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martes, 21 de mayo de 2013

El precio de la elegancia | Capitulo 12

El precio de la elegancia
Capitulo 12

Con un vestido escotado en la gama de los violtas, sandalias de tacón negras abiertas y una cartera de mano a composé, con el cabello en una trenza cocida y el maquillaje natural, pero siempre con esa mirada felina definida, Elizabeth se encaminó hasta el lugar de entrenamiento de los estudiantes del ejército, el cual estaba completamente vacío, debido a que todos los estudiantes seguían en el campamento. { http://www.polyvore.com/rr/set?id=46371487 }

¿Su majestad? ¿A qué se debe su visita? —pregunta el muchacho, detrás de ella, haciéndola sobresaltar.

Toma. —le dice ella, acercándole un sobre de madera. —Esto es por haberme salvado la vida. No tengo ninguna deuda contigo.

No tenía porque hacer nada, lo hice porque no iba a dejarla en el medio del monte.

Da igual... No me gusta tener deudas. —dice ella, dándose la vuelta, para volver al edificio principal de West Point.

¿Me va a decir que es?

No sabía que hacer por ti, así que, lo único que pensé es lo que me pediste hace unos días. —le responde, mirándolo fijamente. El chico abre el sobre y se encuentra con distintos papeles.

Titulo de propiedad en la ciudad de Charlotte, en Carolina del Norte. —lee este, con una sonrisa en los labios. —Contrato laboral en la gerencia administrativa de Exxon Mobil para Margareth Roll, un contrato laboral en la gerencia de recursos humanos de General Motors para Marcos Roll.

Fue fácil conceguirlo, solo me costó una llamada a papá. —dice ella, con una sonrisa tierna. —Ahora si, si la salvaje se me vuelve a acercar a medio centímetro, lo que hice fue nada, mando a llamar a mis guardias de seguridad de Francia y que se encarguen de ella.

No te va a hacer nada. —le asegura él, con una sonrisa. —Y gracias.

No tienes nada que agradecer. —le dice ella, con una voz más dura que antes.

Si tengo... Gracias, por demostrarme que estaba equivocado.

¿Cómo?

Creí que eras una muy mala persona pero... Me equivoqué, solo eres un poco malvada, pero no tanto. —le dice él, acercándose a ella, y acariciando su mejilla con el dorso de su mano.

¡Ten cuidado donde tocas! —le grita ella, corriendo su mano, y haciendo reír al muchacho.Y no soy un poco malvada. Yo soy malvada, ¿de acuerdo?
Por supuesto, alteza. ¡Ten y con una falsa reverencia la chica le pasó por al lado, dejándolo con una sonrisa planteada en el rostro. 



¡Beth! ¡Beth! —le gritó Holly, captando más de una mirada de la gente de la cafetería.

¿Qué sucede? —le preguntó la chica, la cual lucía un vestido blanco con flores vintage, un sobretodo azul claro y unos zapatos tipo bota con taco turqueza, sobre la mesa de la cafetería, reposaba su bolso blanco repleto de libros. { http://www.polyvore.com/new_perspective/set?id=33545480 }

¡Esto llegó de París! —le grita ella, entregándole una caja cuadrada, para nada pesada, con las estampillas del lugar que Holly había dicho.

¿Y por eso tan emocionada?

No es de tus padres, mira el remitente. —le dice la chica, leyendo el nombre: Jean Sebastien Palus en el remitente.

¿Quién es este? —pregunta ella, arrojando la caja al otro lado de la mesa. —No lo conozco, desaste de eso.

¿Qué? Pero ni siquiera viste que te mandó.

No me interesa, que se pierda. —dice ella, parándose de la mesa.

Quédate, deja que yo lo abro. —le dice Holly, abriendo la caja, y con la boca abierta, toma la pequeña caja negra de terciopelo con unas letras plateadas impresas HW.— Oh my gosh. —suelta la castaña, viendo la gargantilla de diamantes que se exhibían frente a sus ojos.

¿Quién es capaz de mandar un presente así? —indaga Elizabeth, mirando detenidamente el collar.

Alguien rico, de eso seguro. —comenta Holly, mirando perpleja la joya.

Seguro es "uno" de los de mi padre.

¿Uno? —pregunta ella, sin comprender.

Uno de los candidatos que mi padre manda para que me case, y siempre, tratan de comprarme así... Joyas, autos, ropa. —comenta ella, con voz cansada. —Si te gusta, te lo regalo.

¿Estás loca? ¿Cómo puedes regalar algo así?

Te lo regalo solo a tí, si quieres consérvalo.

Pero, es un regalo para ti.

Mi mano en matrimonio por un collar... No lo creo. —dice ella, con una sonrisa arrogante. —Quédatelo, tu cuello es largo y muy blanquito, los diamantes van a hacer resaltar tu piel.

¡Gracias, Beth! —dice esta, emocionada, pasando la llema de los dedos por las piedras. —Ah, me olvidaba... ¿Vamos a ir a Manhattan por el fin de semana?

Claro que si, me hace falta un día en un spa... ¿En el Astoria-Waldorf?

Ay si, lo adoro. —comenta esta, con una sonrisa. —Luego de que terminen las clases, podríamos ir llendo para disfrutar todo el sábado y el domingo.

De acuerdo, hago la maleta y vamos. —dijo esta, mientras se ponía de pie, y se iba hasta su habitación.


3 comentarios:

  1. Jajajajaja mas dura que una roca xd oh oh jason se esta tornando arriesgado con liz jaja pero ella no cede ni un centimetro xd y no croe que lo haga tan facil, me he de suponer que con tantas cosas que tiene ella no se va a impresionar de un carro o un collar de diamantes como propuesta de matrimonio como nosotras las simples mortales
    Me ha encantado piggy, muchos besos espero la sigas pronto:) loveee you

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    1. KKatty! gracias por comentar linda c: & si, Beth no va a ser tan fcil de convencer, además que ha tenido muchisimos pretendientes, este en particular le va a dar una vuelta de tuerca a todo xd bestis linda!

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  2. uuuuhhhhh un colla por el matrimonio, ni en pedo!!!! encerio!!! +dios que no hay persona mas dificil que beth? -no +y beth sede? -no + entonces? -muerdo de ansias!!!! siguelaaaa amo la novela... besososososo byebye ♥

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