Dramma Queen
Capítulo 32
Vestida
con un vestido corto blanco con detalles en negro, una chaqueta
blanca con detalles igual que el vestido y zapatos de tacón tipo
bota cerrados color beige. Maquillaje al natural y el cabello
recogido, Emma caminaba a paso firme en el Palacio Westminster, donde
una junta muy importante, se iba a realizar ese día. {
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Seis
de los encargados del departamento de educación de Reino Unido, se
encontraban sentados, tres enfrente de los otros tres, en una mesa
rectángular, en una de las habitaciones del castillo. Emma apareció
ante ellos, y acto seguido, los seis se pararon, saludando a la
recién llegada.
—Es
un placer tenerla aquí, Su Majestad. —dijo, el responsable
principal de los seis, el ministro Nicholas Gibb.
—Muchísimas
gracias, Ministro. —contestó Emma, mientras saludaba a todos los
allí presentes, y, con ayuda de Allison, se sentaba en la silla de
la punta de aquella mesa.
—Estábamos
realmente sorprendidos de que usted quiera participar del
departamento de educación.
— ¿Por
qué? —le preguntó Emma, Hill of Oareford, el Lord del parlamento.
—No
me malinterprete, por favor, Su Majestad. Es que... Es extraño que
las princesas recién casadas, o mejor dicho, las princesas en
general, tomen partido a tan temprana edad de las cuestiones
administrativas del país, o que tomen partido en cuestiones políticas en general.
—No,
no lo mal interpreto, milord. Y es bueno causar esa sorpresa ante
todos. Pero, ese no es el fin por el que estoy aquí.
— ¿Y
le podría preguntar cual es, Princesa?
— ¿Usted
es?
—Sarah
Teather, Ministra de Estado para los niños y familias.
—Un
gusto. —dijo con una sonrisa Emma, tal cual se lo había enseñado
la noche anterior Harry. —Todo el país, y el mundo entero, está
cuestionando la educación del Reino Unido, debido a los problemas
con los estudiantes universitarios, y quiero que encontremos una
solución para esto.
— ¿Y
cómo piensa resolverlo, Alteza? Hon Michael Gove, Secretario de
Estado por la educación. —se presentó, antes que ella preguntase
su nombre.
—Un
gusto, señor Gove. El por qué estoy acá es algo sencillo, quiero
cambiar algo muy básico del sistema de educación británico.
— ¿Y
eso sería...? —preguntó Nicholas.
—La
educación es obligatoria hasta la secundaria, dónde hay escuelas
públicas como privadas, pero, si uno quiere seguir estudiando una
carrera de grado, si o si, debe pagar una universidad privada, donde
la colegiatura es alarmantemente alta, y las becas escasas.
—Pero
ese es un problema de cada universidad, princesa.
—Como
Estado nosotros debemos regularlo. Así que la mejor manera de
rugularlo, sería dar una solución desde el Estado mismo.
— ¿En
qué está pensando? —preguntó desconcertada la única mujer del
ministerio.
—En
brindar más opciones a los jovenes universitarios. Que tengan la
oportunidad de elegir si quieren ir a una escuela pública o privada.
Que el no tener recursos económicos no sea un factor que intervenga
en el estudio, y así, que todos tengan las mismas oportunidades.
—Princesa,
con todo respeto, pero en todos los países del mundo la educación
terciaria es opcional, y como tal, privada.
—No
en todos los países. ¿Señor...?
—Tim
Loughton, Sub-Secretario del Parlamento de Estado por los niños y
las familias.
—Un
gusto, pero déjeme contradecirlo. No en todos los países es
privado, en la Argentina, país donde nací, hay escuelas públicas,
de acceso a todos aquellos que quieran seguir estudiando cualquier
carrera, con solamente dos condiciones. Haber terminado la escuela
secundaria, y pasar un examen de ingreso.
—Lo
entiendo, princesa. Pero el costo que sería mantener una institución
de las magnitudes que usted se está imaginando... sería altísimo.
—Entonces,
cobraremos impuestos a las escuelas privadas.
— ¿Cómo?
—Si,
la colegiatura de las universidades más prestigiosas del país son
altísimas, y, creo que no quedarían debastadas ante los impuestos
para la creación de una nueva escuela.
— ¿Y
el mantenimiento?
—Como
debe ser, lo llevaría a cabo el Estado. —contestó Emma, ante
todas las objeciones de los presentes. —¿Quién se ocupa de la
contrucción de la institución? —inquirió Emma, con una sonrisa.
*
* *
— ¿Les
dijiste todo eso?
—Así
es.
—Eres
increible, enana.
— ¡Ey!
¿Quién es enana?
—Tú.
Eres fabulosa. ¿Cómo les vas a tirar todo eso en la cara al
departamento de educación?
—No
lo sé, es que... Ellos a cada cosa que decía me llevaban la contra,
Harry.
—Por
supuesto, la mayoría tiene convenios con las universidades. ¿Qué
esperabas? ¿Qué te traten entre algodones?
—Lo
sé, pero... Estoy emocionada, ya encontré el lugar.
— ¿Y
en donde es? —preguntó Harry, el cual estaba sentado junto con
Emma en uno de los sillones de la sala principal del castillo de
Windsor, con una computadora portatil encima, mientras Emma le
mostraba las fotos del lugar.
— ¿Y
ya contrataste arquitectos?
—Así
es, y la empresa esa, ya tiene a todos los obreros, además, que ya
vamos a comprar lo necesario de la fabricación. ¿Te das cuenta?
