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domingo, 17 de marzo de 2013

Dramma Queen - Capitulo 12



Dramma Queen
Capitulo 12


"—Y es así como la princesa Austro-Húngara arriba al Reino Británico acompañada de el Príncipe Zayn de Edimburgo, rumbo al Palacio de Bickingham, donde la Reina Elizabeth II y el Príncipe Heredero Harry de Gales la esperan. Según se ha comentado con anterioridad, los rumores de un compromiso entre la Princesa de Austria-Hungría y el príncipe de Reino Unido cada vez son más escuchados, pero... Lo que no se sabe es con cual de los dos príncipes sería, pero, al verla de la mano con el príncipe Zayn podríamos sospechar con cual de los dos es. Soy Mandy Riley, en directo de la BBC.—" 
— ¿Podría ser más molesto esto?
—Si, podría. En cuanto anuncien el casamiento con Harry, va a ser todavía más molesto. Pero tu lo decidiste así, ahora, no te quejes.
— ¿Por qué me hablas así?
—Es solamente la verdad, tu lo elegiste, Emma. —le contestó el muchacho, mientras la chica estaba siendo ayudada por una de las peluqueras.
Emma llevaba un vestido color negro entubado sin mangas, unos zapatos de tacón a composé y la joyería dorada, su maquillaje era suave y el cabello suelto en bucles cayendo en cascada. { http://www.polyvore.com/airplanes/set?id=48118076 }
— ¿Lista?
—Así es. —contestó la castaña. Al salir, se encontraron con cientos de reporteros tomando fotos y haciendo miles de preguntas en español, inglés, francés, italiano e idiomas que Emma ni siquiera sabía que existían. Así, la muchacha, con ayuda del príncipe y de la seguridad, llegaron a la limusina, y luego de veinte minutos, entraron a la recidencia Real. Los empleados, colocados en dos filas a los costados de la calle, hicieron una reverencia al encontrarse con los príncipes, los cuales contestaron educadamente, y allí, en las puertas reales, la Reina de Inglaterra y el príncipe heredero, vestido como si de una fiesta se tratase, se encontraban parados delante de ellos.
—Bienvenida, Princesa. Es un placer tenerla en la Casa Real de la familia del Reino Británico. Sea bienvenida.
—Muchísimas gracias, Su Majestad Real. —contestó la chica, con una sonrisa y una reverencia.
—Pasa, princesa. —le indicó la mujer, y la chica, observó de refilón a Harry, el cual la miraba de manera fría y distante, muy distinto de como la observó la última vez en Buenos Aires.
Allí, un hall de unas dimenciones impresionantes se encontraba delante de los ojos de la princesa. Caminaron, hasta un salón decorado con lámparas de vidrio de más de cincuenta kilos, los pisos de mármol brillantes y las paredes de madera pintadas con colores claros y vivos. Allí, la Reina tomó asiento en un sillón grande, y frente a este, una pequeña mesita baja, donde una muchacha estaba sirviendo el té. Al costado de el sillón de la reina había otros dos, y frente a este, otro más. El príncipe Harry se sentó en el lado derecho, y Zayn frente a este, mientras que la princesa, por orden de la Reina, se colocó al lado del príncipe Harry.
—Príncipe Harry, Princesa Emma. Quiero preguntarles si les parece bien que anunciemos su compromismo ante los medios, en un comunicado real.
—Lo que usted crea más conveniente, Su Alteza.
— ¿Y usted princesa? ¿Qué dice?
—Cla... Claro, Su Majestad. —contestó la chica, dudando un poco ante su respuesta, pero, segura de ella.
—Entonces, Danclep, llame a una conferencia Real, con los medios más destacados del reino, y los más importantes del mundo. Tenemos que comunicar la unión del Reino Británico y el Imperio Austro-Húngaro. —dijo la Reina, con una sonrisa, mientras el empleado asentía y sin darle la espalda a Sus Majestades, se retiró a hacer lo que la Reina le había ordenado.
—Este es un acontecimiento muy importante, así que príncipe vaya a prepararse para la conferencia, y vístase como corresponde. Usted, princesa. Va a ser presentada oficialmente ante la sociedad real el día de su boda. No se preocupe, el príncipe Harry se va a ocuapar del asunto de la conferencia.
—Si, Alteza. —respondió el príncipe poniéndose de pie, y saludando en una reverencia a la Reina, el príncipe y su prometida.
Luego de aquello, cada uno se retiró a su habitación. La designada por la princesa se encontraba en el ala norte, donde en una habitación inmensa decorada de pisos de mármol blanco, paredes iguales con guardas y detalles barrocos de color dorado eran habitados por la futura Reina del país. Al entrar por las dos puertas de más de cinco metros de altura, había un recibidor, con una pequeña mesa, sillas y dos sillones pequeños. Luego una puerta llevaba al dormitorio de Su Majestad, donde una cama de más de cinco metros, con sábanas egipcias y velos de tul corriendo de los dos lados de la cama, se encontraban perfectamente instalados. Frente a esta, un televisor de plasma de más de 42' y un dvd, y al costado de este, un equipo de música. Un sillón pequeño en los pies de la cama, y al costado, unos tres sillones con una pequeña mesa ratona. En el lado derecho de la habitación, había una puerta doble hoja, donde se hayaba el armario de la princesa y al otro lado, una puerta que llevaba al gran baño real.
