Dramma Queen
Capítulo 34
El
Castillo de Windsor estaba lleno hasta el tope. Miembros selectos de
la prensa mundial, de diarios, revistas, radio y televisión se
encontraban allí, ansiosos, por reportar lo que iba a suceder en
minutos en el Castillo. Miembros de los comité de educación de las
universidades más importantes, y algunas no tan prestijiosas, de
Reino Unido, y el consejo estudiantil de cada escuela universitaria,
todos ellos presentes, esperando anciosos el discurso de la princesa.
Ella
se encontraba tras las puertas del salón conferencial, vestida con
un vestido gris topo corto, un saco de hilo color rosa pastel,
zapatos de tacón oscuros y un gorro inglés a composé. {
http://www.polyvore.com/lookbook/set?id=49103702
}
—Buenos
días a todos, Soy Emma Ana Sicilia Isabel Habsbrgo-Lorena, Princesa
imperial de Austria, Princesa Real de Hungría, Bohemia, Croacia,
Eslovenia, Dalmacia, Galicia y Lodomedia. Princesa Consorte de Gales,
Duquesa de Rothsay, baronesa de Carrickfergus y condesa de Belfast.
Muchísimas gracias por venir. A los miembros de la prensa, al comité
de educación de las escuelas universitarias y al concejo
estudiantil. Los he convocados a todos ustedes para contarles los
avances que en este mes hemos tenído con el departamento de
educación británico. Como la mayoría sabe, y se han hecho notar
más que nada en las calles de Londres, el problema de los
estudiantes universitarios para con el presupuesto de asistir a la
universidad.
—Con
el departamento de educación y el apoyo completo de Su Majestad
Real, la Reina Elizabeth II de Gran Bretaña e Irlanda del Norte,
hemos llegado a una conclución lo más lógica posible, donde
queremos que tanto las universidades privadas, como los alumnos,
puedan estar satisfechos ante esto. Lo que hemos decidido es la
creación de una universidad pública con el completo subencimiento
del Reino de Reino Unido, y el pago de estadía garantizada de las
universidades privadas. Donde los alumnos van a poder asistir a la
ensañanza de una carrera de grado, y también de posgrado, con una
infraestructura moderna y equipada, material de estudio actualizado y
profesores capacitados. —finalizó la princesa, mientras los gritos
de los estudiantes se escuchaban festejando el logro de una escuela
completamente gratis, gritando y chillando alhagos para la princesa.
*
* *
—Fue
todo un éxito, Princesa.
—Lo
sé, Allison. Los chicos estaban tan felices. —dijo sonriendo la
castaña.
—Hay
alguien que no está muy feliz, Su Alteza.
— ¿Quién?
—Su
Majestad Real, La reina.
— ¿Qué?
—Dicen
que ella no sabía de esto y... No está para nada contenta con los
planes de inaguración de una escuela pública.
— ¿Quiere echarse para atrás? —indagó Emma, asustada.
—No
creo que lo haga, Majestad. Usted dijo que la Reina apoyaba el
proyecto, ahora no va a poder hecharse para atrás.
— ¿Qué
pasó?—inquiere, mirando asustada a Harry.
—Te
quiere matar, la Reina. ¿Cómo es posible que no se lo hayas dicho?
—indagó Harry, tomándola del brazo y arrastrándola hasta la
limusina.
—Ella
dijo que haga lo que crea conveniente.
—Si,
pero debias decirle que eso "conveniente" era la pérdida
de miles y miles de libras.
—Es
un bien social... Trabajamos para la sociedad, no para llenar
nuestras satisfacciones.
—Perfecto.
Eso, dícelo a ella.
—Harry...
—Tenemos
una hora de viaje hasta Buckingham. Piensa en lo que vas a decirle.
Luego
de aquella conversación, subió a Emma a la limusina, y, en menos de
una hora legaron a Londres, para así, hacer frente al Palacio de
Buckingham. Los esposos fueron anunciados, y la Reina, los atendió a
ambos, su semblante era serio, distante y frío, nada comparado a la
jovialidad con la que siempre los recibía en los almuerzos. Ambos
jóvenes presentaron sus respetos ante ella, y, mediante una leve
indicación de la anciana, tomaron asiento en sus respectivos
lugares. Antes de que ellos digan nada, en señal de respeto,
guardaron silencio para que la primera en hablar sea su majestad.
—En
todos mis años en este trono, jamás nadie ha ido tan lejos para con
mi persona. Y mucho menos, un miembro de la familia real. —musitó
la Reina, observando a la castaña, la cual, inmediatamente bajó la
mirada. —No puedo creer que haya tomado una medida tan drástica,
tan delicada, sin mi aprobación. —prosiguió, mirando a la
muchacha con la misma frialdad de antes. —Quiero que deje el puesto
que obtuvo en el Departamento de Educación, y diga que todas las
desiciones que tomó están bajo análisis del parlamento. Quiero que
diga, princesa, que se tomó un atrevimiento en las condiciones
legislativas que todavía usted no posee. La Soberana de Reino Unido,
todavía soy yo, y hasta que yo no muera, y su marido obtenga el
trono, sigo siendo yo la soberana de esta nación.
—Lo
lamento, Su Majestad. —dijo Emma, al borde de las lágrimas. Jamás
la habían tratado de manera tan distante, tan despectiva y
humillante en toda su vida. Pero, como sabía que tenía que hacer,
se tragó todo su orgullo y tristeza, y calló.
—Cite
una conferencia de prensa, y anuncie la cancelación del plan
universitario público.
—No
puedo, Su Majestad. —contestó la castaña en un susurro, casi
inaudible.
— ¿Qué
ha dicho, princesa? —inquirió la mujer, con dagas en los ojos.
