Blinking Cute Box Panda

miércoles, 15 de mayo de 2013

Dramma Queen - Capítulo 39

Antes que nada, quiero pedir disculpas por haber tardado tanto en volver a publicar capítulo de cualquiera de las dos novelas, pero tengo dos válidas excusas. La primera: estuve sin internet hasta ayer, y la segunda, es que estoy con parciales (tuve el de derecho y sociología el viernes y martes respectivamente), y mañana tengo el de sociedad & estado así que ando como loca jajajja. Ahora si, sin más preámbulos, subo el capítulo. Gracias!



Dramma Queen
Capítulo 39

— ¿De qué fue todo eso?
— ¿No te das cuenta? Quiere robarte el trono, de cualquier manera.
—A mi me pareció bastante amable.
—Emma, entiende. Pretende ser amable. Si tu no aparecías, él iba a ser el emperador de las próximas naciones más importantes del mundo. El no es amable, solo quiere quitarte del medio, para ser emperador.
— ¿Y qué vamos a hacer? Yo no quiero que tome el Imperio, esto me lo dejó mi abuelo.
—Lo que debemos hacer, es convencer a la reina, de que lo más conveniente es convertirnos en los Reyes y Archiduques de Austro-Hungría.
— ¿Y si no nos deja? Recuerda, ella me odia.
—Si, pero odiaría más, perder a Austro-Hungría.
—Ok, entonces... ¿Ya nos tenemos que ir?
—Si, ya conocimos al Príncipe y...
— ¿Podemos quedarnos un ratito más? —preguntó Emma, haciendo un puchero. —Quiero salir.
— ¿Salir? ¿A dónde?
—No lo sé... A pasear.
— ¿Así vestida?
—Si, ¿qué tiene de malo? —dijo Emma, observando lo que llevaba puesto. Se había quitado el glamoroso vestido rosa del almuerzo, para ponerse un top negro con dos tajos a los costados, una pollera tiro alto bordó, sobretodo negro, con botas a composé y un sombrero. { http://www.polyvore.com/joe_dimaggio/set?id=74242933 }
—Estás vestida igual que una estrella barata de Hollywood.
— ¡Ey! Es lindo...
—Ve a cambiarte.
—No, no, vamos así.
—Claro, yo vestido de traje militar, el traje más honrrado del Reino, y tu vestida como Miney Circus.
— ¿Quién?
—Esa que canta, ya sabes quien es.
— ¿Miley Cyrus?
—Si, esa, es desagradable... Así que, vete a cambiar.
—Miley se viste bien.
—Si, pero Miney no es una princesa.
—Ay, eres super molesto. Y no es "Miney" es Miley, y de verdad, ¿puedo solo dejarme puesto esto?
—No.
—Vamos, Harry... Vamos a pasear.
—Tu eres molesta, y... —dijo este, pero el sonido del teléfono de Emma lo interrumpió.
— Hola. —contestó esta, con una sonrisa.
—Hola, Abejita... ¿Cómo estas? —indagó Zayn desde el otro lado de la linea, y Emma borró su sonrisa en un intante.
—Bien, ¿y tú?
—Bien, solamente que, no esperaba que te marcharas sin siquiera despedirte.
—Lo siento, es que, vinimos rápido.
— ¿Está el contigo?
—Así es, y... —empezó a decir Emma, pero Harry tomó el teléfono de entre sus manos, y habló el primero.
—Deja de llamarla, no la busques, no le hables, ni siquiera la mires. Puedo hacer que te destierren de Gran Bretaña por tener algo con la esposa de tu hermano.
—Estoy hablando con ella, ponla al teléfono.
—Sabes... En otra época, dos o tres siglos atrás, te condenarían a la torre más alta del castillo, sin agua ni comida, y morirías allí.
—Pasame a Emma, ahora.
—Aléjate de ella, Zayn. No voy a responder de mi, si no lo haces. —dijo este, cortando el teléfono.
—Harry...
—No me interesa, lo que sea que esten hablando. Solo, aléjate de el.
—Y tu de ella...
— ¿Qué?
— ¿Chystalle, verdad?
— ¿De qué estás hablando? —indagó nervioso, el castaño.
—Déjalo allí, solo... Déjame salir, aunque sea, sola. Pero quiero pasear.
—Sola, no vas a ir a ningun lado.
—Eres lo más molesto que conocí en la vida.
— ¿Dónde quieres ir? —le preguntó él, luego de un tenso silencio.
—Emm... No lo sé. No conozco mucho aquí.
— Primero, cámbiate.
—Eres insufrible. —dijo ella, frunciendo el ceño, y llendo hacia la habitación del hotel. Se colocó un vestido corto con escote, pero no tan pronunciado color blanco, con mangas largas, y detalles en el cuello plateados, al igual que en los bordes de las mangas. Unos zapatos de tacón plateados y una cartera negra. { http://www.polyvore.com/blake/set?id=51957241 }
—Mejor. Mucho más fina, como una princesa. Ahora, vamos. —dijo el muchacho, tomando su saco desde el respaldo de la silla y colocándoselo de forma precipitada, para salir de la mano con Emma, de su habitación de hotel, la misma que usaron cuando fueron de Luna de Miel. Bajaron por el elevador hasta el primer piso, y allí, se subieron a la limusina que los esperaba y los llevaba a cualquier punto de la ciudad.
