Capítulo 25
Con
el cabello recojido en un elegante rodete, el maquillaje igual al del
desfile, y un vestido largo hasta las rodillas, con mangas largas y
cuello redondo de encaje color champagne, al igual que los zapatos de
tacón y un sobretodo blanco, Elizabeth salió del cuarto dónde se
cambió para encontrarse con Holly ya cambiada. {
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}
—Tu
madre me lo dijo.
— ¿Qué?
—Que
vas a salir con ese chico. —le dijo ella, frunciendo el ceño.
— ¿Qué
chico?
—Sebastien...
Sebastian, no sé... Cómo se llame. —continuó de forma enojada.
—Mmm...
Creo que se equivocó de nombre. —comenta ella, caminando ambas
hacia el hall del hotel, dónde los padres de Beth y Sebastien la
esperaban. —Hoy, tengo una cita con Jason.
— ¿Qué?
—pregunta ella, con los ojos abiertos como platos. — ¿Jason?
—inquiere con una sonrisa en el rostro.
—Así
es, así que dile a mi madre dónde estoy, ¿si?
—Si.
—responde con otra sonrisa centellante. — ¡Suerte, Beth! —le
dice, cuando la chica se hubo acercado bastante a Jason, el cual,
sonríe abiertamente en cuanto la ve de pie frente a él.
—Su
majestad, es bueno verla. —comenta él, haciéndola sonreír.
—Solo
vengo contigo porque entre tu compañía y la de tu primo, te prefiero
a ti.
—Halagado
estoy. —comenta él, mientras pone su brazo derecho en jarra,
haciendo que ella, se quede mirándolo sin moverse un centímetro.
—Así. —le dice, tomando su mano, y colocando el brazo de ella,
alrededor del de él.
— ¿Dónde
vamos a ir? —le pregunta, mientras ve, al pasar al lado de ellos,
la mirada furtiva de su madre y la sonrisa centelleante de su padre.
—Hagamos
algo que la heredera Rockefeller seguramente jamás hizo.
— ¿Y
eso es?
—Ya
vas a ver. —le dice él, mientras se acercan a su vehículo, y le
abre la puerta del coche, girándo sobre el mismo para llegar a la
del piloto, y arrancar el coche. Manejó unas quince cuadras o un
poco más, y entró en el restaurante.
—Esto
es desagradable. —le dice ella, cuando hubieron llegado al
restaurante que el muchacho eligió.
—Automac,
¿qué desea ordenar? —pregunta la voz detrás del parlante, casi
robóticamente.
—Emmm...
Quiero un cuarto de libra con queso doble, papas y gaseosa grande,
Fanta, por favor. Y tú, ¿qué quieres?
—No
pienso comer esa mugre. —le dice ella, tajante.
—Lo
mismo, pero en vez de Fanta... Coca-Cola. Light, por favor. —le
dice él, con una sonrisa, haciendo que ella, lo golpee en el brazo.
—Miles
de calorias tiene esa mugre, ¿en qué cambia que la gaseosa sea
light? —pregunta ella, frunciendo el ceño, haciendo reír al
chico.
—Son treinta y ocho euros. —le dice la mujer, mientras él le entrega
un billete de cien, y espera el cambio.
—Detenme
esto.
—No
pienso tocar esa bolsa llena de grasa. —comenta tajante, mientras
él deposita la bolsa, rodando los ojos, en el piso del auto, detrás
de su asiento. — ¿Sé puede saber dónde vamos?
—Shh,
ya vas a ver. —le dice él, doblando a la derecha. Luego de diez
minutos, estaciona el auto al lado del Puente Nuevo de París. —Sal.
—le dice, abriéndole la puerta del acompañante, tomándole la
mano a ella, mientras que con la otra tomaba la bolsa de comida.
— ¿Qué
se supone que vamos a hacer?
—Solo
camina un poco más. —le pide, mientras se acercan a uno de los
"balconcitos" del puente, Jason coloca la bolsa de comida
en el piso y sin hacer el mínimo esfuerzo, toma por debajo de las
piernas a Elizabeth, colocándola contra su pecho, para luego
depositarla sobre el borde del puente.
— ¡¿Te
volviste completamente loco?! —le grita, asustada de ver el agua
debajo de ella.
—No
te muevas tanto que puedes caerte. ¿Sabías que la superficie de la
cuenca del Río Sena es de 78.650km y tiene una longitud de 776km?
—Eres
un idiota, Jason. —le dice ella, asustada, mientras él, tomando la
bolsa del McDonals, se sienta sin problemas al lado de ella,
colocando la bolsa entre ambos.
—Toma.
—musita, entregándole su hamburguesa con sus papas fristas y
gaseosa.
—No
voy a comer eso.
—Vamos,
come un poquito.
—Es
grasoso y... Es comida de pobre.
— ¿Pobre?
