Blinking Cute Box Panda

jueves, 6 de diciembre de 2012


Libro Abierto

Capítulo 44


—Tu madre, es demasiado comprensible. —musitó, mientras yo estaba sentada en mi cama, guardando las cosas para mañana, y el inspeccionaba mi habitación.
—Si, es muy buena.
—Romance, —comenzó, mientras se sentaba en la cama, frente mío. — ¿En qué pensabas cuando te quedaste tildada en la mesa?
—En nada. —contesté rápidamente, y se dio, otra vez, cuenta de que estaba mintiendo.
—Si no me lo quieres decir, está bien, lo comprendo. Pero te voy a pedir por favor que no me mientas.
—Lo siento. —musité, agachando la cabeza. —Es que temo que te enojes, o mucho peor... Temo hacerte daño.
—No importa lo que sea, sabes perfectamente cualquier tema es conversable conmigo.
—De acuerdo. —musité, y tomé una gran bocanada de aire. —Cuando mi mamá te sirvió la comida, me quedé pensando en tu... dieta. Pensaba en las personas a las que matas.
— Ro...
— ¿Nunca te pusiste a pensar que tienen una vida?
—Claro, una vida llena de males... Mato gente que su sociedad odia; se que no soy Dios para decir, quien vive y quien no. Pero... ya que es una necesidad matar, mato malnacidos.
— ¿Te referís a...?
—Violadores, asesinos, estafadores, narcotraficantes y demás basuras.
— ¿No has tenido miedo que te maten? —el ante mi comentario rió, se acercó a mí, se sentó detrás mío y me arroyó en sus brazos.
—Claro que no, tontita. Si ellos intentaran algo así, los mataría al instante, pero...
—¿Pero?
—Soy un depredador, el instinto animal sigue, y sinceramente, me gusta que mis presas estén vivas.
—¡Ay Harry! ¡Que cosa tan horrible!
—Lo que ellos hacen es peor. —se defendió el muchacho. —Ayer, luego que te dejé a ti, fui a cazar uno, en el centro de Illinois. —Comenzó a relatar el muchacho. —Ben Stonger, 40 años, soltero. Antecedentes criminales: Pedofilia.
— ¡Que horror!
—Exacto, piensa en todos los niños que ese maldito toco, yo cuando hago eso, no solo pienso en la sed si no... En lo asquerosos y ruines que son. Se que hago mal en jugar con la vida ajena, pero prefiero matar a esos malditos, que a un hombre de familia, que trabaja y cuida a sus hijos.
—Bueno eso es verdad. —comenté, mientras me recostaba mas sobre el colchón y sobre él.
— ¿Has matado a violadores? Digo de chicas... —el me interrumpió.
—Son a los que más busco. —Confesó, acariciando mi mano. —Se que los humanos no son tan peligrosos como los de nuestra especie, o un Worda, pero igualmente son peligrosos. Y por desgracia no puedo estar contigo las 24 horas del día, así que cuando puedo, busco "quitar del mapa" a esta gente... No solo por tu seguridad, si no por la de las otras mujeres.
Al decir eso me quedé un poco más tranquila. No digo que esté bien que el que cometa un crimen reciba la pena de muerte, pero antes que sea un pobre hombre, o una mujer de familia... Y así hablando con mi novio me quedé perdidamente dormida.
— ¡Hija! ¡A la escuela! —gritó mi madre, desde el living. A regañadientes me paré de la cama y en la almohada pude oler el indescriptible aroma de Harry.
Me levanté y me fui a bañar, luego de la refrescante lluvia, me peine, me cambie y me maquillé delicadamente, nada de exeso, solo un delineado líquido.
—Román, el desayuno. —comentó mi madre, mientras mi hermanito venía.
—Gracias. —comenté, mientras me dejaba la taza de café con leche.
—Romance... con respecto al viaje. Yo sé que estas muy feliz y todo pero, este chico...
—Ante todo quiero que sepas que Harry me ama, y no va a hacer nada que yo no quiera.
—Estoy segura de que te ama, hija. En una manera muy extraña...
— ¿Extraña? —no entendí a que se refería.
—Exacto el... Es demasiado dependiente de ti, es como que es... ¡Un guardaespalda! ¡Está preparado para saltar sobre cualquiera para preservarte a ti intacta! Parece que sería capaz de morir... O matar por ti, Romance.
— ¿Y eso es malo? ¿Qué me ame y quiera protegerme?
—No es malo, hija. Pero... nunca he visto algo así, más que nada en niños tan jovenes. —Cuando dijo eso me reí en mis adentros. Ay mamá si supieras que ese "niño joven" podría ser tu tatara tatara abuelo.
—Mamá, por favor... —comencé, pero ella solamente sonió y dejó el tema allí.
Luego de esa conversación, que por cierto no fue nada grata, minutos después apareció Harry, en la puerta de mi casa. Román salió y lo abrazó e hicieron un saludo, que hacen siempre.
—Buenos días, señora. —saludó mi novio, estrechando su mano.
—Hola Harry, ¿cómo está tu familia?
—Muy bien; mis padres y mis hermanos, para estas fiestas se van a ir a Varsalles.
— ¿Francia? ¡Que hermoso!
—Gracias, es que van a visitar unos amigos.
— ¿Has vivido allí? —indagó mi madre, sorprendida. Ya que Fracia era su país favorito, donde siempre decía que iba a ir a vivir de grande.
—Claro, nací allí. —Contestó mi novio, mientras Román jugaba un juego de lucha y le pegaba.
— ¡Román! ¡No se pega! —lo regañó mi madre.
—Está bien, Amalia, no me daña para nada. —contestó mi novio, lo que era algo muy obvio para mi. Segundos después, el muchacho agarro al niño en brazos y lo colocó en su hombro.
