Dramma Queen
Capítuo 41
— ¿Cómo
se encuentra hoy, princesa?
—Bien,
gracias Alli.
— ¿Desea
algo?
—Si,
quisiera saber dónde está Harry.
—El
príncipe Harry se encuentra en una reunión con Su Majestad, la
Reina Elizabeth II.
— ¿La
reina? ¿Y ella qué quiere? —inquiere la princesa, preocupada.
—Lamento
comunicarle esto, princesa... Pero cuando la vi a Su Majestad, estaba
como si la llevara el diablo. Muy, muy enojada, y pidió hablar con
el príncipe inmediatamente. —Le contó Allison, arreglando la cama
de la muchacha. —Lo único que llegué a escuchar fue que le dijo
que era un maleducado, desobediente y atrevido.
— ¿Por
qué le dijo esas cosas tan feas?
—Lo
que ocurre, princesa. Es que cuando nos encontrábamos en Viena y
usted fue internada, el príncipe discutió unas palabras por
teléfono con Su Majestad, el principe no se encontraba para
lidiar con problemas reales, ya que estaba muy preocupado por usted,
la conversación no fue nada agradable.
—Esto
es mi culpa...
—No
diga eso, princesa. Usted sabe que el caracter del príncipe es
educado y correcto, pero... Es un tanto ferviente.
—Lo
sé, pero... Pobre Harry. —el dolor que sintió en el pecho por su errante esposo la lastimó. Él estaba lidiando como la ira de su abuela por su culpa, mientras que ella lo trataba tan mal.
—Si,
es algo bastante descolocador para el príncipe. —dijo Allison,
acariciando a Harry Jr. —Y otra cosa, princesa Emma.
— ¿Si?
—El
príncipe Harry me lo prohibió de sobremanera, pero, él es tan
convincente que me pidió por favor de pasarle el recado.
— ¿Él?
—El
príncipe Zayn, el quiere que se encuentren en el Tower Bridge de
Londres, mañana, a las once de la noche.
— ¿Qué?
¿Está loco?
—No
lo sé, princesa. Ese es el mensaje que me pidió que le pasase.
—Esto
está mal... Harry se está peleando con la Reina por mí, y yo...
—Mire,
princesa. Si me permite decirle mi humilde opinión.
—Dime,
Alli.
—Creo
que lo que está haciendo con el príncipe Zayn es incorrecto, pero
si usted es feliz a su lado, sepa, que siempre voy a apoyarla.
—Gracias,
Allison, pero... No lo sé. —al escuchar las palabras de su empleada Emma no hizo más que sonreír, tener el apoyo de la mujer era sumamente importante para ella, pero la duda y el miedo con respecto a este tema, ni el reconocimiento de Allison podía alivianarlo.
— ¿No
está segura de lo que siente por el príncipe Zayn?
—La
verdad, no. Es que, no lo sé. Eso es lo que pasa.
— ¿Es
por el príncipe Harry?
—Claro,
engañarlo así...
— ¿O
es por qué está enamorada del príncipe Harry?
—
¿Enamorada?
Harry me odia y... —la pena en la voz de la chica se fue notando, a medida que sus palabras se perdían en un murmullo cansado.
—
¿Odiarla?
Lo que he visto en los últimos días fue de todo, menos odio.
Princesa. El príncipe la quiere, y muchísimo.
—Como
amigos.
— ¿Tan
segura está?
— No
quiero hablar de esto... Sé lo que Harry siente por mi, y es
amistad, como mucho. Y con respecto a Zayn. Creo que esto no está
bien, y se debe acabar. Asi que... No, no voy a ir.
— ¿Así
nada más? Creo que sería correcto que si quiere finalizar las cosas
con el príncipe Zayn, debería ir a hablarlo con el cara a cara.
— ¿Tu
crees? —pregunta ella, sabiendo que la mujer podría tener razón. No puede jugar de aquella manera con los sentimientos de Zayn, pero también sabe que ir será más que complicado.
—Si,
así lo creo.
—De
acuerdo. —contestó Emma, poco segura de sus palabras. —Otra
cosa, Allison. ¿Puedes hacerme un favor?
—Por
supuesto, princesa. Para servirle.
—Antes
de irme a Viena recibí una carta del príncipe Sebastian de
Luxemburgo, y le escribí, y olvidé enviar la carta. ¿Podrías
hacerlo? —dijo ella, entregándole un sobre blanco a la mujer.
—Por
supuesto, princesa. Voy ahora mismo, con permiso.
