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sábado, 18 de enero de 2014

Tren de Medianoche - Capítulo 15


Tren de Medianoche
Capítulo 15

Rebecca Reed

Salí del salón de comedia musical y fui hacia la clase de Matemática, donde me quedaba solamente una hora. Pero al ver desde afuera vi que no se encontraba Nick, así que me dirigí a buscarlo, sin imporme si me saltaba o no una clase. 
Cuando había buscado por cada rincón del establecimiento, salí de este y empecé a caminar hasta que pensé lo obvio, si no está en el edificio... Es un deportista ¿no? ¡En el patio! Caminé una cuadra más o menos hasta acercarme al aro de bascketball donde estaba Nick practicando, con la mirada ausente.
— En la cafetería Brandom me acaba de mirar, no me habló ni nada, solo me miró... Digo, tal vez te importe, y quieras ir a pegarle por mi. —dije con todo el veneno posible. Lo sé, golpe bajo, pero se lo merecía.
— ¿Cómo...?
— ¿Cómo me enteré? —terminé su pregunta. —Toda la escuela me está titulando de "la zorra", así que sí, me enteré, la gente habla... Sin contar que son muy poco cautos al mirarte directamente mientras pasan su escaner por todo mi ser.
—Rebecca, yo...
—Me mentiste, diciéndome que te caiste y todo eso. —comencé un tanto dolida, la mentira me hacía mal. Más que nada. —Sin contar que le pegaste a alguien por ... ¿decir algo de mi?
—Tú no lo entiendes, me enferma que hable así. —contestó con los dientes apretados.
—A ver, ¿qué dijo tan grave de mi como para que le pegues de esa forma, y qué el te devuelva de tal manera? —indagué, cruzándome de brazos.
—No te voy a decir lo que dijo.
—Ya veo, una mentira más, una menos, ¿no cambia, no?
—No es eso, es algo... No te lo puedo repetir.
—Si queres que haya algo de confianza entre nosotros, quiero que me digas que fue ese "algo" tan grave como para que se pegaran.
—De acuerdo... —comenzó e hizo una pausa, tragando saliva. —Llegué al entrenamiento y lo primero que me dijo por haber llegado tarde fue... "Te estas encamando con la nueva", y me molesté mucho, pero un amigo, impidió que lo golpeara, así que fuimos al campo, obviamente es Brandom, no se iba a callar, y me dijo: —Me imagino cómo será en la cama, se le ve ardiente... Sexy, inteligente... Solo tengo que corroborar esa faceta de ella. 
La sorpresa que tenía era tal que quedé con la boca abierta, jamás un chico había hablado de una forma tan explícita el tema sexual conmigo, y mucho menos que ese tema sexual, que esa relación, vaya a ser conmigo. Siempre fue un: hermosa, sexy, y eso, lo he escuchado antes, pero algo así. Jamás. 
—Y bueno, me enfadé y me lancé contra el y le pegué... Luego, cuando nos separamos, le dije que si volvía hablar así lo mataba y me dijo:  la nueva va a estar encima mío, gritando. Lo juro. ¿Cómo quieres que reaccione? ¡Lo tenía que matar! —dijo, todavía molesto.
—Vaya... Nunca en la vida habían hablado de mi... Tan vulgarmente. Creo que te debo una disculpa, porque me defendiste, no de la mejor manera, no le tendrías que haber pegado, mira como te dejo.
—Estoy bien, el está peor. —No se si eso era verdad, pero lo vi también magulldo como una pera a Brandom.
—Por favor, no quiero que te peguen, solo porque ese chico diga cosas... obsenas de mi.
—Lo voy a matar. —comentó y sin más lo abracé: —Gracias. —le dije en el oído y sentí sus brazos enrroscarse en mi cintura. —No por lo de "matar", claro está, si no por defenderme. 
—Siempre. —dijo, besando mi frente.
Luego de eso, tomandos de la mano, caminamos hasta las gradas, donde nos quedaba prácticamente cuarenta minutos antes de que toque el timbre que daban finalizadas las clases. Empezamos a hablar de como nos habia ido en nuestras respectivas clases de interes personal, en su caso el equipo de fútbol, y en el mío el de comedia musical.
—El año pasado la escuela Bella Vista, fue la que ganó las estatales de Nevada y creo que fueron a Chicago, pero no sé... Este año seguro que es en NYC o en algún lugar así.
—Claro... pero las posibilidades de que yo solita gane las estatales son tantas como que gane la lotería, jamás voy a ir a competir, tengo más esperanza en la competencia de la ONU, en la clase de relaciones internacionales.
—No digas eso, te he escuchado cantar, y no necesito ser una estrella de Broadway, para darme cuenta de cuanto talento tienes. —dijo con dulzura, refiriendose claramente, a Jeannott.
—Gracias. —respondí, mirando mis pies. —pero el estudio es lo mío, así que voy aseguir enfocándome en lo de la ONU, ese premio va a aparecer en mi expediente escolar, y es un punto más para la universidad.
— ¿Y a cúal quieres ir?
—A Yale, pero... Mi sueño es Jouliard o Tish, pero claro allí no me dan ni el saludo.
—Si a ese francesito lo aceptaron, a ti obvio que también. 
—Gracias.
La conversación prosiguió hasta descostillarme de la risa por las ocurrencias del chico, hasta que de un momento a otro la campana interrumpió nuestra conversación y el me tomó de la mano y se paró de la grada.
—Vamosnos señorita, su carruaje a unas dos cuadras la espera. —dijo con tono dramático, refiriéndose al colectivo.
—Ay, cállate. —contesté, caminando delante de el, mientras el me seguía riendo. 
En la entrada me encontré con las miradas inquientantes y llenas de preguntas de Farrah y Fionna, pero sin decir nada, besé sus mejillas y me despedí llendo de la mano con Nick hasta la parada del colectivo. 
— ¿Cómo te está llendo en el club de solo un miembro, de comedia? —indagó con una sonrisa.
—Bien, Jeannott es increible, ha hecho que me encanten cosas que no creí posible que me gustaran. Además, estuvimos practicando distintas formas de respiración, tácticas que le enseñó la mismísima Barbra Streisand.
— Vaya... ¿Y esa quién es?
—Ay dios mío, no puedes no saber quien es Barbra.
—Bueno, eso de la música y musicales no es lo mío, si queres pregúntame jugadores de cualquier deporte lo sé, pero eso... No, no me va. 
Y así seguimos hablando, y lo clásico... Me hacía reír tanto este chico, es que con cada ocurrencia. Una de ellas fue: —No es por criticar, pero viste que Margot tiene ojos de vaca, ¿no? —indagó, refiriendose a una de nuestras compañeras de clase, una de las tantas "amigas" de Helena.
— ¿Ojos de vaca? —le había preguntado, sin comprender.
—Claro son muy grandotes, como los de una vaca, y miran para lados distintos. Se parece a... Perry el ornitorrinco.
— ¿Cómo un chico de diesciséis años conoce a Perry el Ornitorrinco? . —entré a reirme otra vez y el al instante me acompañó.
Luego de eso, llegué a mi casa, y comencé a hacer la cena como el día anterior a que mi padre entrara al departamento luego del trabajo. Creo que me estaba acostumbrando a esto de vivir en Las Vegas, aunque, a pesar de Jeannot y Nick, siempre voy a extrañar a mi hermoso Chicago.

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