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sábado, 8 de junio de 2013

Dramma Queen - Capítulo 43


Dramma Queen
Capítulo 43

Con un vestido azul oscuro corto, unos zapatos de tacón cerrados negros y un sobretodo caqui, Emma bajó las escaleras del palacio de Windsor con el cabello en bucles naturales y el maquillaje sobrio. { http://www.polyvore.com/kayture/set?id=45507430 }

Buen día. —dijo ella, en un susurro, sentándose al lado de Harry, mientras los empleados servían el desayuno. Ella, en silencio, tomó una taza de té, y bebió su contenido con calma. Luego de unos cinco minutos, el castaño habló.

Come, Emma. —soltó de repente, sin más comentarios que ese. Ella, frunció el ceño, y tomó una tostada y le dio un mordisco, mientras que dejaba la tostada en el plato.

Mínimo dos. —volvió a hablar, mientras ella le daba otro mordisco más y habló:

Listo, dos mordiscos.

Dos tostadas. —le corrigió él, haciendo que la castaña frunciera más el ceño.

No tengo hambre.

No me interesa. O comes, o te interno en un centro de rehabilitación.

No serías capaz. —lo retó.

Si es para que estés bien, si. Si lo haría. —le contestó, haciendo que ella rodara los ojos, y mordiera desganada, la tostada.

Ayer en la noche hablé con tu padre. —comentó el chico, haciendo que ella le prestara más atención. —Está realmente preocupado por... Tu situación. Así que va a venir a pasar una temporada aquí a Londres, con tu familia. —explicó el chico, haciendo que una sonrisa apareciera en el rostro de Emma.

Creí que solo la familia real y los empleados podían vivir en el palacio.

Y es verdad, solo ellos, o, un invitado de otra familia real, así que, por ley, el único que puede vivir aquí es tu abuelo, pero los demás, van a ir a una casa de campo cerca de aquí.

Gracias. —comentó en un susurro casi inaudible.

Luego de comer una tostada y media, y el té con un poco de azúcar, la castaña fue hasta la sala de música, en dónde se le dictaban clases de piano, ya que según la reina: una dama debe tener la delicadeza de una flor, la educación de una reina, la gracia de una bailarina y la inteligencia de un profesor. Y por lo tanto, el piano, era un instrumento que abarcaba todas aquellas preferencias de la mujer.
 Pero al llegar, la sala estaba vacía así que sin más, la princesa se sentó en el banquito frente al piano, y comenzó a tocar deliberadamente teclas a teclas con parsinomia, hasta que el ruido de la puerta la distrajo, y allí vio al castaño de mirada verdosa, acercarse hasta ella.

¿Pasa algo?

Siento el retrazo, tuve que hablar con el canciller venezolano por unos asuntos. —comentó el británcio, sentándose al lado de Emma.

¿Qué haces aquí, Harry?

Soy tu nuevo profesor de piano.

¿No estás muy ocupado? —indagó, mientras él acomodaba unas partitutas.

Por supuesto, soy un hombre muy ocupado. Pero, la música es algo que me apasiona, y me han contado que eres muy mala. —dijo con una sonrisa. —Así que, yo me voy a hacer cargo de tu educación artística.

¿Por qué?

Por que te quiero. Más que a nadie en el mundo. —le dijo, repitiendo las mismas palabras que la castaña pronunció la noche anterior, y en ese momento, el corazón de Emma se llenó de tanta felicidad, que el instinto más básico del ser humano, como inspirar y exhalar, se le había olvidado. Una sonrisa centellante cruzó los labios de la chica, siendo compartida por el muchacho. —Ahora, comencemos con la Sinfonía N°40 de Mozart. Es una de las más sencillas. —le explicó él, tocando delicadamente las teclas del piano, solo diez, hasta que se detuvo.

Ahora tu. —le dijo, mientras colocaba su mano sobre el piano, y la de él, sobre la de ella, haciendo que sus dedos rocen delicadamente las teclas de marfíl. La melodía comenzó a invadir la sala levente, mientras que la primera parte se repetía una y otra vez, y conforme Emma iba avanzando en la memorización y digitación, la sinfonía fue avanzando con la ayuda de Harry. Luego de dos horas en completo silencio, a no ser las inmutables indicaciones del chico en la colocación de los dedos de la latina, la muchacha sacó sus manos del piano, y las colocó en su regazo, mirando fijamente las teclas blancas y negras.

¿Vamos a hablar en algún momento de lo que pasó ayer?

Emma...

Están pasando millones de cosas, Harry. Y tu no quieres mencionar ni una. —le hechó en cara la chica, sin levantar el tono de voz.

¿De qué quieres hablar?

De lo que más te concierne. —contestó ella, con un nudo en la garganta. —Háblame de lo que te es más dificil en este momento.

Tu enfermedad, en primera instancia. —contestó el chico, tomando una de las manos de ella, entre las suyas. —Estoy realmente preocupado por eso.

Estoy comiendo.

Te escuché vomitar la pasada noche, Emma. —le dijo él, haciendo que la latina se ponga pálida.

Es que... Estuve muy nerviosa, por todo lo que pasó, y me sentía realmente mal.

Da igual. No quita mi preocupación por tu salud. —le explicó el chico, con suavidad. —Quiero que veamos a un especialista.

¿Especialista? ¿Piensas de verdad internarme en un loquero?

No, claro que no. Solo digo que sería bueno ver a alguien que pueda ayudarte de verdad. Que esté capacitado para eso. —musitó el chico, mirándola fijamente a los ojos. —Quiero lo mejor para ti, Emm.

¿Si yo voy a ese loquero, te haría feliz?

No es por lo que me haga o no feliz a mi, es por ti. Debes hacerlo por ti misma.

De acuerdo, pero con una condición.

Dime. —le dijo él, acariciando el dorso de la mano de ella.

No me apartes de ninguna desición de la corona británica, ni austrohúngara. Promete que las desiciones esas, las vamos a tomar juntos. —le pidió la chica, haciendo que una sonrisa silenciosa, aparezca en los labios del castaño.

Lo prometo.

2 comentarios:

  1. awwwwwwwwww!!!!! que tiernos son!!!!!!!1 quiero mas!!!! sabes que amo esta novela... no se que haria sin ella... siguela... la tratma se pone cada vez mejor...
    besoosososososo ♥
    byebye!

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    1. Gracias Soff! si, me alegro muchisimo que te haya gustado c: espero subir pronto! besito!

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