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miércoles, 26 de diciembre de 2012

Dramma Queen - Capítulo 1




Dramma Queen

La historia narra la vida de tres personajes principales, en primera instancia está Harry, el príncipe heredero del trono de Gran Bretaña, el cual es la joya más preciada de la familia; inteligente, astuto, cumplidor, estructurado y respetuoso, y de la otra mano, está su medio hermano Zayn, el cual, es vago, indecoroso y bastante liberal. 
A esta historia se suma Emma, la cual es una estudiante universitaria, proveniente de una familia de clase media, que de un día para el otro, descubre que su abuelo, es el último heredero del trono de Austro-Hungría, por lo tanto, para que ella pueda convertirse en la legítima princesa, y disponer de los bienes del reino, debe desposarse con el heredero a la corona inglesa. 
Zayn, viaja al país de origen de Emma, y queda prendido de ella, de su belleza, de su dulzura e ingenuidad, pero el problema radica, en que ella es la futura esposa de su hermano, el cual, la detesta y la toma como un estorbo. Mientras que Emma, ve en Harry a una persona bastante quejosa y molesta, a su vez, también ve su lado afable, dulce y servicial, viendo en él, el príncipe azul de todos los cuentos.
El poder, el amor, las obligaciones reales, y viejos y nuevos amores, serán los que les pondrán piedras en el camino a la nueva pareja real, del imperio más grande que se vio en la historia.


Capítulo 1

¿La segunda guerra de Malvinas?
El príncipe Harry de Gales, llegó ayer a las Islas por la tarde, y tal parece que Inglaterra no cederá ante la pesión del gobierno argentino. La presidente del país anunció, en una conferencia de prensa, que Argentina va a denunciar al Reino Unido ante la ONU.
El país europeo, contestó...
— ¡¿Qué significa esto?!
—Su majestad...
—Quiero una explicación ahora mismo. Usted, me había dicho que el venir a las islas iba a solucionar, o que al menos, iba a aminorar las disputas del país para con la familia real.
—El que usted, majestad, esté acá, dio el efecto contrario.
— ¿Eso es lo único que va a decir primer ministro?
—Su alteza, entiendo que esté disgustado. Pero antes de que tome represalia para con mi persona, escuche lo que tengo que decir.
—Continúe.
—La reina fue la que ordenó que el príncipe heredero arribara a las Islas.
— ¿Y su señoría no esperaba este final tan desastrozo?
—Disculpe. —musitó, girándose y y dirigiendo la mirada hacia atrás. —Señorita Tess. ¿Podría comunicarme con la Reina?
—Si, príncipe. —contestó la joven con una reverencia, para luego de cinco minutos entregarle el teléfono.
—Buenos días, su Señoría Real. Paso a informarle que la respuesta del pueblo argentino para con mi llegada fue todo lo contrario a lo que esperábamos.
—Ya lo suponía, príncipe Harry. Pero, no te preocupes tanto.
—Pero, su majestad. Con todo respero pero... ¿Qué planea hacer?
—El viernes vuelve como si absolutamente nada sucediera, al palacio.
—De acuerdo, Reina.
—Hasta luego príncipe.
Luego de aquella conversación, la reunión continuó sin más percances, como si el incidente de la respuesta opositoria del país contrario no fuera negativa. Al finalizar la reunión, el príncipe se dirigió a la estancia real, donde se puso a descansar luego de tan cansador día.
Cruzando el Mar Argentino, en la ciudad de Buenos Aires, más precisamente en el Tigre, frente al Delta, se encontraba una muchacha de cabellera castaña oscura, con bucles bien definidos, y una silueta fina y grácil, se encontraba limpiando las mesas de una cafetería frente al río.
—Emma. ¿Terminaste de lavar la vajilla?
—Así es, señora Lopez.
—Entonces, linda. Ya puedes irte, Miranda va a llegar en unos minutos.
—De acuerdo, señora. Hasta mañana.
—Hasta mañana, Emma. —contestó la mujer, mientras la chica, salía del lugar y se subía a la bicicleta, mientras conducía hasta una pequeña casa, frente al río, con una fachada de piedra, y una escalera larga decorada con piedritas blancas, a unos tres metros del suelo.
—Emma. Por fin llegas.
—Hola, má.
— ¿Por qué tan tarde?
—Es que... La empleada de turno tarde no pudo venir porque tenía un parcial, y me quedé haciendo horas extra.
—Ay, Emma..
—No te preocupes, má.
— ¿Comiste?
—No, ahora me hago un sanwich o algo así.
—De acuerdo, cariño. Vete a dormir temprano.
—Si, no te preocupes.
— ¿Mañana empiezas las clases?
—Así es, estoy un poco neviosa.
—Te va a ir genial. Suerte, linda. —contestó la mujer, besando su mejilla, y con el camisón puesto, se fue a dormir. Emma, a paso cansado, pero con una sonrisa pintada en su rostro, fue a comer algo liviano y a beber un poco de gaseosa. Después, se fue a su cuarto, en donde, cuando finalizó su humilde cena, se fue a dormir, con el ruido suave del río en sus oídos.
—Buenos días alumnos, mi nombre es el profesor Matéo González. Conmigo van a ver la introducción a la Arqueología. Comencemos... ¿Qué es la arqueología en primera instancia? La arqueología es...
Y así la clase de dos horas continuó sin más, del plan de licenciatura en Historia, donde era Emma, una alumna nueva. La muchacha, con una sonrisa salió del salón cuando la clase finalizó para dirigirse al salón de Historia Antigua de Oriente.