No es tan barato como piensas. —le dice él, con una sonrisa. —Solo
dale una mordidita.
—No.
—Hagamos
una cosa, si comes la comida...
—No
soy una niña, no me hagas promesas tontas.
—No
son tontas. Si comes toda la comida, no me importaría ir a otra
tortura de compras contigo.
—Esto
es peor. —dice ella, mirando la hamburguesa.
—Créeme
que no. Comprar contigo es un suplicio.
—Tu
eres un suplico. —le dice ella, con una sonrisa ladeada. —Y... No
puedo creer que traigas a comer esto a una chica como yo. Debería
haber ido con Sebastien, seguro él me hubiera llevado a un
restaurante cinco tenedores, donde sirvan mariscos o carne asada.
—Sabes
que aunque te lleve a comer a la luna, la pasarías mejor conmigo
aquí.
—Eres
demasiado sobervio.
—Aprendí
de la mejor. —comenta él, besando la mejilla de ella, haciendo que
ella quede tildada por unos segundos, para luego, fulminarlo con la
mirada.
—No
voy a contestarte porque no quiero dañar tu pobre ego. —responde,
haciéndolo a el sonreír.
—Pobre...
¿Podemos hablar respecto a eso?
— ¿De
qué hablas? —inquirió ella, comiendo una de sus papas fritas.
—Ahora
no, pero antes, estabas enojada y sigo sin saber el motivo. ¿Puedes
decírmelo ahora?
— ¿La
verdad? —inquiere ella, dándole un sorbo a su bebida.
— La
verdad.
—Creo
que fue el hecho de que eras rico. —confesó ella, mirando hacia el
río.
— ¿Cómo?
¿Te molesta que sea rico? —pregunta él, sorprendido del rumbo que tomó la charla.
—Puede
ser. Antes era más fácil, eras solo un plebeyo sucio que me ponía
los pelos de punta. En cambio ahora, eres el perfecto heredero del
grupo PPR, con el cual mi padre quiere casarme.
—Te
aseguro que no soy perfecto, y que, quitando de donde provengo, sigo
siendo el mismo que en West Point. No he cambiado.
—Ahora
eres un heredero. No es lo mismo.
— ¿Estás
diciendo que te gustaba más cuando era un "plebeyo" que
ahora que sabes que soy rico? —pregunta él, con una sonrisa que podría iluminar el cielo nocturno.
—En
primer lugar, quita esa sonrisa idiota de tu rostro. —comentó
ella, haciendo reír al muchacho. —En segundo lugar, nunca me
gustaste. Ni antes ni ahora.
— ¿Nunca?
¿Ni un poquito?
—No.
—responde ella, bebiendo un sorbo de gaseosa.
—Yo
creo que te gusto, aunque sea un poquito.
—Eres
muy confiado. —le responde ella, y antes de que pueda decir algo
más, el teléfono de ella suena, haciendo que se gire un poco para
tomar su cartera y ante aquel movimiento, se tambaliara para caer al
vacío, pero, en cuanto estuvo muy cerca del borde, el muchacho la
tomó de la cintura fuertemente, afianzándola a su lado.—Gra...
Gracias. —musita, un poco asustada por la eventual caída.
—De
nada. —responde él, con esa típica sonrisa matadora. — ¿Quieres
ir a ver una película?
—Eres
demasiado cara dura.
—Está
bien, te llevo a tu casa. —le dijo él, levantándose del borde del
puente, y ayudándola a ella a bajarse, y ponerse en pie.
—Yo
eligo la película. —le dice ella, caminando por el puente,
cruzándola para llegar al auto, y con una sonrisa de oreja a oreja,
la seguía corriendo Jason.
O M G! jajajaja me han encantado demasiado los ultimos 3 o 4 capitulos, primero y principal, lo siento mucho por no haber comentado antes danna es que me he mudado de casa y pues no habia tenido internet y ahora que lo tengo finalmente y para siempre puedo responder leer y hacer lo que se me plazca soo yeeey hurra por mi jaja, de hecho un dia se me dio la oportunidad de leer algo por que entro una señal de wifi y bueno lei algo pero cuando abri los capitulos se fue el internet, osea los lei porque ya se habian cargado mas no pude responder ni nada de eso:( pero bueno te cuento que estoy mas que fascinada con la novela jaja no puedo aguantar a que el drama de sebastien arranque jaja y bueno el romance con jason no se queda atras jaja espero estes muuuy bien linda, gracias por seguir subiendo siempre! besos:*
ResponderEliminarHolaaa Valeen! aii que bajon las udanzas, siempre con quilombo jajaja yo ando en obra & es algo medio parecido pero con internet, we .:p jajaja Gracias por comentar siempre que podes, linda, de verdad, lo aprecio un monton. Y me alegro muchisimo que te guste la novela! besitos :3
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