Blinking Cute Box Panda

miércoles, 25 de julio de 2012



Libro Abierto

Capítulo 10

—Vamos, Romance—me sacudio mi mamá, después de que ignoré olímpicamente el despertador—. Vamos a desayunar, hija.
Luego de haberme zamarreado por más de tres minutos, me levanté de mala gana hasta el living, allí se hayaba mi hermano tomando el desayuno, ya vestido y perfectamente peinado para ir a la escuela.
—Dale, dormilona, come el desayuno así vamos a a escuela.
— ¿Por qué tantas ganas de ir? —indagué, sentándome en la silla y tomando el café con leche que se encontraba frente a mí.
—Porque hoy vamos a estar dos horas en el parque de la escuela, viendo los pequeños ecosistemas que nos rodean.
—Vaya, que divertido.
—Así es—musitó este sonriendo—. ¿Y tú por qué no estas entusiasmada?
— ¿Por qué devería estarlo? Voy a la escuela.
—Porque vas a ver a Harry. —susurró, para que yo sola lo oyera, y acto seguido me atraganté con un trozo de tostada.
— ¡Ay, hija! ¿Te encuentras bien? —preguntó mi mamá, cuando mis ojos estaban lagrimiando.
—Si, si, me encuentro perfectamente.—la calmé a la mujer, para luego fulminar con la mirada a Román, quién reía por lo bajo.
Posteriormente de desayunar, me dirigí a mi cuarto donde me coloqué el estúpido uniforme, que lamentablemente me tenía que poner cinco días de la semana, sin exepción.
Así que después del maquillaje, la peluquería y todo, salí de mi habitación con el bolso colgado en mi hombro y fui a buscar a mi hermano, quien se encontraba mirando la televisión, creo que era Ben 10, ese muñequito que se transforma en aliens o algo así. Con Román bajamos al vestíbulo, donde el portero, o encargado de abrir la puerta y ayudar a la gente con su equipaje, y demás, se encontraba al pie de la puerta, con su característica sonrisa.
—Buenos días, señorita Romero.—dijo el muchacho amablemente, y yo le sonreí.
—Buen día.—contesté, mientras con Román comenzamos a caminar hasta la escuela.
—Le gustas.—dijo de pronto el chico, y no comprendí a que se refería.
— ¿De qué hablas?
—Al chico del edificio, siempre te sonrie y se dirije a ti, y a mí me ignora de sobremanera.
—Ha-ha, eso es porque eres un niño y yo sería la... Adulta.
—No, no, es porque le gustas, siempre se queda mirándote después de que ya caminamos como media cuadra, yo volteo y el te sigue mirando, y cuando se da cuenta que lo estoy viendo, se mete al edificio corriendo.
Yo reí sonoramente y el pequeño me acompañó, estar con Román era muy divertido.
—Román, puedes dejar de hacerte el celestino, y dejar de buscarme novios todo el tiempo.
—Yo no los busco, ellos vienen solos—se defendió el muchacho—. Aunque si me das a elegir, como cuñado quiero a Harry.
—Cuánto te habrá pagado para que seas su defensor, no lo imagino.
—No, no, nada de eso—exclamó el niño—. Solo es porque me cae muy bien, y fue bueno conmigo, todo lo contrario de tus anteriores novios.
—Román, eh tenido solo dos novios.
—Si, justamente por eso, Walter siempre me molestaba con Clara, me pegaba y gritaba—explicó el muchachito—. Al igual que Brian, que me vivía molestando cuando tú no te dabas cuenta.
—De acuerdo, fue mi error eso, pero ya no son más nada, y no tengo novio.
—Pero Harry sería bueno como novio, además, según las niñas de la escuela, es lindo.
—Si, si, como sea.
Escuché el ruido de un motor acercarce, pero no le dí mayor importancia, en una ciudad como Illions es común que esté lleno de vehículos, pero me percaté de que este era algo percistente y que se encontraba en primera. Así que, como la curiosidad me ganó, me voltié a ver que auto era el que se encontraba, de alguna manera, "perciguiéndonos".
Un Chevrolet class color negro se encontraba detrás de nosotros, los vidrios eran polarisados y la pintura del vehículo estaba tan bien cuidada y tan limpio, que parecía que brillaba en su esplendor. Recordé que era lo que tenía que ver, ya que quedé deslumbrada por el auto, y ahora mi vista se enfocó en el conductor.
