Dramma Queen
Capítulo 51
Con
un vestido de mangas largas color plateado opaco, un sobretodo blanco
hasta por debajo de la rodilla, medias negras de encaje, zapatos de
tacón a composé con el vestido y un bolso anaranjado congando de su
antebrazo, Emma apareció, tomada por el brazo con Carolina,
caminando por Oxford Street. {
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}
— ¿De
verdad?
—De
verdad. Fue... Demasiado complicado.
— ¿Y
sigues sintiendo ese "algo" por Zayn?
—Claro
que no. Zayn es mi pasado... Y ni eso. Siempre quise a Harry, aunque
claro, él a mi no. Pero ahora todo es distinto.
—Eres
una suertuda, dos príncipes enamorados de ti. Y yo, ni perro que me
ladre.
—En
las vacaciones de verano, le prometí al príncipe Sebastian de
Luxemburgo, que si o si, iba a ir a visitarlo. ¿Quieres venir
conmigo?
—
¿Encerio?
¿Cuántos años tiene? ¿Es lindo?
—Tiene
veinte años, y es muy lindo. Sólo lo vi en fotos, pero es castaño,
de ojos celestes, tez blanca y alto.
—Es
un sueño. —comenta Carolina, con voz de enamorada. — ¿Verano?
¿Cuándo es verano aquí?
—Vamos
a ir en mayo.
—Oh,
Emma. Faltan más de cinco meses.
—Lo
siento, linda. Es lo único que puedo ofrecerte. Aunque... También
está el duque de Oxford.
— ¿Duque?
—Si,
tiene unos cincuenta años, pero... Está soltero.
—Cierra
el pico, Emma. —dice su amiga, molesta, haciendo reír a la
muchacha.
—Encima
que te ofrezco una cita con un duque. —comenta riéndo, la castaña.
La
tarde pasó entre risas, compras, e idas y venidas por Oxford Street,
Picadelly Street, y algún que otro barrio más de Londres. Emma
dejó, con el chofer, a Carolina en el hotel Baglioni de Londres, y
luego de allí, partió rumbo al Castillo de Windsor.
— ¿Qué
es todo esto?
—Debemos
irnos, tus empleadas ya armaron tus maletas.
— ¿Irnos?
—pregunta ella, acercándose a Harry.
—El
plazo para obtener el trono de Austro-Hungría termina la semana que
viene. Es mejor, ya ir llendo a Viena, para presentarnos ante el
congreso, y allí, instalar el parlamento, y que la coronación se
lleve a cabo.
— ¿Vamos
a Viena? —pregunta con una sonrisa ella, mirando con ilusión al
príncipe.
— ¿Por
qué te pondrá tan contenta ese lugar?
—No
lo sé, es... Mágico. Me encanta. —contesta ella, sin que su
sonrisa desapareciera.
—De
acuerdo, vamos. El Jet nos espera.
*
* *
—Estoy
muerta.
— ¿De
qué? No haz hecho nada.
—Cierra
la boca. —comenta Emma, tirándose en la cama.
— ¿Te
enojaste?
—Eres
un tonto. —dice ella, con enojo.
—Tu
eres una tonta. —le responde, acostándose a su lado, y besando su
frente. —Mira como estás vestida. ¿Te parece una forma propia de
que una princesa ande frente a su marido?
— ¿Qué
tiene de malo? Además, este es mi cuarto. Tu estás invadiendo, no
debes prestar atención a lo que lleve puesto o no. —dijo ella, la
cual, lucía una camisa blanca anudada, con una chaqueta negra de
cuero encima, un short de jean con la bandera estadounidense impresa,
y unas sandalias de plataforma de color marrón. {
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}
—
¿Quieres
comer algo?
—Deja
de querer engordarme para navidad. Luego de la cena con el príncipe
Karl, no doy más. Su esposa me hizo comer como un chancho.
—Eres
una exagerada. —le responde Harry, posando un brazo al contorno de
la cintura de ella, y atralléndola más a él.
— ¿Qué
haces? —pregunta ella, separándose un poco de él.
— ¿Qué?
¿Qué tiene de malo? —indaga él, acercándola nuevamente.
—Aléjate,
principe pervertido.
— ¡Que
no soy un pervertido! —grita el muchacho, molesto.
—Su Ateza. —dice Allison, desde la puerta de la recámara. Y en
cuanto ella apareció, la vergüenza no se demoró en hacer acto de
presencia en Harry, y la risa, en un instante, invadió a Emma, la
cual, no paraba de reír, ante las mejillas enrrojecidas del castaño.
— ¡Ya!
¡Cállate! —le grita este, haciendo que la risa se incremente más
en ella. —Eres una molesta.
—Y
tu un gritón. —le dice, entre risas.
— ¿Qué
quería Institutriz Allison?
—Quería
informarles que el desayuno de mañana con su majestad, la reina, es
a las nueve de la mañana, en el salón principal. Deben estar allí,
luego de que ella haya ingresado.
—Está
bien. —contesta el muchacho, haciendo que la rubia haga una
reverencia, y salga de la habitación, pero antes, haciendo una
reverencia.
—Per-ver-ti-do.
—dice Emma, separándo en sílabas.
—Mo-les-ta.
—imita el castaño, arrojándose encima de ella, pero sin dejar
caer su peso sobre la castaña. —Her-mo-sa. —separa en sílabas,
mirándola directamente a los ojos, haciendo que el nerviosismo se
incremente en la muchacha, y antes de que ella pudiera decir algo,
los labios de él, apoderaron los de ella.
Se
levantó de la cama, cerrando la puerta con llave, dejando a Emma con
el ceño fruncido, y algo preocupada de lo que él acababa de hacer.
Pero antes de darle tiempo a que ella pueda decir algo, la besó, de
una manera suave, tranquila y serena, para que lentamente, comenzar a
colar su mano por sobre la remara e ir subiéndola, hasta llegar al
borde de su sostén. Emma, ante el miedo, se quedó completamente
inmovil, y Harry, abrió los ojos, e hizo que ella lo mirara.
—No
voy a hacer nada que tu no quieras, Emma. —le dice este, con
seriedad, y ella sin decir nada, lo besó, deciendo todo con aquel
gesto, en donde él, levantó la remera del todo, para quitársela
del cuerpo, y luego, descendió por su piel, besando su cuello,
pasando sus labios por entre sus pechos, hasta llegar a su ombligo y
detenerse en el inicio de su short. Este, de manera suave, y con
dulzura, trató de quitarlo, para que ella no sufra el pudor de estar
desnuda ante él, que este sabía, era lo que más le costaba.
Cuando
ella quedó en ropa interior, se sentó en la cama, para desprender
la camisa de él, y dejarla tirada por algún lado de la cama, y
besando sus labios, fue bajando a su clavícula, para llegar a su
cuello, donde lo mordió suavemente, haciendo que una fibra sensible
en el cuerpo de él se encienda, logrande que su boca llegase a la de
ella con desesperación, para que, cuando sus manos hubieron hecho el
arte de desnudarse, se unieran como uno solo.
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