El precio de la elegancia
Capítulo 9
Salió
de la carpa cuando todo el mundo estaba haciendo los preparativos de
la cena. Unos cocinando, otros prendiendo el fuego y otros más,
haciendo las mesas de troncos. Ella, con una pollera entubada blanca
con detalles cítricos, una blusa sin mangas amarilla, al igual que
el bolso que colgaba de su mano con sus utensillos básicos de
"supervivencia", y un blazer descansando pasivamente en sus
hombros. {
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}
— ¿Se
encuentra bien? —pregunta Jason, mirándola desde su costado, esta
solamente asiente en silencio. —Entonces... tome. —dice,
entregándole un cuchillo y una cebolla.
—
¿Perdón?
—Debe
ayudar a la cocina si quiere comer.
—Deje,
mejor paso.
— ¿No
va a comer nada, Srta. Rockefeller?
— ¿Cuánto
dura el campamento? —le pregunta, sentándose en el baúl en el que
estuvo anteriormente.
—Una
semana.
—He
pasado más tiempo sin comer, no se preocupe. —le contesta, con una
sonrisa ladeada.
— ¿Más
de una semana? —pregunta horrorizado el muchacho.
—Si,
y no se preocupe... Si siento que me desmayo, me como un quesito
enlatado. —le dice ella, mostrándole una de las latas.
—Pele
las cebollas y puede comer.
—Comida
de plebeyo... Prefiero mi queso enlatado, importado de Francia.
—Es
tan... —dice este, dejando el cuchillo con la cebolla sobre el
baúl, y dándose la vuelta para ir a la cocina.
Todos
los preparativos de la cena, y también de la noche, donde las carpas
fueron bien instaladas y la leña para que el fogón dure toda la
noche, terminaron alrededor de las nueve de la noche, dónde el gran
tablón de la mesa se extendía dejando a los diecinueve alumnos
sentados, mientras que Elizabeth se encontraba sentada en un
montículo de tierra, mirando hacia el paisaje, donde se podía ver
el Río Hudson bajo el brillo centellante de la luna.
—Tome.
—musita una voz a su lado, entregándole untazón con una cuchara,
con estofado de arroz.
—Gracias...
Pero paso.
— ¿Va
a morirse de hambre?
—Ya
le dije que he estado más tiempo que una semana sin comer, puedo
recistirlo.
—Si,
pero no con la actividad física que vamos a realizar todos estos
días, y no voy a cargarla en mi espalda cada vez que caminemos. —le
dice este, dejando el plato de comida a su lado. —Coma. —le dice,
para luego salir de allí, en camino a las mesas.
—El
toque de queda es en una hora, pero ya terminamos todo así que el
que quiera, puede irse a dormir. —dice Jason, a todos los alumnos,
algunos, unos cuatro se fueron a sus carpas, mientras que los otros
se dispersaron en grupitos. Elizabeth, cansada de la tediosidad de
ese campamento, y el no tener a Holly no ayudaba para nada, se
dirigió a su carpa, donde explícitamente pidió estar sola, cosa
que, gracias a dios, aceptaron.
Se
quitó la ropa y se colocó un camisón rosado, se ató el pelo con
un moño y se colocó unas pantuflas en los pies, junto con una bata
del mismo color cayendo por sus hombros. Tenía que ir al baño, así
que, muy a su pesar, volvió a salir de su carpa. {
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}
Obviamente,
el sexo masculino no tardó en hacer contacto visual con sus largas,
esveltas y desnudas piernas, ya que se encontraba en camisón, y
esta, más ligero, se encaminó hasta dónde estaba Jason.
— ¿Dónde
está el tocador? —pregunta ella, mirándolo solo a él, e
ignorando las babosas miradas de todos.
—
¿Tocador?
—pregunta con una sonrisa ladeada, tentándose a escaparse una
risa.
—Si,
¿dónde está?
—La
letrina querrá decir. —le corrije él, haciendo que el rostro de
ella quede más blanco que él papel. —Por acá. —le dice él,
poniéndose de pie y caminando hacia por adentro del bosque.
—Oh
por dios, ¿por qué mis padres me odian tanto? ¿Para qué tuvieron
una hija si la iban a tratar así? —preguntaba ella, al borde del
llanto.
—No
me diga que la todopoderosa Elizabeth Rockefeller, va a llorar porque
tiene que ir al baño en una letrina.
—Cierra
la boca, plebeyo. Tu estás acostumbrado, en cambio yo...
—Aquí
es. —dice, y allí, atada con una soga entre dos árboles, había
una sábana negra.
—
¿Perdón?
—No
habrá creído que trajimos un sanitario entre nuestras cosas,
¿verdad?
—Annus
horribilis. Sin duda alguna. —dice ella, caminando hasta pasar al
otro lado de la sábana. —Si me dejas aquí, voy a matarte. —le
dice ella, haciendo reír al muchacho. —Aléjate.
—Dijiste
que si te dejaba me matabas.
—No
te vayas muy lejos, pero vete un poco. —le dijo esta, y mientras
reía por lo bajo, el muchacho seguía sus indicaciones.
— ¿Listo?
—Si.
—contestó de mala gana, mientras se acomodaba la bata en los
hombros.
— ¿Quiere
revolucionar a toda mi tropa vestida así? —le pregunta, viendo el
escote de su pijama, el cual, se corrió cuando fue al baño, y
estaba más abajo de lo que en realidad era. Esta, se mira el busto,
y rápidamente se acomoda.
—Pervertido.
—musita, caminando más rápido.
—Hasta
mañana, Srta. Rockefeller. —la saluda, y esta, ignorándolo se
mete dentro de la carpa, haciendole a él, soltar una risotada.
jajajajajaj siguelaaaaa me encanta la trama!!!! sos muy especial!!! jajajaj Dann me encanta como escribes... comparado con otras novelas sos un lujo... siguela plisss y DRAMMA QUENN tambien, no te olvides de esa que me encanta y harry y zayn DIOS!!!! ESTOY EN EL CIELO. besososososo TE KERO MUSHOSAMENTE!!!! ♥ BYE!
ResponderEliminarjajajjaa muchisimas gracias soffi c: si ahora subo dramma queen, es que no pude actualizar las dos & salí corriendo & we :p AH!!! te sigo en twitter, sabes que no lo uso & si lo uso soy muy mala ? entonces nunca entro a las menciones & ayer se me dio xd & lei tu comentaario! gracias & te sigo, obvio c:
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