—Les
prometí algo a esos chicos, no puedo simplemente echarme para atrás.
— ¿Está
desafiandome, joven princesa? —indagó la anciana, sorprendida y
rabiosa ante las palabras tan liberales de la joven.
—No,
no es eso, Su Majestad... Es que... Yo...
—Su
Alteza, si me permite.
—Usted
no tiene nada que ver en este asunto, Príncipe Harry.
— ¿Va
a ponerse tan brusca y hosca con la princesa cuando ella solo trató
de brindar una solución para el sector universitario?
—Esa
no es la manera, joven príncipe.
— ¿Y
cuál es? ¿Que migren? ¿Qué Inglaterra se quede sin profecionales?
¿Qué solo las personas de clase alta puedan acceder a la educación?
—En
todos los países sucede esto, Príncipe Harry. Por favor, no
defienda a la princesa Emma en una cuestión indefendible. Quiero que
deje su cargo y se disculpe ante todo el reino por sus injurias. — dijo la anciana, y tras unos momentos de silencio, Harry habló.
—Lo
lamento, Su Alteza. Pero eso, la princesa Emma, no va a hacerlo.
—
¿Príncipe
Harry? ¿Está desafiandome?
—No,
Su Alteza. Solo defiendo a la princesa en un acto injusto de su
parte, usted que es tan bondadosa, sabia y correcta, debería saber
que el accionar que está tomando para con la princesa es precipitado
e injusto.
—Tan
liberal como tu padre, Harry. Y tu esposa, tan ferviente en los
servicios sociales como tu madre... Eres la viva imagen del difunto
príncipe, y ella, de la difunta princesa. —dijo la Reina, como si
de un insulto se tratase. — ¿Sabe como termina la historia,
príncipe Harry? Tal vez, la princesa, en esta historia, sea la que
repita la historia de su padre.
—No
le permito que hable así de mi esposa. —dijo al instante, Harry.
Mirando a su abuela fría y calculadoramente, donde la mujer repetía
su mirada con la misma intensidad que el príncipe.
— ¿No
va a retractarse, princesa Emma?
—No,
no va a retractarse. —contestó Harry, levantándose de la silla en
la que estaba, y de un tirón, levantando a Emma de su sitio. Hizo
una reverencia ante la mujer, y salió de la sala, ingnorando a cada
empleado que veía absorto la escena.
— ¿Te
volviste completamente loco? —preguntó Emma, una vez que se
encontraban en la limusina rumbo al castillo.
— Encima
que te defiendo y me pongo en contra de la mismísima Reina, ¿tu te
enojas? El que debería estar enojado soy yo. ¿Eres tonta?
—preguntó, mirándola a los ojos. — ¿Cómo se te ocurre sacar
un plan social como la creación de una universidad sin mostrarle ni
siquiera un mísero papel a la Reina?
—Es
que... Ella, me había dicho...
—No
importa lo que sea que te haya dicho, tu le tendrías que haber
mandado aunque sea por correo, o un mensajero, lo que planeabas
hacer.
—Lo
siento. —comentó Emma, bajando la mirada, y por sus ojos marrones,
cayeron delicadamente pequeñas gotas de agua salada, las cuales
morían en sus labios y cuello.
— ¿Estás
llorando? —preguntó Harry, observando el rostro poblado de
tristeza de la soberana.
—Déjame.
—dijo esta, girándose y colocando su rostro hacia la ventana.
—No
llores, niña tonta. —dijo este, con más ternura que antes. —Tu
eres nueva en todo esto, nadie te lo dijo, solo no lo sabías.
—Eso
no es excusa... Arruiné todo con la Reina.
—Ella
siempre fue así, siempre tuvo ese caracter un poco podrido. —comentó
este, haciendo reír a la chica. — ¿Dejaste de llorar?
— ¡No!
— ¿Ves
qué eres histérica?
— Tu
eres histérico, pervertido. —contestó ella, diciendo lo último en
un susurro.
— ¿Qué
me has dicho?
—Histérico.
—No,
después. —dijo este, haciendo callar a la muchacha. — ¿Me has
dicho pervertido? —inquirió, mirando malévolamente a la muchacha.
—No...
¿Cómo se te ocurre?
—Con
que pervertido, ¿no? —dijo este, mirando fijamente a la muchacha,
y segundos más tarde comenzó a hacerle cosquillas, apretando sus
costados, para que esta chillara de dolor y de risa a la vez, Harry
estaba encantado ante esto, amaba jugar así con Emma, ella era tan
infantil, y hacía que él, por unos momentos tenga esa infancia que
jamás tuvo. Pero, mientras ambos jugaban, y las risas de ambos se
escuchaban en todo el vehículo, el teléfono del príncipe sonó, y
al ver el número, se separó un poco de Emma un tanto disgustado. Le
hizo una seña a la castaña, la cual de inmediato se calló.
—Tenemos
que vernos.
— ¿Qué
quiere? —inquirió con frialdad.
—Necesito
verte.
—Le
vuelvo a preguntar. ¿Qué quiere?
—A
ti, Harry. Y lo sabes.
—Por
favor, le pido que analice sus palabras.
—Mañana
en la cafetería de la otra vez, a las tres. Voy a esperarte.
—No
se si pueda lograrlo.
—Te
voy a estar esperando.
Te voy a estar esperando- bla bla bla, jjustog cuando harry y emma se llevan bien esta tenia q aparecer.... siguela, esta novela es tan atrapante como no se que peero tiene mucha potencia, hay veces q no subes caps y me leo los ultimos tres caps para engancharme mas... si soy loca. Pero q se le va a hacer... te espero con muchas ansias... me alegras el dia... besos
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