo de la princesa perfecta, y cual lejos ella estaba de él.
Vio que el vestido le quedaba chico, debido a que era un número menos del que estaba acostumbrada, y como su cuerpo estaba más obeso de lo que recordó la última vez. Su cuerpo, era mucho más ancho y grande de lo que era anteriormente. Sus piernas, sus brazos, su pansa, su espalda, sus hombros, su cara... Todo era mucho más regordete que antes, y eso la sobresaltó un poco. Ella no era más que una princesa ordinaria, que estaba allí solo porque su abuelo era el emperador, solo porque su bisabuelo había reinado en Austro-Hungría.
Sin dejar de pensar en la horrible imagen que el espejo le brindaba, salió de su habitación, rumbo hacia el comedor, donde la Reina, y ambos príncipes la esperaban para la cena. Allí, en el salón principal, con la mesa decorada como de costumbre, se hallaban los ya mencionados, y tres personas más, a las que Emma solo pudo reconocer a una. Allí, la perfección rencarnó en una persona, y Chrystalle apareció, con su pelo lacio, largo y rubio radiante, mientras que su mirada de cielo se posaba con desdén sobre Emma. Esta, se sentó junto a su esposo, quien ni siquiera le brindó una mirada, solo una pequeña de refilón, cuando tomó asiento a su lado.
—Lamento el retrazo, alteza. —dijo hacia la Reina.
—Está bien, princesa. Nadie le avisó este abrupto cambio de horario. —justificó la reina, sonriendo suavemente. —Quiero presentarle a unos amigos de la familia. Ellos son Christian Lawrence, su esposa Ángela y su querida hija, Chrystalle.
—Es un honor conocerla, alteza. —dijo el hombre, inclinando la cabeza levemente.
—Mucho gusto, señor Lawrence.
Luego de aquella cortés presentación, la cena comenzó. Emma ni siquiera probó bocado de la sopa, y en el segundo plato, que era hígado de pato, su favorito, tampoco lo probó, alegando que no se sentía muy bien. Así, las conversaciones comenzaron más fluídas, pero, sin dejar de ser formales.
—Recuerda, príncipe, ese último viaje que hicimos a la Isla de Pascua.
—Así es, señorita. Fue bastante gratificante, uno de los lugares más bonitos que he conocido, sin duda.
—Lo sé, tomó tantas fotografías ese día. Fue una tarde encantadora, y más que nada, en su compañía. —al decir aquello la rubia le sonrió abiertamente, sonrisa medianamente correspondida por el muchacho.
— ¿La isla de Pascua? ¿Hay allí centros comerciales?
—No, es un centro natural y cultural, alteza. —contestó la reina.
—Entonces ¿qué hacía allí señorita Lawrence? Usted es más cercana a la ropa de alta costura que a una playa o bosque.
—Lo sé, pero, fue una experiencia muy gratificante. —respondió ella, con una sonrisa falsa hacia Zayn. —Lo que pasa, príncipe, es que algunas mujeres nacemos como estrellas, y otras, estrelladas. —comentó con malicia, mirando a Emma, la cual bajó la mirada.
—Creo, y lamento estar en desacuerdo con usted, que no hay mujer en este planeta que no haya nacido estrella. Todas son hermosas, de maneras diferentes. Pero, con el simple hecho de ser mujer, ya una es perfecta. —dijo Harry, con una sonrisa.
—Estoy completamente de acuerdo. —dijo el señor Lawrence, sonriendo jocoso.
—Una mujer nace hermosa solo por ser mujer... La belleza es algo que se construye, no con algo que se nace.
—Hay diferentes estándares de belleza. —le contestó esta vez, Zayn. —está la plástica y vacía, la cual se basa en peluquería, ropa costosa y maquillaje, que muchas mujeres hoy poseen, que seguramente está acostumbrada a ver, señorita, y también está esa belleza especial y natural, que hace a una mujer única, y no una repetición de otra, como usted princesa, debe conocer. —prosiguió, sonriéndole a Emma, la cual correspondió a su sonrisa.
— ¿Lo dice por alguien en particular?
—No, absolutamente por todas en general, príncipe Harry. —le dijo, mirándolo fríamente al muchacho, que correspondió al instante con su mirada.
La cena finalizó, dando lugar al café que la Reina siempre ofrecia a sus invitados luego de la deliciosa comida, donde Emma siguió sin probar bocado, solamente ingiriendo la taza de café, y nada más. Los comensales se retiraron del palacio, mientras que los habitantes de allí se retiraron cada uno a sus habitaciones.
Emma y Harry partieron a la sala este, donde sus respectivos cuartos se encontraban, acompañados por la institutríz Allison, y el mayordomo Milfoyd. Cuando llegaron a sus cuartos, los cuales, estaban enfrentados, Harry habló.
— ¿Estás bien?
— ¿Eh? —preguntó la chica, fuera de este mundo.
—Si estás bien, te pregunto. Como no has comido nada, y has dicho que te dolía el estómago.
—Si, si... Ya se me va a pasar. Gracias. —dijo Emma sonriendo, y haciendo un inclinamiento de cabeza hacia el veinteañero, para luego entrar a su habitación.
— ¿Está bien, princesa?
—Si, Allison. Perfectamente. —contestó ella, con el pijama puesto y entrando a la cama cálida y acojedora.
—Buenas noches, Su Señoría.
—Buenas noches, Alli.