—Esto es precioso. —dijo la muchacha, mientras miraba absorta su nueva habitación.
—Princesa, quiero informarle que solamente puede estar aquí por el día, a la noche, se llevará a Su Señoría, a la mejor habitación del mejor hotel del país.
— ¿Por qué?
—Solo los miembros de la familia real, y los empleados reales pueden habitar el palacio. Cuando se case con el príncipe Harry este cuarto será oficialmente suyo, Señoría.
—Gracias. —contestó ella, haciendo una reverencia.
—Pase, señora. —dijo la mujer, mientras una chica, de unos veinticinco años o un poco más, atravesaba las puertas de la habitación. —Princesa Emma, quiero presentarle a la institutríz Allison Hollycon. Ella va a ser la encargada de su educación, tanto en los ámbitos reales británicos, como en los ámbitos imperiales Austro-Húngaros.
—Es un honor conocerla, Princesa. —dijo la joven, inclinando su cabeza ante la muchacha.
—Un gusto, Allison. —dijo Emma, con una sonrisa.
— ¿Quiere comenzar ahora con sus clases, Su Señoría?
—Estoy bastante cansada, pero... ¿Qué haríamos ahora?
—Empecemos con el programa de estudio, nada estresante. Princesa.
—De acuerdo. —contestó la chica, mientras ambas mujeres iban hasta la habitación de la princesa.
Comenzaron a dividir las clases y los días de este. Luego de estar repasando sus horarios, al menos una hora o más. Emma cortó lo que la institutríz decía.
—Señorita Allison, ¿podría prender la televisión?
—Ahora no, luego. Princesa.
—Es que el Príncipe Harry, va a dar la conferencia de prensa.
—Está bien, Señoría. —accedió la mujer, mientras la adolescente prendía el televisor.
"—Antes que nada, quiero agradecerles a las personas de la prensa, por haber atendido al palacio en cuanto La Familia Real los solisitó. Y luego, paso a decir el comunicado de la familia Real. Yo, Harry Arthur David Alexander príncipe de Gales, y primer sucesor al trono del Reino de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, anuncio ante la presa nacional e internacional, mi compromiso con Emma Ana Sicilia Isabel Habsburgo-Lorena, princesa heredera al trono del Imperio de Austro-Hungría. El casamiento se llevará a cabo el cuarto sábado del mes de septiembre, en La Iglesia colegiata de San Pedro de Westminster. Muchas gracias. —" Dijo el príncipe, con su tono serio, pero calmado, y finalizandolo con una sonrisa. Los periodistas comenzaron a hacer una pregunta detrás de la otra, pero, ninguna fue contestada por el muchacho, el cual, bajó del estrado, y salió por el ala derecha, seguido por su seguridad.
— Falta solamente una semana para el casamiento. —dijo Emma, con la boca seca.
—En realidad, señorita. Faltan cinco días. Estamos a lunes, Majestad.
— ¡Oh por dios! ¡¿Se volvió loco?! ¡¿Cómo va a ser tan pronto?!
—Cálmese, Alteza. No se desespere, primero: tranquilicesé.
—Listo, me calmé. —contestó Emma, para nada calmada.
—Segundo, vaya a hablar, tranquilamente, con el príncipe.
—Ok, voy para allá. —dijo Emma, parándose de la cama, colocándose los zapatos y corriendo en busca del príncipe. Caminó hasta el ala oeste, donde las conferencias de prensa reales se llevaban a cabo. Y efectivamente, el príncipe se encontraba allí, caminando y hablando con uno de los efectivos de seguridad.
— ¿Cinco días? ¿Solo cinco días? ¡¿Estás loco?!
—Princesa, en primera instancia. Deje de gritar, y menos a mi persona, y en segundo, ¿podríamos hablar en un lugar más privado?
—Ok. —contestó ella, a regañadientes. Los dos, se dirigieron a una estancia amoeblada con lujo, pero deshabitada, y allí, los dos príncipes entraron sin más.
—Ahora si, ¿qué la aqueja Señoria?
—¿Qué me aqueja? ¡¿Qué me aqueja?!
—Hable, no grite.
— ¡Deja de decirme eso! ¡¿Cómo que nos casamos en cinco días?!
— ¡Así es! ¡Así que prepara el vestido de novia! —gritó el príncipe, saliendo de la habitación y dejando con la palabra en la boca a la muchacha, ella, asombrada, se quedo sin palabras, pero luego de reaccionar, salió de la habitación y lo tomó del brazo con fuerza.
— ¡No me gristes!
— ¡Tu no me grites a mi!
— ¡Eres un completo desconciderado! ¡Maleducado! ¡Pepotente! ¡Egocéntrico!
— ¡¿Quiéres dejar de gritarme?! ¡Princesa Cenicienta!
— ¡¿Me has llamado Cenicienta?!
— ¡Así es! ¡Molesta!
— ¡Tú, príncipe de pacotilla! ¡Eres un maldito! —dijo ella, pegándole en el hombro.
— ¿Te atreves a levantarle la mano al príncipe de Inglaterra?
—Vuelve a llamarme cenicienta, y no solo la mano, te daré una patada que te voy a mandar al otro lado del palacio. —dijo ella, caminando por donde había venido, hasta su habitación. — ¡Idiota! —le gritó, dándose vuelta, para luego apresurar su paso hasta su cuarto nuevamente.

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