— ¿Qué es este lugar? —indagó ella después de unos momentos de viaje.
—Este es el parque Stadtpark, y vamos a ir a un restaurante.
— ¿Dentro de un parque? —preguntó Emma, maravillada. Caminaron (luego de dejar al chofer) hasta el lugar, el restaurante tiene dos plantas, la parte inferior, es un área casual donde los comensales no poseen la sofisticación de un empresario, un presidente o, valga la rebundancia, de un príncipe, en cambio, en la parte de arriba, es un estilo mucho más clásico, más elegante, un sitio propicio para cenas de negocios, cenas políticas, o en este caso, una velada entre el principado de Gran Bretaña y Austro-Hungría. Con las paredes de un color rojo, decorado con telas blancas y una iluminación tenue, Emma y Harry se sentaron al lado de la ventana, donde tenían la vista al parque y al Wien River.
— ¿Qué vas a ordenar? —inquiere Harry, cuando un mozo aparece a su lado derecho de la mesa.
—Es que... No tengo mucha hambre.
—Dos platos de sopa de verduras, como entrada, y como plato principal, pato a la naranja.
— ¿Y para beber, Su Majestad?
—Agua y un vino tinto de su mejor reserva.
—Entendido, Alteza. —contestó el empleado, para retirarse a cumplir la orden de el príncipe.
— ¿Pato? Te dije que no tengo hambre. —dijo Emma, haciendo un moín.
—Debes comer, estás demasiado flaca. Siento que vas a desaparecer.
—En primera, no estoy flaca, todo lo contrario. Estoy gorda como una vaca, y en segunda, no tengo hambre.
—Emma, no comiste en el desayuno, tampoco en el almuerzo con tu familia materna, no tomaste el té conmigo, y ahora no quieres cenar. —musita él, con tono molesto.
—Es que, comí unas cosas que pedí de servicio a la habitación.
—No me importa, ahora te comes esto.
—No me gusta el pato. —rebate ella, cruzándose de brazos.
— Eres una mentirosa. Te encanta. —suelta él, con una sonrisita ladeada.
—Molesto.
Luego de aquello, la velada transcurrió entre las típicas frases ácidas y mordaces de ambos, pero mal que mal (y si se lo preguntas a cada uno, y por separado) te van a decir que la pasaron bien, ya que sin contar sus típicas peleas, las risas nunca faltaron. Emma, como era de esperarse y lo que hace en todas las cenas, charla, corta la comida, la mezcla y al final, no come nada.
Al terminar la cena, ambos príncipes se subieron a la limusina que los dejaría en el hotel, pero al final, Harry habló con el chofer, para que parara en un parque cerca de allí. El Arenbergpark, es un parque muy bonito, lleno de árboles, plantas y un camino hecho de cemento, es algo parecido y mucho más pequeño, al Central Park de Nueva York.
El parque estaba iluminado con muchos faroles, que se encontraban a menos de cincuenta metros uno del otro, Emma y Harry, iban caminando, en silencio, tranquilos escuchando el repiqueteo de los tacones de Emma contra el pavimento, y sus respiraciones desincronizadas. Un viento frío atravezó el alma de ambos, ya que, estavan vestidos muy a la ligera para la época del año en la que se encontraban, más que nada Emma, la cual, tenía un vestido ligero y sin nada arriba. Pero, antes de que el viento llegara a impactar completamente en su cuerpo, ella se trastabilló y casi cae de bruces al suelo, pero el muchacho, más rápido que ella, logró tomarla en brazos antes de que caiga completamente al suelo, y como si se tratara de una bolsa de papas, la cargó y la llevó hasta el banco más próximo. Con delicadeza, se quitó el saco, y lo colocó en los hombros de la muchacha, tratando de abrigarla lo máximo posible para que el frío abandonara su cuerpo.
—Ya estoy bien. —dijo esta, con una pálida sonrisa.
—Estas congelada. —contestó esta frotándole los brazos y luego tomándola en los suyos, para que entrara en calor.
—Estoy bien, toma. —musitó Emma, entregándole el saco, el cual cayó por debajo de su cintura, y Harry la abrazó fuerte, para que su calor, llegara al cuerpo marchitado de la castaña. Harry pasó sus manos por los brazos de ella, y luego por su espalda, donde, el temor y la impreción rozó, o más bien, lo envisitió de manera brutal. Al pasar su mano por la espalda de ella, pudo sentir su columna vertebral marcada por debajo de su piel, como si esta fina capa ni siquiera existiera, y solo fuera parte del complemento de su cuerpo. Volvió a pasar su mano, por los hombros y el cuello de la chica, para sentirse estupefacto ante el hecho de que podía (y no era solo un decir) sentir los huesos de ella, tan marcados que daba escalosfríos.
