Dramma Queen - Capítulo 42

Dramma Queen

Capítulo 42

La noche se extendía por toda la ciudad de Londres, con el típico frío característico de esta estación del año. Luciendo una pollera negra con puntos blancos, una camisa blanca, medias, saco de hilo negro y zapatos de tacón igual, con el pelo recojido y maquillaje claro, Emma, se encontraba en la sima del Tower Bridge { http://www.polyvore.com/lookbook/set?id=45160276 }

—Viniste. —soltó Zayn, el cual observaba a Emma embelezado.

—Necesitaba hablar contigo, Zayn.

—Yo también, abejita. No sabes lo preocupado que he estado por ti.—dijo el muchacho, avalanzándose sobre ella, mientras pasaba sus brazos por la cintura de la chica.

—Estoy bien, Zayn.

— ¿Cómo es eso de que no comes?

—Realmente, no quiero hablar de ello.

—De acuerdo, hablemos de otra cosa. —propuso el muchacho, sonriendo de costado, dejando ver una perfecta hilera de dientes. — Quiero hablar contigo de algo muy serio e importante, Emm.

— ¿Qué es?

—Toma. —le dijo este, extendiendo un sobre blanco. La chica, lo abrió y dentro de este había dos pasajes de avión con destino a La Habana, Cuba.

— ¿Qué es esto?

—Seguridad diplomática. Cuba es un país comunista, el cual, no tiene ningun tipo de unión con Gran Bretaña, por lo tanto, en su jurisdicción no pueden tomar desiciones diplomáticas.

—No te entiendo, Zayn.

—Si nos buscan, y nos encuentran... Ellos jamás podrán agarrarnos, porque en Cuba existe la llamada"inmunidad diplomática".

— ¿Si nos encuentran? ¡Zayn! ¡¿De verdad no te das cuenta lo que está pasando?! ¡Estoy por perder mi corona en Austro-Hungría! ¿Quieres que también perdamos la corona inglesa?

— ¿Perdamos? ¿Qué te importa a ti lo que suceda con Gran Bretaña?

—Claro que me importa... Desde el momento que le dije: acepto, a Harry, acepté también esta nación y tengo que velar por sus intereses.

—Emma, por favor. Vayamosnos. Lejos, a La Habana, o a cualquier lado de este maldito mundo. Donde quieras. ¿Qué dices? —le preguntó a Emma, la cual, se quedó callada, sin saber que decir.

—No. —contestó seca Emma, con el alma hasta los pies.

— ¿No? —indagó desconcertado y con dolor, el pelinegro.

—No puedo dejar a Austro-Hungría y a Gran Bretaña. —le explicó la chica, mordiéndose el labio inferior. — No puedo dejar a Harry. —dijo por último, con un gran peso en el corazón.

— ¿Es por él, verdad?

—Me equivoque, Zayn. Esto que pasó entre tu y yo fue un error. —musitó ella, con tristeza. —Jamás debí hacerle esto a Harry.

— ¿Estás enamorada de él? ¡¿Eres estúpida, Emma?! —le gritó, acercándose a ella como un toro, y tomándola fuertemente del brazo. — ¡El está con otra! ¡Jamás se va a fijar en ti! —bramó con furia, mientras las lagrimas corajudas se amontonaban en los castaños ojos de la princesa.

—Ya no importa, Zayn. Esto es algo que tiene que ver conmigo, con mi herencia y mis responsabilidades como princesa. —le explicó ella, llorando en silencio. — No puedo abandonar el barco, cuando este se está hundiendo.

—No puedo creer que me estés diciendo esto. —dijo el chico, apretando más el agarre con ella. —No puedes decirme esto, Emma.

— Suéltala. —ordenó una voz detrás de ella, y allí, vestido de un traje negro como la misma noche, camisa rosada y corbata haciendo juego, con su cabello enrulado moviéndose ligeramente con el viento, se encontraba Harry, clavándole la mirada envenenada a su medio hermano, el cual, no se movió un centímetro.

— ¡Vete Harry!

— ¡Cierra la boca, bastardo! —le gritó el castaño, caminando hacia él. — ¡Eres un traidor! ¡Un maldito desgraciado! —volvió a gritar, tomándolo por el cuello de la camisa, y colocándolo más cerca de su cuerpo.