*         *       *

— ¿Debería ver si se encuentra bien?
—Ella le ha dicho que se encontraba bien, Su Majestad.
—No lo sé, Milfroyd. Sé que la cena no fue lo más placentero para ella, además, se sentía indispuesta.
—Si usted lo desea, puedo hablar con su institutríz para que lo deje pasar al cuarto de la princesa. Pero, creo que ella ya está dormida.
—No, no la molestes. Deja que ella descanse.
—Señor... —comenzó el hombre regordete, para luego callar.
—Dime, Milfroyd.
—El regreso de la señorita Chrystalle... ¿Cambia sus planes de matrimonio con la princesa?
—Estoy casado ya, Milfroyd. —contestó el muchacho, sentándose en un sillón de su habitación.
—Lo sé, príncipe, pero... Usted sabe que el divorcio sería una opción...
—No estoy dispuesto a repetir los crueles e insensatos errores de mi padre. Tomé una decisión al casarme con Emma, y la voy a respetar.
— ¿Y la princesa?
—Y la princesa, ¿qué?
— ¿Qué piensa ella con respecto al matrimonio? Recuerde alteza, que ella aceptó el casamiento solo si le brindaban apoyo económico y el regreso de la corona austro-húngara.
—Lo sé, Milfroyd, pero... ¿Crees que ella piensa en el divorcio?
—No lo sé, alteza.
—El problema no radica en Emma. Ella es una persona muy transparente, clara y dulce, pero...
— ¿Pero?
—Zayn juega el juego del bufón del reino, pero, es más inteligente de lo que parece, él, no lo sé.. —finalizó el muchacho, frunciendo el ceño y apretando sus dedos contra su entrecejo.
— ¿Qué sucede con el príncipe Zayn, Alteza?
—Creo que... No, no lo creo. Lo afirmo. —se contradijo el veinteañero. —El tiene sentimientos hacia la princesa.
— ¿Hacia su hermana política? —preguntó, un tanto sorprendido el hombre.
—Así es, y si ella corresponde a estos sentimientos, creo que la que va a plantear las ideas de divorcio sería ella.
—Veo muy difícil que la princesa sea capaz de tal atrocidad, pero, el príncipe Zayn, en otra mano...
—Lo sé, él ya lo está intentando desde ahora, o tal vez, desde antes que yo me comprometiera con Emma.
— ¿Se enamoró de ella cuando estuvo en Argentina? Digo, su majestad, el príncipe Zayn estuvo alrededor de cinco o seis meses en el país, y conoció a la princesa en su estancia allí, tal vez, desarrolló sentimientos hacia ella.
—Emma representa para el la belleza especial y natural. Emma es única para el. —dijo Harry, con veneno en la voz. — ¿Qué significa Zayn para ella?
—Los he visto juntos en el palacio en varias ocasiones, alteza. Y... Fémina, una de las empleadas encargadas de la princesa, me comentó que los vió en el jardín real, muy cerca a ambos.
— ¿Cerca?
—Que el príncipe Zayn, tenía a la princesa tomada de la cintura.
—Milfroyd, quiero que vigiles a Emma, pero más que nada, a Zayn. Quiero saber cuan lejos va esa atracción loca que siente por mi esposa. Averígualo, y me informas de inmediato.
—Si, Su Señoría.

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