Dramma Queen
Epílogo
2
de Abril
— ¿Dónde
está?
—No
lo sé, y Gustavo tampoco está.
—Sofía...
¿No crees que se escapó, verdad?
—Claro
que no, Carolina. —comenta la mujer, con el ceño fruncido.
— ¿Emma
no está? —pregunta Persia, agarrado de la mano de Sofía.
—Ya
va a venir.
— ¿Su
alteza todavía no aparece?
—No,
Milfroyd. Lleva retrasada quince minutos.
—Se
fugó.
—Cállate,
Nacho. —lo regaña la mujer, golpéandolo suavemente en el brazo.
—
¿Todavía
no llega? —pregunta Harry, entrando en escena, y parándose en el
altar, mirando a los asientos de atrás, donde Carolina estaba
sentada.
—No,
voy a matarla. —comenta Sofía, frunciendo el ceño.
— ¿Le
habrá pasado algo? —pregunta ahora, preocupado Harry. Y antes de
que nadie diga nada, la marcha nupcial se escucha fuertemente,
proveniente del órgano de la iglesia, y en ese momento, las puertas de la
pequeña capilla se abren, dejando paso a un hombre de traje
negro, llevando de su brazo, a la castaña, la cual estaba peinada
con un recogido sencillo y dos mechones de los costados de su cara
caían en bucles, mientras que su maquillaje era casi nulo, con el
rimel, un poco de sobra y un brillo labial. El velo caía
delicadamente sobre su rostro hasta por debajo de su pecho, y estaba
vestida con un vestido blanco de strapless, ajustado en la parte del
busto, el cual tenía un tejido artesanal, y luego, la parte de la
falda caía en diferentes telas, con armado. Sus zapatos eran de
tacón a composé con el vestido, haciendo que su altura sea más
elevada. { http://www.polyvore.com/boda/set?id=49163986
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Los
dos, agarrados por el brazo, llegaron hasta el altar, donde se
hallaba Harry, luciendo un smoquin negro como la noche, con una
sonrisa dibujada con marcador indeleble en su rostro, y su cabello,
desprolijo como siempre. A su costado, estaba Milfroyd, Persia y
Nacho, los cuales, lucían un smoquin elegante. Y del otro costado
estaban Carolina y Allison, vistiendo un vestido corto rosado.
Emma,
caminó hasta allí, y su padre, le entregó al yerno, la mano de su
hija. Esta se colocó frente al cura, y ambos arrodillados,
comenzaron con la ceremonia.
—Harry
Windsor, ¿Acepta por esposa a Emma Di Vella, en la salud como en la
enfermedad, en la pobreza como en la riqueza, hasta que la muerte los
separe?
—Acepto.
—contesta el chico, con una sonrisa en los labios, colocándole en
el dedo anular de la mano izquierda, una alianza de oro.
—Emma
Di Vella, ¿Acepta por esposo a Harry Windsor, en la salud como en la
enfermedad, en la pobreza...
—Si, si.
—responde ella con rapidéz, haciéndolos soltar una risa a maś de uno en la iglesia, mientras ella le sonrie al muchacho un poco avergonzada, colocándole la
alianza de oro, en el dedo anular de la mano izquierda.
—Por
el poder que me confiere la iglesia, los declaro marido y mujer.
Puede besar a la novia. —dice el cura, haciendo que Harry, se
agache para quitarle el velo del rostro, y sin dejar de sonreírle
con dulzura, se acerca a ella, posando una de sus manos en su
cintura, y la otra, en la nuca y la besa, de manera dulce y suave,
entreabriendo los labios para hacerlo apasionado.
Los
novios se separan, sin dejar de mirarse, y Emma, tomada del brazo de
su marido, sale de la capillita, donde sus familiares los esperan, y
les tiran arroz, riéndo y gozando de la cereminia, mientras Harry,
la besa nuevamente de forma dulce.
Caminan
hacia el auto de los padres de Emma, el cual, estaba decorado con
moños blancos, y esctrito en el parabrisas del auto un "Recién
Casados".
La
celebración fue realmente tranquila, ya que eran los mismos que
habían ido a la ceremonia, fue más que una fiesta, una cena
tranquila. Persia estuvo todo el día arriba de Emma y Harry, ya que
hacía tres semanas solamente que se les había cedido la custodia a
los príncipes, y ahora, ambos iban a irse de luna de miel.
— ¿Van
a volver pronto? —preguntó por enécima vez el pequeño, con ojos
llorosos debido al sueño y tristeza.
—Te
prometo que si, mi amor. —le contestó Emma, por enécima vez
también, mientras Harry lo tomaba en brazos, y lo llevaba al antiguo
cuarto de Emma.
—Vamos
a cuidarlo bien, no te preocupes, Emm. —le dice Sofía, con
dulzura. —Además, Persia es un niño muy tranquilo, no va a hacer
nada malo.
—Gracias
mamá. —contesta ella, con una sonrisa.
*
* *
5
de Abril
— ¿Estás
lista?
—Estoy
terminando.
—Eres
una lerda.