Además de solucionar el problema de los universitarios, estamos
dando más de veinte mil fuentes de trabajo. ¡Esto es increible!
—Me
pone bien que estes tan emocionada. —dijo el chico, abrazándola
por los hombros.
— ¡Por
supuesto! ¡Estoy feliz! —dijo ella con una sonrisa centellante en
el rostro, y girándose hacia el muchacho, se dio cuenta que sus
rostros, estaban a escasos centímetros del de ella. —Este, yo...
— ¿Tan
nerviosa te pongo? —preguntó el chico, haciendo que el corazón le
lata más rápido de lo usual.
—Eres
un idiota, eres más que un idiota. —comenta Emma, mientras se para
del sillón, y camina dos pasos, pero el brazo de Harry la
interrumpe, tirando de su mano, haciendo que caiga encima de él,
resbalándose por sus tacones, y así, chocando la boca de ella con
la de él.
—Con
permiso, Su Alteza Real. —dijo Milfroyd, entrando en la sala,
encontrándose con aquella escena
—Este,
yo... Yo, me voy. —musitó Emma, parándose con rapidez, tomando la
laptop, y saliendo corriendo lo más rápido que pudo, controlando
sus zapatos, así no se resvalaba otra vez.
—Lamento
la interrumpción, su alteza.
—Agradece
que eres Milfroyd, si no, te estaría despidiendo en este mismo
momento. —comenta Harry, con el ceño fruncido. — ¿Qué pasa?
—¿Podría
acompañarme unos segundos, príncipe?
—Por
supuesto, Milfroyd. —contestó el muchacho, mirándolo de forma
extraña, este no dijo una palabra y comenzó a caminar, seguido de
Harry hasta la entrada del Castillo.
— ¿Sucede
algo, Milfroyd?
—Tiene
visitas.
— ¿Tan
importantes son que debíamos venir así?
—Traté
de interseptarla, pero insistió tanto que tuve que molestarlo,
Señoría.
—Está
bien, solo dime quien es.
—La
señorita Chrystalle Lawrence. —contestó el hombre, mientras el
muchacho quedaba con la mirada perdida, altamente sorprendido ante la
visita de la mujer. Este asintió hasta el empleado, el cual, con una
reverencia dejó el lugar, mientras Harry iba hasta la entrada, donde
en la puerta del lado de afuera, se hayaba la rubia.
—Esperaba
que aunque sea me hagan entrar. —dijo esta, caminando hacia las
puertas, pero el muchacho, colocó un brazo para detener su caminar.
—Creo
que no sería lo más prudente.
— ¿Está
tu mujercita?
—Así
es, y te pido que seas breve ante sea lo que sea que me vas a decir.
— ¿Por
qué eres tan malo conmigo?
—Será
porque has atacado a un miembro de la familia real.
— ¿De
qué hablas?
—Averigué
que fue lo que le pasó a Emma. Sé que la causante de todo has sido
tu, Chrystalle.
—No
sé de que estás hablando.—responde, mirando hacia un costado, evitando sus ojos
—Sabes
muy bien de que estoy hablando, y agradece que no te pongo una
demanda por atacar a la princesa heredera. Pero el castigo dentro de
la institución va a ser mordaz para contigo y tus secuaces. Vete
despidiendo de la Universidad de Cambridge y busca otra universidad a
la cual asistir.
—
¿Princesa
heredera? Eso es lo que más me molesta, sabes quién tendría que
haber llevado ese nombre. Y con respecto a la universidad, no te
preocupes, habrá otras que me quieran más que esa.
—No
quiero volver a discutir este tema contigo, así que, vete.
— ¿Tan
rápido me has olvidado, Harry?
—Chrystalle,
por favor. Vete. —le pidió por enécima vez el muchacho. —Emma
está en el castillo, y no quiero que tenga una idea erronea sobre
esta visita.
—Ten.
—le dijo esta, entregándole una tarjetita de color blanco. —Ve
allí a la hora pautada en la tarjeta, y podremos hablar.
—Estoy
ocupado, y no puedo...
—Voy
a estar esperándote, si no apareces, entenderé que todo está
perdido. —dijo a rubia, mientras se daba vuelta y se subía
nuevamente a su vehículo para dejar atrás el castillo.
y asi me dejas???? dann siguelaaaaaaa!!!!! me encanta como escribes, me inspira. en que no se, pero me hace sentir relajada, deben de ser, los efectos secundarios de la locura, pero, bue, dejemoslo ahi, jajajaa
ResponderEliminarme encanta.... me lei el presio de la elegancias, y me quede como =O mi familia piensa q deberias sacar un libro... y mira que si mi papa te dice eso, eres una diosa!!!!!!! es muy critico con los libros... y... ahhhhh!!!! siguela... dann beautyful dann, te espero con los proximos caps.. besososos ♥♥♥
asdjlsjdljas gracias Soffi, sabe que vos sos una divina, tus comentarios me ponene siempre de buen humor & me sacan una sonrisa c: decile a tu papa que lo amo <3 lajsdkljds & gracias c: no te preocupes qe sigo subiendo, solo para vos jajjaja xd besito c:
Eliminargracias, por subir... y mi papa ya vio el comen, jajaj, dice que le gusta muchisimo como escribes, y mucho mas... beosos
Eliminarpd te podes pasar, para ver si te gusta??
http://vidadeunanena.blogspot.com
gracias.
bye ♥ =)