—Gracias.
Emma
se recostó en su cama, apoyando su cabeza contra su suave almohada,
y cerrando los ojos, para tratar de dormir un poco. Mientras tanto,
Allison, iba hasta un cadete que mandaría la carta al correo real,
la cual decía lo siguiente:
Para
Sebastian Harry Marie William Príncipe de Luxemburgo, Nassau y
Barón-Parma.
"Su
Majestad Real Sebastian Harry Marie William Príncipe de Luxemburgo,
Nassau y Barón-Parma, le escribo para agradecerle su carta recibida
con anterioridad. Estoy sumamente satisfecha al encontrar a alguien
que apoye esta causa estudiantil, también, y que me ayude de la
manera que usted lo ha hecho. Cabe destacar, que a pesar que
agradezco su generosa ayuda, estoy en todo mi deber de rechazarla,
porque me mis sentimientos se verían afectados al tomar su dinero, pero esto no quiere
decir, que me haya insultado ni herido mi ego, todo lo contrario.
Estoy agradecida por su espontanea carta y por su ayuda tan
conmovedora. Espero, que usted no tome a mal mi negativa, pero
entienda mis razones, que son puramente políticas, del no aceptar el
financiamiento estudiantil. Ojalá, en un futuro, pueda reunirme con
usted, y la Casa Real de Luxemburgo, sería un verdadero honor poder
conocerlo en persona.
Sinceramente,
Emma Ana Sicilia Isabel Habsburgo-Lorena, Princesa Imperial de
Austria, Princesa real de Hungría, Bohemia, Croacia, Eslovenia,
Dalmacia, Galicia y Lodomenia. Princesa consorte de Harry Arthur
David Alexander, Duquesa Consorte de Rothsay, Baronesa consorte de
Carrickfergus y condesa consorte de Belfast."
*
* *
— ¿De
verdad quiere seguir esta conversación, Su Majestad?—Harry ya estaba cansado, y debía agradecer los años de educación decorosa que había recibido desde niño, porque en ese momento lo único que deseaba era mandar al diablo a la anciana mujer.
— ¿Me
está tomando el pelo, príncipe Harry?
—Por
supuesto que no, Su Majestad. —replicó con tono mesurado, apretando los dientes.
— ¿Ha
visto las noticias? No hay un canal de televisión, no hay una
portada de revista, ni de diario que no hablen de la enfermedad de la
princesa Emma, llegando a decir que tiene trastornos mentales.
—Si,
por supuesto he visto las noticias, pero eso no quiere decir que deje
a mi esposa tirada en una cama de hospital en Viena, mientras yo
trato de arreglar las cosas aquí en Reino Unido.—demasiado brusco, se regañó a si mismo, pero no podía controlar la ira que la dama despertaba en él. ¿Qué pretendía que hiciera con Emma? ¿Tomar el trono de Austro-Hungría y tirarla en una cama de hospital? Él jamás haría eso.
—El
príncipe Karl me llamó, y dice que va a pedir el trono alegando la
incapacidad de la princesa para el cargo de Soberana.
— ¿Qué?
Emma es la legítima heredera de Austro-Hungría, él cómo se
atreve...
—Le
dije exactamente lo mismo que usted está diciendo, príncipe Harry.
Y por ello, vamos a ir a juicio si el sigue alegando eso frente al
parlamento Austro-Húngaro. —la voz de la mujer era fría, y por vez primera en esa charla, ambos coincidian en la molestia que el hombre estaba generando en ellos.
—Emma
no está loca, solo enferma. Ella se va a curar.
—Deje
de ser el centro de los escándalos por un tiempo, usted y la
princesa Emma. —le pidió la reina, entregándole a Harry un sobre
de color madera, y dentro de este, un teléfono celular blanco.
— ¿Qué
es eso, Su Majestad?
—Vaya
a videos. —le pidió la anciana, mientras el príncipe hacía lo
que la mujer le pedía, y allí, poniéndole play al único video de
la lista de reproducción, se encontraba el, junto a Chrystalle,
besándose.
—Esto...
—comenzó el, nervioso. Maldijo a la reina por ponerlo bajo custodia. Maldijo a Chrystalle por seducirlo con el pasado y un futuro dichoso, pero por sobretodo se maldijo así mismo por ser tan descuidado y desalmado. Si Emma viera ese video, las esperanzas de poder entablar una mínima relación con su esposa se verían en cero.