—Cierra
el pico. —contesta Emma desde el baño, mientras se termina de
peinar el flequillo. Lucía un vestido de color esmeralda con
detalles labrados en negro, al igual que el sobretodo que caía hasta
por debajo de sus rodillas y los zapatos de tacón cerrado. Poseía
una cartera del mismo color del vestido, y un sombrero de copa con un
lazo en su circunferencia a composé. {
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—Aunque
sea, valió la pena la espera. —comenta el muchacho, acercándose a
ella, y besándola de prepo.
— ¿Vamos?
—inquirió ella, mientras tomaba de la mano a su marido. Estos
salieron de la habitación del hotel, y subieron a un auto de color
negro, que tenían alquilado por su temporada allí. Luego de unos
veinte minutos, o un poco más, y después de hacer unas dirigencias,
el chico estacionó el auto, frente a la plaza de Trocadero.
Bajó
del auto, le abrió la puerta a la princesa, y ambos, caminaron
tomados de la mano hasta una de las cornizas de la fuente, la cual estaba iluminada ya que la noche se cernía sobre París.
—Toma.
—dijo Harry, entregándole un muffin con un capuccino que habían
comprado en una cafetería antes de llegar.
—Gracias.
—contestó ella, mirando la Torre Eiffel, frente a la plaza donde
se encontraban. —Es hermosa.
—Te
dije que te iba a mostrar todo el mundo, pequeña Wendy. Comencemos
por París.
— ¿Luego?
— ¿Te
parece Roma?
— ¿Roma?
—Luego,
podríamos ir a Milán, luego a Florencia, a Venecia, y a Verona.
—Oh,
Romeo y Julieta.
—Así
es, allí. —contestó él, tomando un sorbo de su café.
—Me
da igual. Sea en Roma, Milán o Verona... O aquí en París, solo
quiero estar contigo. Y claro, con Percy.—le dice ella, con una
sonrisa, apretando su mano.
—Persia,
debemos traerlo por supueso. —comenta él.
—Lo
extraño mucho, pobrecito llora cada vez que hablamos por teléfono.
—dice ella, con una sonrisa. —Aunque mi mamá dijo que después
se olvida que no estamos. —continúa sonriéndo. Pasaron unos
minutos en silencio, y Harry con la mirada perdida, le pregunta:
— ¿Me
amas? —le pregunta con una sonrisa ladeada.
—Claro
que te amo. —responde ella sin tapujos dejando sorprendido a Harry.
— ¿Creías que me casé contigo solo porque te quiero? Niño, me
casé una vez contigo, ¿crees que me iba a equivocar dos veces?
— ¡Ey!
—dice este, con el ceño fruncido.
— ¿Y
tu? ¿Te casaste conmigo nuevamente porque me amas?
—No,
me casé contigo porque eres muy bonita. —contesta él en tono de
burla, haciendo que la muchacha le pegue en el brazo. —Te amo,
Emma. Eres lo más importante que tengo en la vida. —le responde
él, en tono más serio.
— ¿Lo
más importante?
— ¿Yo
no soy lo más importante de tu vida?
—Yo
me conformaría con ser la tercera persona más importante de tu
vida.
— ¿La
tercera? —pregunta el chico, desorientado.
—Si,
porque tu eres la tercera persona más importante de mi vida. Primero
Persia, y... —le dice ella, acariciando su mejilla, para luego,
colocar su mano, sobre su vientre. El chico, se quedó mirándola
fijamente por unos segundos, para luego ir de la mano de ella, a sus
ojos, de sus ojos, a su mano, y viceversa.
—Emma...
— ¿Ni
siquiera vas a preguntarme como me siento? Que marido desconsiderado.
—comenta ella, con tono de enfado. El muchacho, dejando su mirada
desenfocada por unos minutos, se para de la cornisa de la fuente, y
se acerca a ella, abalanzándose contra la muchacha, para estrecharla
fuertemente entre sus brazos.
— ¡Oh
por dios! —exclama, parándola a ella del lugar, y la alza con
fuerza, levantándola del suelo. — ¿Cómo estás? ¿Te sientes
bien? ¿Tienes nauseas? ¿Estás mareada? ¿Quieres ir al médico?
¿Al hotel?
—Tampoco
era para que preguntes tanto. —comenta la muchacha riéndo. —Estoy
bien, y no tengo nauseas ni mareos... Ahora. Me agarran más que nada
a la madrugada y a la mañana. —le responde ella, enroscando sus
brazos al contorno del cuello de él, mientras este, la abraza por la
espalda.
—Te
amo, Emma. Te amo. —dice el muchacho, besándola con rapidez, y
entre beso y beso, repetía aquello una y mil veces, haciendo reír y
sonreír a Emma, más de una vez.
FIN
quiero llorar otra vez:( jajajajajajaja es el mejor epilogo ever! estoy ansiosa por la segunda parteee
ResponderEliminarAww gracias :3 si, espero poder subirla, pero es que dejé de escribir :| me quede bloqueada xD creo que cuando la tenga más formada voy a subirla, asi que planeo primero publicar tren de medianoche antes que la segunda parte, Real Queen :3
EliminarMorí de amor... yo no soy romantica pero juro que lo imaginé y me enamoré... quiero.saber ya...
ResponderEliminarGrosa la escritora.