— ¡Harry, suéltalo! —soltó Emma, tratando de separar a los dos hermanos.

— ¡Tu te vienes conmigo! —le dijo el príncipe heredero, tomando de la muñeca a su esposa, y sacándola de allí.

— ¡¿Tienes miedo verdad?! —le gritó Zayn a Harry, el cual, se encontraba con Emma, dándole la esplada a su medio hermano. — ¡Tienes miedo que ella decida! ¡Que decida quedarse conmigo!

Luego de esas palabras, Harry se quedó allí, sin moverse. Para luego, sin soltar el agarre de Emma, caminó hasta el pelinegro, que lo miraba con fuego en sus ojos.

—Déjala que ella decida. —le dijo Zayn, o más bien le pidió al ruliento. El cual, lo miró con asco, para luego dedicarle una mirada completamente distinta a Emma y soltar su agarre.

—Dime, Emm... Sé sincera. —le pidió Zayn a la castaña, la cual lo miró a los ojos, con un poco de dolor. —Dile que me amas, y que hubieras deseado que sea yo con el que te casases. Dícelo, Emma. —volvió a pedirle el muchacho de mirada olivacea, con la mayor solemnidad posible. Harry y él, posaron la vista en la castaña, la cual, se debatía en su fuero interno, a ser sincera, sin herir a nadie. Pero, el daño estaba hecho, y acabar con aquello, se dió cuenta, sería la mejor solución. Tomó un respiro, y soltó el aire con pesadez, para luego acercar su mano derecha al rostro de Zayn, y acariciarlo con parcimonia, y como si su voz fuera más densa que el cemento, dijo:

—Lo siento, Zayn. —con dolor en su garganta, bajó su mano, y tomó la de Harry, entrlazando sus dedos.

— ¿Emma? —preguntó el chico. —Me dijiste que la vida en el palacio, con él, dijiste que me amabas, me besaste y ahora...

—Es dificil, y puede llegar a ser horrible, la vida en el palacio. —dijo Emma, mirando al pelinegro. —Pero yo jamás dije que te amaba, Zayn. Te quería... No, te quiero. —se corrigió ella. —Pero nosotros simplemente no podemos ser, más que amigos.

— ¿Por qué? Sé que puede ser dificil el enfrentarnos a la abuela, a el parlamento, pero...

—No es eso, Zayn. Aunque mi marido serías tu... Jamás abría nada más que una linda y dulce amistad. —lo cortó la latina, con tristeza. —No puedo enamorarme de ti. ¿Vamos, Harry? —pidió en un susurro, esperando que el chico no esté enojado ni diga nada, en este momento al menos. Ambos, se fueron de allí, hacia el Castillo de Windsor.

* * *

— ¿Vas a decir algo? —preguntó Emma. —Llegamos hace una hora, y no sueltas palabra.

— ¿Qué quieres que diga? —preguntó, con el enojo asaltándolo.

—No lo sé, cualquier cosa... Hasta preferiría que me insultes, que me grites, pero no así. Callado.

— Si yo no llegaba... ¿Te hubieras ido con él?

—No. —contestó segura.

— ¿Por qué no?

—Te dije que íbamos a hacer esto juntos. Jamás abandonaría el barco cuando se está hundiendo, y dejándote ahogar solo.

— ¿Fuiste sincera con él?

— ¿A qué te refieres?

—Cuando le dijiste que solo lo querías... ¿Era verdad? ¿O mentiste para que no siga insistiendo?

—Fue verdad, jamás amé a Zayn. Solo éramos amigos, él confundió las cosas, y en el camino, yo también.

— ¿Por qué? —preguntó Harry, con un dolor punzante en su corazón, un dolor que jamás sintió tan profundo como el correr de un mental filoso sobre la piel. La última vez que recordó tener ese dolor agudo, fue tras la muerte de su madre.

—Lo siento tanto... —susurró Emma, soltando pequeñas lágrimas.

—Vete a dormir, Emma. Es tarde.

— ¿Algun día vas a perdonarme?

—Ve, Emm. —dijo este, con más tranquilidad.

—Te quiero, Harry. —susurró esta, a espaldas del chico. —Más que a nadie en el mundo.