—Esto
es la caída completa del poder posicionarnos en el Imperio
Austro-Húngaro y una baja de la credibilidad de usted ante el Reino
Unido. ¿Entiende eso, príncipe?
—Lo
entiendo. —replicó seco.
—Quiero
que deje a esa mujerzuela. No la quiero ver jamás rondandolo, si la
princesa Emma se enterara podría reaccionar de una forma muy
negativa, y su casamiento con ella hubiera sido todo por nada.
—Entiendo,
Su Majestad.
—Ahora,
me retiro. Tengo que encontrarme con alguien muy distinguido. Con
permiso, Su Alteza.
—Todo
suyo, Su Majestad. —contestó el muchacho, mientras la anciana
salía de la habitación y entraba, luego de su retirada, Milfroyd.
— ¿Qué
has averiguado?
—Mañana,
a las once de la noche, en la sima del Towar Bridge, la princesa Emma
de Gales y el príncipe Zayn de Edimburgo se van a encontrar, y la
princesa ha dado su positiva.
—Dejala
ir, y allí estaremos nosotros también.
*
* *
— ¿Cómo
te encuentras? —inquirió Harry, mirándola a los ojos. Esos ojos castaños ahora apagados y serios, que siempre lo miraban altaneros y sonrientes.
—Mejor,
la verdad. —contestó Emma, sentándose mejor en su cama.
— ¿Has
comido?
—No
tengo mucha hambre.
—Emma... —empezó él, molesto por la negativa de la muchacha. Debía cuidarse. Debía cuidarla.
—De
acuerdo, voy a comer Harry.
—Así
me gusta. —dijo este, sentándose en una silla al lado de la cama
de la castaña.
— ¿Cómo
han ido las cosas con la Reina? —indaga ella, muerta de la curiosidad. Está mortificada desde que sabe que el muchacho está bajo la lupa de la mujer, por su bendita culpa.
—¿Cómo
te has enterado?
—Eso
no importa, solo dime.
— ¿Tus
empleadas verdad? —preguntó el muchacho, mientras Emma, ignoraba
su pregunta. —Ha ido bastante bien, el problema es... El príncipe
Karl.
— ¿Por
qué?
—Quiere
alegar ante el parlamento del Imperio Austro-Húngaro que estás
incapacitada mentalmente para tomar el control del imperio.
— ¿Es
un chiste, verdad? —pregunta con la voz ahogada, apretando en un puño las sábanas.
—Emma,
tu internación, y el porqué fuiste internada, está en las noticias
de todo el mundo, era obvio que él, iba a usar esto para su propio
beneficio.
— ¿Qué
vamos a hacer?
—Libres
de escándalos por mucho tiempo y tratar de mantenernos políticamente
activos, tanto en Gran Bretaña como en Austro-Hungría.
—De
acuerdo. Vamos a hacerlo. —dijo ella, sonriendo.
— ¿Te
puedo pedir algo? —comenzó él, arropando su mano sobre la de ella, acariciando levemente la cálida y tersa piel de la princesa.
—Dime. —replicó con voz ahogada, pero esta vez no era de sorpresa o rabia. Era un sentimiento completamente distinto a la ira, pero tan intenso como este.
—Cuídate,
Emma. Por favor. El día que te desmayaste frente a mi, creí que el
alma me abandonaba el cuerpo, y un día después, cuando volviste a
abrir los ojos, ella volvió a mi. No me hagas pasar por este susto
nuevamente. —pidió el castaño, muy serio. Entonces, el alma de
ella, no salió de su cuerpo, si no, que comenzó a saltar en su
interior, repleta de fulgor y felicidad. Harry estaba preocupado, por
ella.
—Te
lo prometo.
—Gracias,
además... Prometiste que este iba a ser nuestro País de Nunca
Jamás. No rompas tus promesas. —dijo el muchacho, sonriendo.
—De
acuerdo, te quiero Harry. —le dijo ella, sin tabúes, abrazando al
chico por la cintura, mientras este, sorprendido, correspondía su
accionar.
ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh no respiro!!!!!! quiero rapidisisisisismo el proximo cap!!!!!! ahhhhh no way!!!!!! esto es imposible, como ese "KARL" quiere reemplazar a emma en el trono, esta loco??? como si alguien se lo diera!!! plissss escribes muyyy bien!!!!!! siguelaaaaa.... ahhh (se nota que estoy ansiosa!!!!??? hoy no tube clases asique estoy como WIII PARTY HARD!!!! ) we byebye sino me desmayo por descargar tanta energia. jajajaj
ResponderEliminar♥ besosososossos