Blinking Cute Box Panda

sábado, 15 de diciembre de 2012



Libro Abierto

Capítulo 52

—Paso a buscarte a eso de las nueve —dijo, en cuento estábamos en mi departamento.
—De acuerdo, pero... ¿Dónde vamos?
—Es una sorpresa.
— ¿Y qué me pongo? —inquirí, ya que ese era el tema en cuestión.
—Ponte algo elegante, si ese es el término que quieres utilizar. —musitó y luego besó mis labios cortamente.
Solo faltaba una hora y media para que hiciera acto de presencia en mi morada, no era mucho el tiempo que tenía así que me debía apurar.
Me puse un vestido estraples rojo, un saco largo del mismo color, ya que el frío estaba presente en el ambiente, y se podía ver como la nieve se encontraba en las calles. Un bolsito pequeño de terciopelo y unos zapatos cerrados de tacón, todo a composé {http://img291.imageshack.us/img291/4656/conjuntos3.jpg} . Me peiné con una ebilla agarrandome el pelo y con pequeñas torzadas, Harry dijo que me arreglara, entonces traté de hacer todo rápido,pero verme linda era lo primordial, mucho más que el tiempo, que estaba en mi contra {http://img341.imageshack.us/img341/9756/47123599.jpg} , y el maquillaje era oscuro en los ojos, con tonos dorados en los costados, y los labios de rojo. {http://img703.imageshack.us/img703/8741/83914596.jpg}
Faltaban cinco minutos, y yo ya estaba lista, el celular, algo de efectivo y el labial. Sabía que con mi novio el dinero no era para nada necesario, pero de todos modos, tenía que estar prevenida. Dejé una nota sobre la mesa del living, para mi madre:
Mamá:
Me fui con Harry a comer a... no se dónde, es una sorpresa. Así que no se a que hora voy a llegar, cualquier cosa me llamas, que llevo el celular y las llaves. Te quiero.
Romance.
El timbre sonó, y dejé el bolígrafo al lado de la nota, y me encaminé al encuentro con mi príncipe, o hechicero o como cada uno quiera llamarle. Abrí la puerta y detrás de esta se encontraba el chico más perfecto de mundo. Su cabello se encontraba algo peinado, pero siempre con ese tono rebelde que poseía, su piel hacía un enorme contraste con el negro de el traje, que brillaba a la luz tenue del pasillo. Tenía una corbata rayada en tonalidades blancas y plateadas, y la camisa era blanca. Los zapatos negros lustrados y sus ojos estaban tan brillantes como estos, y de un momento a otro tenía una sonrisa centellante dejando entrever sus dientes de perla.
—Hermosa es un término insulso para describirte. —musitó, acercándose a mi oido y susurrando esas hermosas palabras, luego besó mi oído.
—Gracias, tú estas hermoso. —le dije, poniéndome roja escarlata.
Me tomó de la mano, y yo cerré la puerta con llave. Así nos dirigimos a su vehículo, donde me abrió la puerta y yo me senté ahí. La música que se escuchaba de fondo era The Doors, Blue Sunday. Estubo conduciendo por alrededor de más de media hora, en cuento el interrogatorio de hoy a la tarde seguía. Ya eran las diez de la noche, cuando nos encontrábamos en el boulevard The Magnificent Mile, uno de los lugares más importantes de Chicago.
—¿Vamos señorita?—me preguntó, cuando abrió la puerta del copiloto y me tendía su mano. Yo la acepté gustosa y nos dirigimos hasta el lugar donde iríamos. Oysy River North, es uno de los restaurantes más lujosos de toda Chicago, se encuentra en la Avenida E Grand Ave, una de las más trancitadas de la ciudad. Allí un mozo de unos cuarenta años, nos atendió y nos llevó a una mesa contra la ventana, donde se podía observar como pasaban los autos y las personas, todo el escenario rodeado de nieve y en algunos sitios con adornos navideños.
—Esto es perfecto. —musité, mientras jugaba con la llama de la vela que estaba como centro de mesa.
—Deja de jugar, a ver si tu cumpleños lo terminas en el hospital. —dijo, altamente preocupado.
—De acuerdo, de acuerdo.
Minutos después llegó el mozo, yo pedí comida Italiana, Ravioles con salsa rosa, y Harry pidió comida francesa, no quise saber qué, ya que no le entendí cuando se lo pidió al mozo.
—Te veo algo apagada. —comentó mi novio, en cuento probaba el vino de la casa.
—Estoy bien.—dije, pero salió más una mueca que una sonrisa.
—Dime que te sucede. —pidió tomando mi mano por arriba de la mesa.
—Hoy es mi cumpleaños y mi padre no me llamó, para navidad no lo hizo y ahora tampoco. Yo lo amo, pero el... se olvida de mi, no le importo.
—No digas eso, tal vez... le es imposible comunicarse, o... —lo interrumpí.
—O se olvidó.—murmuré con la voz apagada.
—No lo creo, jamás se podría olvidar tu cumpleaños.
Luego de eso traté con todas mis fuerzas de olvidarme de ese tema, no quería arruinar nuestra hermosa cena por ello, ya que mi padre, muy a mi pesar, o tal vez no tanto, iba a quedar en el olvido, igual que todos y todo aquello que tuve cuando el ritual se lleve a cabo. Harry una y otra vez me dice de posponerlo, de esperar tres o cuatro años, pero yo estoy decidida. Amo a mi madre, pero ella tiene a Román, con él va a aminorar el dolor de mi partida. Y Román es chico, el se va a mejorar rápidamente. Mis amigos... ellos están tan lejos, y apesar que se van a sufrir el hecho de "mi muerte" o "desaparición", Amy y Alex se tienen el uno al otro, lo van a superar. Mi padre... ni sabe que existo, así que va a ser exactamente igual. Pero Harry... yo se que de todas las personas que mencioné, el y mi madre son los que más me aman, y por lo que más lamento esta desición es por ella, pero tampoco me voy a echar atrás. Ella siempre me dice, a mi y a Román: "yo no voy a estar siempre tienen que volar, hacer su familia, estudiar, conceguir un buen trabajo y por sobre todo ser felices". Pero lo que más recalcaba era. Yo no voy a estar el día de mañana, y sé que Román te va a tener a ti, cuídalo.
Y eso era lo que lamentaba, no poder cumplir mi promesa. Pero con todas mis fuerzas voy a tratar de cumplirla, aunque sea a la distancia, ayudándolo de cualquier otra manera.
La cena fue perfecta, y más que nada con la compañía que tenía. Pero cuando se hicieron las doce y cuarto, Harry me llevó a mi casa, donde mi madre ya dormía, ya que estaba la cartera de mamá sobre el sofá. Así que sigilosamente me encaminé a mi dormitorio, donde me coloqué el pijama y decidí dejar atrás, a pesar de todo, el segundo mejor día de mi vida, junto a él. O tal vez el mejor, es un término insulso para referirse a todo lo vivido, tal vez... hasta la palabra perfecto sea insulsa para definir a Harry, pero en el diccionario todavía no se inventó una palabra que sea tan grande, como para ocupar tanta perfección. Y lo más loco, o al vez enfermo, es que esa "perfección", es mía.

2 comentarios:

  1. Odio definitivamente al papá de Ro,y cada vez amo más a Harold.,al igual que a cada capitulo me enamoro más de como escribís y de esta novela. Diossss,dnjwjdn convulsiono,seguila cuando pueeedas:) besos

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    1. ajdkljaldk gracias lindda! & si el papa de Ro es un forrito xd pero we' xD gracias por leer :3

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