Dramma Queen
Capítulo 35
Con
un vestido corto de mangas tres cuartos azul claro, zapatos de tacón
crudo y joyería muy fina y delicada {
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} Emma bajó las escaleras principales del Castillo de Windsor, donde
la mayoría de los empleados, como todas las mañanas, la saludaban
con respeto y cordialidad.
—Buenos
días, Su Majestad real e imperial, princesa Emma de Austro-Hungría
y Gran Bretaña e Irlanda del Norte. —dijo con solemnidad Formel,
el "mayordomo real" del castillo, el cual estaba a cargo de
todas, y he dicho todas, las actividades del palacio, y de los
empleados del mismo.
—Formel,
buenos días. —dijo Emma, con una sonrisa. —Hola, chicos.
—comentó, mirando a los demás empleados, que le brindaron sus
mayores respetos.
—Princesa
Emma, tiene visitas.
— ¿Qué?
¿Quién es?
—Soy
yo, Emmu.
— ¡Zayn!
—dijo ella, lanzándose a los brazos del pelinegro, el cual la
levantó del suelo, girando dos o tres veces, haciendo que ella
"volara" por lo aires.
— ¿Me
has extrañado?
—Hace
casi un mes no te veo. ¿Por qué me has dejado tan sola?
—Lo
sabía, cuanto más tiempo estés sin mi, más desolada te ibas a
sentir.
—Cierra
el pico.
—Te
extrañe, Abejita.
—Yo
también, no sabes cuento, pero... ¿Por qué has dejado la
universidad?
—No
la he dejado, solo voy para rendir los exámenes, me harta ir a
clase.
—Eres
un vago. —dijo ella, mientras este la tomaba de la cintura, y ella
colocaba su brazo al rededor de la de él, y caminaban al comedor.
— ¿Ya
desayunaron aquí? —preguntó Zayn.
—Si.
No. —dijeron al unísono Allison y Emma, mientras la segunda la
fulminaba con la mirada.
— ¿Si
o no?
—Si,
ya desayuné. —dijo Emma, mientras la rubia la miraba con fea cara.
—De
acuerdo y... ¿Qué pleneas para hoy?
—Tengo
que trabajar en los subsidios para la universidad, y además, tengo
un trabajo práctico de el rey Ricardo corazón de León.
— ¿Eso
quiere decir que no tienes tiempo para mi?
—Depende...
¿Qué quieres hacer?
—
¿Podemos
irnos ahora?
—Tengo
clase en una hora.
—Okey.
Entonces, después de clase, ve al invernadero Palm House, te voy a
estar esperando.
—De
acuerdo.
—Ah,
y otra cosa.
—Dime.
—Ese
vestido es horroroso, ponte algo más bonito.
— ¡Cierra
la boca, Zayn!
—Adiós,
Abejita. —dijo el muchacho, riendo, mientras salía del castillo
Windsor.
*
* *
—Gracias.
—Deja
de darle vueltas al asunto, Chrystalle, y dime que quieres. —dijo
Harry, con su voz pesada y un tanto enojada, y antes que ninguno de
los dos vuelva a mencionar palabra, la boca de la rubia se posó en
la del príncipe, uniéndose ambos en un beso pasional, salvaje,
iracundo, lleno de deseo, pero ni una gota de amor, se encontraba en
aquel acto. El colocó sus brazos al contorno de su cintura, y ella,
puso sus manos en su cuello, tratando de acercarlo más, si es que
podía, a su cuerpo. Pero, en un abrir y cerrar de ojos, Harry se
separó de ella, quitando sus brazos de su cuello.
— ¿Qué
pasó? —preguntó la elitista, mirándolo entre enojada y
sorprendida.
—Yo...
No puedo, Chrystalle... No, no puedo. —dijo el, dirigiéndose a la
salida del bar, pero antes de que el pueda hacer un movimiento más,
ella tomó el brazo del muchacho.