— ¡Harry! —gritó mi pequeño hermano, antes que yo pueda decir algo, el niño bajo a la calle para correr detrás del muchacho. Román se encontraba en la calle y en ese momento un automovil de color ocre se avecinaba para llevar en su camino a mi hermano, mi corazón se encerró en un puño pero antes que pudiera pasar nada, Parfait tomó al niño en sus brazos con una presición y rapidez impresionante y lo colocó en el cordón de la vereda.
Mis ojos lo veían, pero mi mente no lograba comprender lo que acababa de pasar. Me acerqué hasta Román que seguía muy nervioso y hasta temblaba, demasiado pequeño para haber visto a la muerte pasar a su lado.
—Shh, shhh, tranquilo Ro, todo está bien. —le decía mientras acariciaba su cabeza y lo abrazaba.
Cuando logré calmar a mi hermano y lo convencí de que vayamos al colegio, me di cuenta que llegaríamos tarde hasta que Harry habló.
—Si yo los llevo, llegaremos bien. —musitó el muchacho, tomando a mi hermano en brazos y subiéndolo al auto. El chico de cabellera castaña, muy caballerosamente abrió la puerta del copiloto y yo tomé asiento. Por último, él se sentó en el lado del conductor y el vehículo arrancó. En menos de cinco minutos ya estábamos frente a la escuela, donde todos los alumnos comenzaban a ingresar al establecimiento.
—Déjame que te lleve. —le pedí una vez más al niño.
—No, Romance—se negó rotundamente—. Me encuentro bien, y no quiero parecer de cuatro años, que mi hermana me va a dejar al salón.
—De acuerdo, pero cuídate, por favor.
El pequeño se retiró hasta su salón, dejándonos solos a Harry y a mi, y ahora era donde iba a atacar, obviamente iba a preguntar ¿no? ¿Se lo debe estar esperando? ¿O siempremente fue mi imaginación? No, no. Loca no estoy. Sé lo que vi.
—Romance, nosotros también debemos ir a clase, a la primera hora tenemos al señor Moore, impartiendo la clase de geografía, y con el tema del retraso no es muy bueno. —explicó el joven.
— ¿Cómo sabes que tengo esa materia ahora? —el muchacho se quedó completmanete callado, y ante mi mirada, lo único que fue capaz de hacer fue correr su mirada.
—Me lo has dicho tú, ayer. —explicó el muchacho.
—Claro que no, no te he dicho ninguno de mis horarios.
—Bueno, no lo sé, la cuestión es que el profesor se va a enfadar con los dos.
—Tengo que hablar contigo, lo que pasó allá... —me interrumpió.
—No pasó nada.
—Por favor, ¿cuán estúpida piensas que soy?
—Romance, podemos ir a clase y en el recreo hablamos.—pidió con desgano.
— ¿Lo prometes?
—Lo prometo.—aceptó para luego tomar mi mano y tirar de ella para llegar a tiempo al aula, ya que por estar discutiendo, la mayoria del cuerpo estudiantil se encontraba en sus respectivas clases.
—Disculpe por la tardanza profesor, fue mi culpa. —musitó la dulce y profunda voz de Parfait.
—De acuerdo señor Styles, siéntense por favor—dijo el docente, escribiendo el día en la pizarra—. Un momento, usted es nueva alumna.
— Así es, soy Romance Romero. —me presente y el profesor me sonrió.
—Un gusto, señorita Romero—masculló el profesor, haciendo un gesto con su mano para que tomara asiento y muy a mi pesar, o tal vez no tanto, el único asiento disponible era el continuo a Harry, en el último banco de la primera fila.
—Cuénteme señorita Romero, ¿de qué escuela viene?
—Al instituto Inglewood. —contesté con una sonrisa cálida en mi rostro.
—Un muy buen colegio, estatal, pero de muy buen nivel académico.
—Así es, es uno de los mejores de Nevada.
Luego de tener esa pequeña charla con el docente me fui a sentar junto a Harry, quién me tenía que contar un par de cositas, de las que obviamente el prentendía que yo me olvidara por completo, pero para desgracia de él, soy una persona muy terca.

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