— ¿Qué quiere hacer Su Señoría?
— ¿Sabes que Austria está planeando la restauración de la Familia Rea?
— ¿Qué? ¿Restaurarla?
—Así es...
—Pero hace casi docientos años que se abolió la realeza.
—Lo sé, príncipe... Pero esta restauración nos va a ser más que útil.
— ¿Por qué, Señora?
—Príncipe... La familia Real austríaca quedó, luego de la primera guerra mundial, con solo dos herederos.
— ¿Entonces?
—El primer heredero varón de la familia real emigró de Austria, el cual, tiene una nieta. La única heredera al trono.
— ¿A dónde está ella ahora?
—Esa es la mejor parte, príncipe. Ella se encuentra en Argentina.
— ¿Disculpe?
—Así es, el primer heredero real tuvo tres hijos, y la mayor de ellos, tiene una hija de diesiocho años, soltera, y de nacionalidad argentina. La princesa de Austria.
—La princesa de Austria, ni siquiera nació en Austria, y ¿Es una princesa?
—Por supuesto, su familia real la abala.
—Abuela, ¿a qué quieres llegar con todo esto?
—Sería un convenio muy provechoso, el unirnos con un país tan desarrollado como ese. Unir las dos naciones, y ayudarnos entre nosotros.
—Continúe, por favor. —dijo el príncipe, volviendo a su normal seriedad.
—Príncipe, ¿no lo comprende? Si usted se casara con la princesa, podríamos obtener una alianza con Austria, y a su vez con Argentina. Y los problemas actuales con las Islas Falkland quedarían resueltos, sin contar una alianza con un pueblo real.
— ¿Casarme?
—Entiendo que es una decisión muy importante, príncipe. Pero cuanto antes usted tome esta desición, será lo mejor.
— Y como va a hacer usted que ella acepte ese compromiso.
—Si quiere ser princesa, y disponer de todos los beneficios que va a traer para si, la fortuna real, el Estado de Austro-Hungría, el presidente del país, la va a... Persuadir, para que tome esa desición.
— Eso sería obligarla.
—No tan así, príncipe.
—Reina, la princesa austríaca, no es una princesa más allá del nombre. Ella no fue educada como una monarca, si no, como una plebeya.
—Entiendo eso, pero... Ella podría aprender las costumbres y los modales. Lo que necesitamos es que ella acepte este casamiento, o... A su familia real.
— ¿Ella sabe que es una princesa?
—No, Su Majestad. Y es por eso, que necesitamos que usted se presente ante ella y su familia, y le explique la situación actual.
— ¿Usted, señora, no va a acompañarme?
—Es algo que tu debes resolver, Harry. —contestó con mayor dulzura, la mujer.

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