— ¿Por
qué no? ¿Por ella? —indagó la rubia, furiosa. — ¡Es solo un
matrimonio arreglado! ¡Te casaste por tu abuela! ¡Nada más!
—Eso
no tiene nada que ver, con hacer lo que estoy haciendo. —dijo el
muchacho, soltándose de su agarre.
— ¿Te
has enamorado de ella? ¿De esa pobretona?
—Es
la princesa de Austro-Hungría y Gran Bretaña, puede ser todo, menos
una pobretona.
— ¿La
defiendes? —preguntó, indignada ella. — ¡Contéstame! ¡¿Estás
enamorado de ella?!
— ¡No
te interesa!
—
¡Dímelo,
Harry!
— ¡Si!
¡¿Contenta?! —gritó, para luego salir del bar, y dejar a la
muchacha con la mirada confusa, los ojos dilatados y furiosa como si
no hubiera un mañana.
— ¿Eso
hizo, joven Príncipe?
— ¡Estuvo
fatal! ¡Lo sé!
— ¿La
última parte? ¿Es cierta, Majestad?
—Yo...
No lo sé, es que ella es... Especial, ¿sabes? Me hace sentir
diferente, me hace volar lejos de todo lo que me rodea, de todo lo
que alguna vez me rodeó. Todas las preocupaciones del Castillo,
todos los problemas con el parlamento, con mi abuela, con la
universidad, con el canciller, los embajadores, los reyes y reinas de
otras naciones, presidentes, intendentes, con la oligarquía nacional
e internacional, empresarios, con... ¡Todo! Ella hace que me olvide
de lo miserable que puede llegar a ser mi vida.
—Eso
es maravilloso, Su majestad.
—No
lo creo, Milfroyd.
—Claro
que si, ustedes son una pareja joven de recién casados... Les queda
un largo camino por delante.
—Casados
por cuestiones políticas.
—Eso
no importa, el amor, puede ser destruído y construído en cualquier
ámbito, joven príncipe. Y usted y la princesa, son encantadores
juntos. —dijo el hombre regordete, sonriendo. —El espíritu noble
y fresco de la princesa, con el suyo, recatado y elegante. Es un
deleite.
Con
unos zapatos de tacón negros, una cartera blanca convinando con un
saco de hilo punteado en negro, al igual que el vestido corto con
volados { http://www.polyvore.com/lookbook.nu/set?id=47348944
} Emma apareció en el gran botánico, atrayendo las miradas de los
turistas y visitantes del lugar, los cuales al verla, la saludaban,
la alagaban y le tomaban fotografías al azar. Ella entró al lugar,
caminando delicadamente por el recinto, hasta encontrarse con la
silueta de Zayn de esplada, el cual, habló sin voltearse.
— Eres
una Nelumbonaceae.
— ¿Eso
es una clase de insulto? —indagó Emma, frunciendo el ceño.
—Claro
que no. —dijo este, acercándose a ella. —Una Nelumbonaceae, es
una flor de loto.
—Es
bonita.
—Tu
eres una flor de loto. —musitó el muchacho, observando la bella
flor rosacea.
— ¿Por
qué?
—Eres
como ella, ella nace en el lodo, donde nadie espera que la belleza
exista, y allí aparece ella, pulcra, pura, hermosa... Igual que tu.
Una plebeya, transformada en princesa. —comentó el, con una
sonrisa, mirando a Emma. —Eres la flor de loto más bella y hermosa
que jamás me he topado.
—Siempre
eres tan dulce conmigo. —dijo ella, mientras lo miraba a esos ojos
olivaceos que desde un principio la miraban con cariño.
—Es
porque te quiero. —contestó, sonriéndole.
—Yo
también, para eso somos amigos.
—Abejita...
Sabes que yo no siento precisamente eso por ti.
—Zayn...