—Pero igual, no se pega.
Nos fuimos los tres por el ascensor, con Román en el hombro de Harry todavía. Así llegamos al vehículo de mi novio. Román se sentó en el asiento trasero del auto, mientras el muchacho me abría la puerta del copiloto.
—Yo también te amo, y si sería capaz de saltar sobre cualquiera que piense hacerte daño. Matar y morir por ti, seguro. —comentó el joven, y yo me di cuenta a la que se refería: a la conversación de hace minutos con mi madre.
*    *    *
—Señorita Romero, Señorita Romero. —me llamaba la profesora.
—Si, si, disculpe.
—Hace más de cinco minutos que la estoy llamando, ¿qué le sucede?
—Nada... lo lamento.
—De acuerdo, contesteme lo siguiente: ¿me puede decir quien fue el primer presidente de Francia? —inquirió la mujer.
— Fue... Emm... —empecé a decir, tratando de recordar lo dicho la clase pasada. — ¿De qué restauración presidencial? —indagué, ya que Francia se unificó más de cinco veces.
—La tercera. —contestó la docente, y yo ahí estaba muerta. Sabía que era demasiado conocido pero no me salia.
—Louis Napoleón Bonaparte. —contestó la rubia detrás de mi, con su voz chirriante.
—Muy bien, señorita Bogue.
Me di media vuelta y la vi a ella, sonriéndome triunfante.
—La detesto. —comenté, mientras tomaba del brazo de mi novio.
—Solo he contestado bien, no es para que la odies.
—Lo hace aproposito, para que yo quede como una tonta y ella brillante.
—Pero tu no eres ninguna tonta, mi amor.  Solo un poco... Despistada.
Salimos de las clases, ya que esta era la última hora.  Con Parfait nos dirigimos en busca de mi hermano, y este se encontraba con la ropa desarreglada y el pelo revuelto.
—¿Qué te ha pasado?
—Tuvimos clase de arte. —contestó el niño, mientras salía del salón y tomaba a Harry por el cuello, y como era costumbre, mi hermano se le colgaba como si Harry fuera un árbol.
Llegamos hasta el aparcamiento, y allí se encontraba la rubia irritante. Con sus ojos verdes delineados de negro, y sus pestañas enmarcandas. Su cabello largo hasta la cintura, se movia delicadamente por el viento. Tengo que admitirlo, parecía una modelo de pasarela. Y ahí fue cuando se cayó, cuando cayó mi autoestima hacia los mismísimos suelos.
—Lindo, ¿no te has olvidado que tenemos que hacer el proyecto, no? —indagó la rubia, y Harry se mordió el labio inferior, lo que significaba: se había olvidado completamente.
—Lo lamento, Elizabeth, si lo he olvidado. Pero si quieres, voy a dejar a mi novia y a Román a su casa, y luego voy para la tuya a hacer el proyecto.
—Dijiste que íbamos a ir juntos, por eso le dije a Judit que se lleve el auto. —comentó la adolescente un tanto enfadada.
—Lo lamento, de veras, pero no puedo dejar a Romance irse sola por las calles, y mucho menos con un niño.
—Tienes razón. —musitó la rubia, fingiendo entendimiento. —¡Tengo una idea! Te acompaño a llevar a Ro y a su hermanito. — soltó la rubia, mientras iba directo al auto de mi novio.
Ella se subió del lado del copiloto, y a Harrylo miré mal.
—Lo siento, yo no hice nada. —musitó en mi oído, mientras la sangre se iba acumulando de a poco en mis venas.
Me senté al lado de Román y en diez minutos mas o menos, llegamos a el edificio, mi novio se acercó a la puerta, la abrió y besó mis labios.
—A la noche vengo, te lo prometo. —susurró sobre mis labios.
—No lo sé, tal vez tu primera noche, —dije, sabiendo que se daría cuenta a que me refería, —la quieres pasar con ella.
—Claro que no Romance, solo vamos a hacer ese trabajo. Te amo solamente a ti. —aseguró, mientras besaba mis labios dulcemente.
— ¡No hagan eso, que asco! —pidió mi hermanito.
—Basta Román, vete a casa. —dicho esto, el niño salió corriendo hacia la casa.
—Valla, tu casa es inmensa. —dijo la rubia, quien no me había percatado que había salido del auto.
—Es un edificio, vivo en un piso.
—Ahh... vives en una cucha. Como buena perra... —Al decir aquello traté de avalanzarme sobre ella, pero Harry me lo impidió tomándome de la cintura.
— ¡Basta! Romance, no vas a golpearla, y tú Elizabeth, resérvate tus comentarios.
—Si tienes razón soy una perra... Pero esta perra conciguió a todos los chicos a los que tu le andas atrás, y ninguno de ellos te da ni la hora. —le dije, hechando mi veneno. Entonces Harry tuvo que soltarme a mi, y tomar de la cintura a Elizabeth, ya que trató de golpeaerme.
— ¡Basta! ¡Tú sube al auto! —le dijo a la rubia oxigenada, ella al mirar la mirda fría de mi novio, lo obedeció. —Romance... No tendrías por qué haber dicho eso.
—Ella empezó.
—No importa quien empieza, si no que tu la sigues.
—Está bien, Harry. Si te pones de su lado, vete con ella. —Luego de decir aquello, salí caminando velozmente hacia el departamento, dejando a mi novio, al amor de mi vida, en manos de esa.

2 comentarios:

  1. Shoro,cdjjcdcw me encanta<3 twngo una adicción con esta novela,es hermosa.

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