Blinking Cute Box Panda

viernes, 7 de diciembre de 2012


Libro Abierto
Capítulo 45


Un ramo de flores de rosas rojas se encontraban en la puerta del departamento. Las agarré y vi una tarjeta que decia: "Siempre voy a estar de tu lado, te amo. H." Una sonrisa se dibujó en mi rostro y luego abrí el sobre, que traía unos pasajes de avión hasta Las Vegas, en primera clase. 
—Vaya, que hermosas flores. —musitó mi madre, mientras tomaba una carpeta con diseños de automóviles.
—Si, son lindísimas.
— Y me imagino quién las envia...
—Harry. —contesté, agarrando el florero del livin y llevándolo a la cocina, para ponerle agua.
— ¿Y esto? —indagó tomando el sobre con los boletos de avión.
— ¿Mañana? Ay mi amor, ya te vas.
—Mamá, voy solamente tres días.
—Pero igual, Román y yo nos quedamos solos. 
—Lo sé, pero quédate tranquila, vuelvo para año nuevo.
—Si mi amor, yo me voy a hacer la cena, porque si no el pequeño monstruo se va a comer hasta las patas de la mesa. 
Al decir aquello reí, es verdad, Román se ponía muy temperamental con el hecho de la comida. Coloqué las flores en una mesada del living y me dirigí a mi cuarto, allí recostado en mi cama se encontraba mi novio, leyendo mi ¡Diario!
— ¿Qué haces con eso? —pregunté, y a la velocidad de la luz se lo quité de las manos.
—Estaba arriba de tu cama, y en verdad me llamó la atención.
—Eso es ser chusma, te comento.
—Lo lamento, me di cuenta que era un diario íntimo recién.
— ¿Qué querías leer? —le pregunté, mientras me recostaba en la cama a su lado, y me tomaba de la cintura.
—Nada, confío en que eres plenamente sincera conmigo y no me ocultas nada, que yo me tenga que enterar por un diario.
—Claro que soy sincera contigo, no te oculto nada. —comenté, mientras me giraba y me colocaba frente a él. —Gracias por las flores, y los boletos. 
—De nada, hermosa.
—Eres muy comprador, con detalles y gestos...
—Mi madre me ayudó, ella es un poco repetitiba en el hecho de que tú eres una dama, y yo un caballero. Sin contar que está criada con las normas del siglo XVII.
—Bueno, que sepa que le doy las gracias por ello, me puso muy feliz.
—Te amo. —susurró sobre mis labios para luego besarlos de una manera dulce.
—Yo te amo más. 
Luego no recuerdo más nada, ya que la negrura se apoderó de mi, y caí en la inconciencia. Me desperté cuando los rayos del solo se asomaban, colándose por las endijas de mi cortina, y los golpes sordos en la puerta.
—Romance ya alístate, tu noviecito te está esperando acá en el living. 
Al decir aquello, me levanté de la cama y entré al baño. Me di una ducha rápida, dejando que mientras el agua se calentara, yo escogía la ropa. Un pantalón entubado negro, una remera larga blanca, unas zapatillas del mismo color del pantalón y la campera de abrigo negra. Luego metí todo lo necesario en el bolso de mano, y me retiré al baño, donde la lluvia artificial me mojó completamente. 
Salí del baño, me cambié y me maquillé, esperé que se me secara el pelo para pasar a la sección de peluquería, y en menos de una hora, me encontraba fuera de mi habitación, saludando a mi madre.
—Como te tardas, el chico te tuvo que esperar doscientos años hasta que saliste. —musitó mi madre, desde la cocina. 
—Fue un poquito más. —aseguró mi novio, besando mis labios. —Tenías que nacer, para ello.
Luego de decir aquello, besó nuevamente mis labios y comprendí a lo que se refería. Claro me había esperado más de doscientos años, los años que tuvo que esperar a que yo naciera para estar a mi lado.
—Por favor. —volvía a repetir mi madre, mientras a cada uno de los allí presentes les servía el desayuno.— Cuidense, cuidado en la calle, no salgan de noche, las calles de Las Vegas son muchísimo más peligrosas que las de Illinois. No prueben nada que les ofrezcan, al único casino que pueden ir es al As, no hablen con nadie...
—Mamá viví toda mi vida en Las Vegas, se lo que es la ciudad, y no vamos a ir a ningun lugar que yo no halla frecuentado antes, y ¡no vamos a probar nada! 
—De acuerdo, de acuerdo. Solamente se los recordaba.
Y así paso el desayuno, entre charlas de lo que íbamos a hacer cuando llegáramos, como haría para hablar con Alex y Amy, donde lo llevaría a recorrer a mi novio, ya que el no conocía Las Vegas.
—Bueno, tienes los números de ayuda ¿Bomberos, policia, emergencias, protección ambiental, gendarmería? —decía mi madre nerviosa.
— ¿Protección ambiental? —dije y reí ante lo nerviosa que se hallaba mi madre. —Si mamá, no te preocupes, nos vamos a cuidar, no nos va a pasar nada.
—Descuide Amalia, la voy a proteger con mi vida.—le aseguró mi novio, y mi mamá soltó un suspiro, un tanto más tranquila. 
Subimos al taxi que nos llevaría al aeropuerto internacional de Chicago. Harry y el taxista acomodaron la valija de mi novio y mis cuatro maletas, cuando las vio Harry me dijo:
—Romance vamos tres días, no un semestre. 
—Siempre preparada, para todo. —le contesté yo a lo él se acercó, tomó mi mano y besó esta, para luego besar mis labios.
Llegamos al aeropuerto, donde pasamos el control, dejamos las maletas y en menos de media hora abordamos el avión con rumbo a mi tan amada ciudad.
—Sabes estaba pensando...
— ¿En qué? —me preguntó mientras yo me acomodaba en su pecho, y miraba por la ventanilla.
—Pensaba en cuando va a ser. —y sabía que el sabía a lo que me refería.
—Va a ser seguramente en cuanto volvamos, ya que hablé con el Worda y lo quiere hacer cuanto antes, pero le expliqué algunas cosas, y por ello, vamos a salir para las fiestas.
—Harry... 
—Ro, no va a suceder nada, además estos tres días quiero que sean pura y exclusivamente para ti y para mi, ¿de acuerdo?
—De acuerdo, pero necesito hablar con Amy y Alex. 
—Si, además de eso, por supuesto.
Me acurruqué más en su costado, y me dejé llevar por el suave movimiento de sus respiraciónes, y el tarareo frecuente y dulce de su melodiosa voz, y el suave tacto de su piel contra mi cabello. Y así, los ojos se me fueron cerrando letamente. 



2 comentarios:

  1. Seguilaaa,la amo dios dios dios devjdvjjwdvj la mamá re psicópata jejoz

    ResponderEliminar
  2. kzlñjasljldk gracias lindda :3 ahora subo cap ♥

    ResponderEliminar