—Emma, vamos. —dijo este, tratando de recuperar la compostura. Se puso de pie, y levantó a Emma como si de una pluma se tratase, colocandole el saco sobre sus hombros y apretándola a su anatomía. Caminaron hasta llegar a donde se encontraba el chofer, el cual, los dejó en el hotel. Al subier a la Royal Suite, Harry la llevó a su mujer hasta su recámara, donde le quitó los zapatos, las medias y el vestido, colocándole el camisón que poseía debajo de la almohada, esta, sin rechistar, y sin decir nada, se dejó cambiar por el muchacho, que al verla, en ropa interior, su miedo se hizo más latente. Al ver los huesos de la chica clavándose como espinas debajo de su piel, amenazando con traspasarla, como si de un fino lienzo se tratara. La acurrucó en la cama, y se acostó a su lado, sin siquiera moverse.
—Estoy bien. —dijo ella, la tercera vez, mintiendo como en la primera.
—No, no lo estás.
—Si, si lo estoy. —contestó la muchacha, cerrando los ojos debilmente.
— ¿Desde hace cuanto que no comes?
—Harry...
—Mañana por la mañana voy a llamar al médico, y te vas a dejar revisar.— la cortó el, apretándola más a sí mismo.
—Estoy bien, ya te lo dije.
—Emma, puedo sentir tu columna vertebral con solo rosarte la piel. ¿No te das cuenta? Estás enferma.
—Que no. Solo, estoy cansada. —contestó esta, mientras el muchacho tomaba el teléfono y llamaba a Milfroyd. Este, en menos de diez minutos,trajo lo solicitado por el príncipe.
— ¿Qué es eso?
—Ven aquí. —dijo Harry, mientras colocaba la valanza frente a la cama de Emma, y la levantaba de esta, para colocarla delicadamente sobre el aparato.
—Dejame en paz, Harry. —musitó esta, más molesta que la vez anterior.
—Quédate quieta. —ordenó este, sin más. Para que luego de esas dos palabras, el aliento abandonara el cuerpo del veinteañero, y el miedo, se pobló más en todo su cuerpo que hace unos momentos en el parque, su corazón, latió más rápido, y sus ojos, parecían salirse de sus cuencas.
—34.5 Kg.
—Vez, te lo dije, estoy gorda.
—Emma, tu peso debería ser entre cincuenta pocos, y cuarenta y muchos. Pesas demasiado poco.
—Claro que no.
—Vente ahora mismo. —dijo Harry, buscando un saco largo hasta los pies del closet de Emma, para luego ponerselo y abrocharselo, y tomarla por la cintura.
—Estoy cansada, Harry... ¿Me dejas en paz?
—Vamos al médico, ahora mismo.
—No, quiero dormir. —dijo esta, con el rostro pálido. Harry, sin tomar en cuanta las palabras de la muchacha, la tomó de voladas, y la levantó de la cama, saliendo de la recámara para encontrarse con una alterada mujer rubia.
—Principe, principe. —lo llamó Allison, la cual tenía detrás de ella, a Fémina y Eva. —Es demasiado tarde, ¿a dónde van a esta hora? ¿y sin seguridad?
— ¿Sabías que Emma estaba enferma?
— ¿Enferma? ¿Qué tiene la princesa, Alteza?
—Está en 34.5 Kg. ¿Lo sabías?
—Bueno, yo... —comenzó a excursarse la mujer, pero el noble la interrumpió.
—Sabias que la princesa estaba enferma, y no has informado a tu autoridad.
—Es que...
—Prepara el coche, nos vamos al hospital.
— ¡No! ¡Alteza, escuche! Si la enfermedad de la princesa se hace pública, ¿cómo cree que reaccionaría Su Alteza, la Reina?
—En este momento lo que diga ella, me importa poco y nada. Trae a seguridad, llama al chofer, nos vamos al hospital.
—Pero, alteza...
—O respondes ante mi, o quedas despedida, ¿entendido?
—Si, Su Majestad. —dijo esta, agachando la cabeza.

2 comentarios:

  1. ohhhhh!!!!!!!!!!! siguielaaaaaaaa, plissss me encanta como escribes!!! NO SE QUE HARIA SI TI!! jajaja me encanta tu forma de expresar con palabras lo que pasa, si me pusieras ami hacer esta novela, queda una porqueria! ENCERIO! no dejes la nove, y estudia mucho, asi podre ver pronto tus PERFECTOS CAPS!!! jajaj besosososo gracias por el blog fantastico! ♥

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. muchisimas gracias soffi <3 sos una ternurita de verdad ! me alegro tanto que te haya gustado, y no te preocupes que no pienso abandonar la novela, mas ahora que estoy escribiendo la continuacion con Zayn y otro proyecto que hace poquito empece con estas historias! besito <3

      Eliminar