Blinking Cute Box Panda

domingo, 9 de diciembre de 2012


Libro Abierto

Capítulo 47

—Ya no doy más. —dije, mientras me sentaba en una pidra chata.
—Creo que Chicago, te hizo más debil Romance, antes aguantabas horas y horas caminado por aquí.
—Lo sé, pero tengo muchísimo calor, con esta polera.
—Y quítatela.
—Claro, y quedo en corpiño... ¡Claro que no Alex!
—De acuerdo, de acuerdo, ¿vamos?
—No, no. Quiero verlo. No hay paisajes así de hermosos en Illinois.
—Claro que no, esto es único. —musitó Amy, mientras estiraba una lona en el suelo anaranjado, y se acostaba, mientras yo repetía su acto.
—Extrañaba esto, la vista del imponente Gran Cañón, no se ve todos los días.
—No claro que no, hay que viajar 241 kilómetros para llegar, obvio que no se hace todos los días.
—De acuerdo, pero a lo que voy, es que no se, hay demasiados edificios allí, y... Extrañaba esto, estar con ustedes, aquí, donde no pasa un alma.
—Nosotros también te extrañamos. —comentó Amy, abrazándome.
—Cuéntame, ¿cómo fue tu fiesta?
—Ay hermosa, obvio lo hice entonado a donde estamos, todo referido a Las Vegas.
—Por supuesto, que lástima que no estuve aquí.
—Ya no te preocupes, estaras luego, conmigo, eso es lo que importa.—contestó la morena. — ¿Y cuéntame de ti, en tu escuela, todo?
—Bueno voy al Truman Collage...
— ¿Escuela privada? ¡No! Romance, no te hacía así.
— ¡Cállate! Y si, es privada, no sabes lo que odio mi uniforme.
Ambos comenzaron a reír estrepitosamente.
—Vivo en un departamento, con mi mamá y Román, y..
— ¿Me has reemplazado?
— ¡No, claro que no! No tengo mucha comunicación con los alumnos, con el único que estoy es con Harry, Louis y Marlon.
—Para, ¿quienes son Louis y Marlon?
—Son mis cuñados, son mayores que yo, pero son divinos, los quiero muchísimo.
—Así que nos has remplazado por ellos.
—No claro que no, solamente tengo nuevos amigos, ustedes son irremplazables.
—Así que tus cuñados,  ¿está tan bueno como tu noviecito?
— ¡Amy! Marlon, es muy hermoso y muy buena persona, y Louis es sumamente gracioso y simpático, además de lindo, pero Harry es mucho más lindo. —comenté poniéndome de un rojo escarlata.
—Claro, y ¿tiene dos hermanos?
—No, no, en total tiene cinco. Louis, que tiene un año más que yo, Marlon que tiene dieciocho, Lander de veinte, y Anette y Lisette de seis años.
— ¿Son mellizas o algo?
—Si, gemelas, y son un encanto.
— ¿Y te llevas bien con todos? —preguntó mientras me acomodaba y noté que Alex se encontraba paseando por la rivera del río.
—Si con todos, a exepción de Lander... El me detesta.
— ¿Por qué? ¿Qué le has hecho?
—Absolutamente nada, me detesta desde el primer día que llegué al colegio, pero bueno.
— ¿Y tus suegros? —musitó levantando sus cejas.
—Colette y Travis, ellos son divinos.
— ¿La última vez que hablamos, hace mucho, me contaste que tu padre ni te llama?
—No, solamente habla con mi madre y con Román, yo lo amo, pero no puedo perdonarle que se olvide de mí cada vez que puede.
—Lo sé, pero es tu papá y ...
—Lo sé, lo sé, además el día después de navidad es mi cumpleaños, y yo ya estoy llegando a Illinois, si no me llama, voy a cortar cualquier relación.
—De acuerdo, pero dale una chance, sabes que el te ama, y solamente es medio despistado y...
—Sabes perfectamente que seguro está trabajando y lo que gana, lo usa para emborracharse en cualquier taberna de mala muerte.
—Si, pero, es tu papá, más allá de lo que haga.
—Si tienes razón...
Un silencio incómodo nos inundó, así que Amy desidió cortarlo.
— Y cuéntame de Harry... No se, cuando te veo con él, pareces tan enamorada...
—Y lo estoy, lo amo con toda mi alma. Nunca en la vida creí que iba a enamorarme tanto de una persona. De donde lo veas es perfecto, es caballero, dulce, atento, respetuoso y...
— ¿Y? —preguntó mi amiga, altamente interesada.
—Y, no lo sé, es así. Estoy enamorada de él. Siempre está ahí para mí. Respeta mis decisiones, me apoya en todo, me protege.
— ¡Es un dulce de leche!
—Así es, lo amo muchísimo.— le contesté, acomodándome a su lado. — ¿y tú? ¿tienes novio? —indagué levantando las cejas.
—No, claro que no. Sabes como es papá con ese tema, además, parece que los chicos dulces y atentos, como tu dices, se fueron a Chicago, acá solo quedan despistados y malvados.
—Ay, Amy. Que exagerada eres.
— ¡¿Pero cómo pasó?! —gritó Alex, quien tenía el teléfono pegado a su oído. — ¡¿Y las cámaras de seguridad?! ¡¿No captaron nada?!
— ¿Qué pasó? —le pregunté a Amy, pero la duda inundaba su rostro, al igual que el mío.
— La policía nos va a molestar por semanas, y no pensamos cerrar el casino. Diles que se larguen, o que trabajen lo más apartados posible de los turistas. —dijo mi amigo, y me quedó la palabra policía retumbando en mi ser ¿Policía? ¿Por qué habría policias en el As?
—No lo sé, mi padre se fue a comprar máquinas nuevas a Suiza, así que todo está a cargo mío. —le contestó el muchacho, a quien se supone que le estaba hablando. —No entiendo, nunca ha pasado algo de esta magnitud  en el casino. —decía el muchacho, sobándose las cien. —De acuerdo, voy para allá.
Segundos después el adolescente cortó la comunicación y a paso veloz se acercó a nosotras.
—Chicas, debemos irnos. —dijo Alex, dándonos la mano, para ponernos de pie, y así lo hicimos. Juntamos todo sin decir palabra hasta llegar a la camioneta. Me senté en el lado del copiloto, Amy atrás y conduciendo estaba Alex. El silencio era algo incómodo así que me decidí a romperlo.
— ¿Qué pasó Alex? —dije esperando que el joven me contestara, y a la par mía, se hallaba Amy, con la intriga refulgiendo de sus ojos.
— Un hombre de unos treinta años fue asesinado en el casino, las cámaras de seguridad solo captan una mancha en movimiento muy veloz y nada más. La policía obtuvo una huella digital, pero comparándolas en el laboratorio no pertenece a nadie de Las Vegas ni de los Estados Unidos.
>>Estoy metido en un grave problema, mi padre me matará.
—No es tu culpa, cabeza de cepillo, si hay algun loco de esa clase, tu no tienes la culpa de ello. —lo confortó Amy, sobando su brazo derecho.
— ¿Una mancha a gran velocidad?—le pregunté pensatiba, y si a donde iban a parar mis pensamientos estaban en lo correcto, sabía quién era el asesino.
—Así es, es imposible que alguien se mueva a tal velocidad, a no ser que la cámara funcione mal. —dijo la chica de atrás.
—No, por que el hombre asesinado se ve claramente que está sentado en la mesa y todo está normal, lo único que se ve confuso es eso, la mancha o sea...
—Es asesino. —concluí yo, y suspiré.
Mi novio era el asesino.

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