—Te
amo, Emma. —dijo este, mientras la miraba a los ojos fijamente,
haciéndola presa de su mirada, esclava indefinida de ese mirar
penetrante y elegante que el príncipe tenía. Grácil, misterioso,
con un deje de pasión a lo prohibido. Emma veía en Zayn esa
compañia innata, ese amigo fiel que la seguiría hasta el fin de los
tiempos, ese, que aunque el Titanic de su vida se este hundiendo, él
como capitan del barco, se iba a hundir con ella luego de chocar con
el iceberg. Zayn era su soga de salvación, su más querido amigo y
el único que siempre estaba para con ella en cualquier momento.
Pero... No podía negar que su confeción la descolocó, y mucho.
—Zayn...
—susurró, un susurro que el viento se llevó, ya que su mente la
traicionaba y ponía en una balanza lo que Zayn era para ella. Esa
persona fiel, incondicional que siempre se encontraba a su lado, en
las buenas y en las malas, brindándole su apoyo, su cariño
incondicional... Pero no, ella estaba casada, con Harry del cual ella
sabía que estaba enamorada. Y la imagen del muchacho vino a ella,
como si de una corriente fresca de invierno la apoderara, como si
desde el día que se conocieron, y la salvó de su horrible destino,
se hubiera convertido en ese amor mágico, puro, y tan surreal, como
si de un cuento de hadas se tratara. Como si su amor por Harry
opacara a la tonta e insulsa Cenicienta.
Pero,
Emma al instante volvía a la realidad, y sabía que con Harry no
había nada posible, ya que el muchacho la detestaba. Pero, en otra
mano, estaba Zayn, dulce, suave, delicado con ella. Siempre al pie
del cañón y... Antes de que ella pueda pensar en algo más, los labios
de él se posaron sobre los de ella, besándola con suavidad,
dulzura, delicadeza, como si Emma fuera una pieza de la más fina
cristalería, acabada de salir del fuego, moldeada a la perfección.
Los labios de ella estaban entumecidos, sorprendidos, y tardaron en
reaccionar ante el acto de él, pero Emma, se deliberó por unos
instantes el hecho de quien era el que la amaba en su vida, y su
única y clara respuesta fue un nombre: "Zayn".
Entonces,
sin dudar más, le devolvió el beso, con parsinomia, con timidéz, y
con dulzura, esa que se podía percibir por los cinco sentidos en el
aire, algo abstracto pero a la vez tangible, algo mágico, pero a la
vez real, algo puro y magestuoso, donde ninguno de los dos hizo ni
dijo nada para cortarlo.
—Esto
no me gusta, para nada. Ser así con Harry... —soltó de repente
Emma, pensando en lo malo que estaba haciendo, en lo incorrecto que
era todo aquello.
— ¿Ser
así con el? Emma, no seas tonta, y abre los ojos. Harry no es el
bueno de la película, creeme.
— ¿De
qué hablas?
—El
empezó todo esto, él fue el que primero tiró la piedra y escondió
la mano.
—Zayn,
no comprendo.
—Él
se está viendo a escondidas con Chrystalle.
— ¿Su
ex novia?
—No
tan "Ex".
—Harry
no haría eso...
—Claro
que si, haría eso y mucho más, además, su padre era igual, la
manzana no cae lejos del árbol.
Y piensas seguir con la nove, o dejarme con esa intriga que no me deja estudiar (que excusa mas barata jaja) pliiiiissssss me encanta como escribes, cada palabra define esactamente lo que quieres expresar... me mataaaaa
ResponderEliminardiossss harry se beso con la BITCH o ella lo beso a el, y despues tenemos a zayn y emma, matameeeeeeee la mejor de todas las novelas del mundo, avisame si sacas un libro, sere la primera en comprarlo. Besotes tengo q irme a estudiar :( dentro de unas horas nos toman naturales. Yep, odio naturales y todas laas otras materias -jeje- bye!!!!
kñskljzsklfjdls estudia (si yo ando igual, leo & no estudio nada xd) me alegro tanto que te haya gustado soffi, & si si saco un libro te lo dedico ajajajja :3 ahora subbo otro cap c: gracias !
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