Blinking Cute Box Panda

miércoles, 5 de septiembre de 2012



Libro Abierto

Capítulo 24


—Hola linda... —musitó una voz dulce, pero a la vez lastimosa.
— ¿Qué quieres? —dije, de mal modo, parándome del asiento y mirándolo despectivamente.
—Por favor, Romance, no seas tan dura conmigo... —pidió mientras, se acercaba más a la mesa.
— ¿Dura? —susurré con ironía—. ¡Casi matas a Harry! ¡¿Estás demente?! —grité, mientras la rabia se apoderaba de mi ser, y los recuerdos dolorosos volvian a mi.
—En primera no me grites, y como me doy cuenta tu príncipe azul no es tan sincero contigo... —dijo con desgana, mirándome fríamente.
— ¿Sincero? ¿de qué hablas?
—De qué el no te cuenta el por qué de mi reaccionar, y qué por ley, él es el que debe contarte la verdad... yo... no puedo... —dijo violentamente, pero al finalizar la oración, hablaba entrecortado.
— ¿Por ley? ¿de qué diablos estas hablando?—indagué sin comprender palabra de lo que decía.
—Que te lo cuente tu Romeo...
—Basta, dime ¿qué le has hecho? ¿cómo lo has lastimado así? —indagué mirandolo a los ojos.
—Él te lo contará todo, va... si es que de verdad te quiere como él dice.
—Casi lo matas... —susurré, para que él se diera cuenta de que le estaba por quitarle la vida a alguien.
—No sería la primera vez que muere...
Luego de decir eso, el interpelado salió del patio de recreo, mientras mi cabeza daba vueltas, tratando de que las mil hipótesis que tenía en la cabeza, concordaran con el hilo de la conversación que tuve con Liam. ¿Qué quizo decir con eso de, "No sería la primera vez que muere"? Este chico está completamente loco, una persona no puede morir más de una vez, ¿no? ¡No!, claro que no.
Ya habían pasado las dos horas de un interminable aburrimiento, sinceramente detesto al profesor de anatomía, y lo peor, es que esto se va a repetir los próximos lunes. Pero, nada podía opacar la felicidad que en este momento sentía, cuando mi celular sonó, ya que tenía un mensaje de texto, y en el decía: "Así que soy tu Romeo... según algunos, bueno mi Julieta, te pido por favor que en la próxima hora de Español, no te hechen del salón".
Fui tan feliz, ya que el me llamo SU Julieta, pero lo que me dio un poco de miedo fue... ¿cómo sabía que Liam le había dicho que él era mi Romeo? ¿y él como sabía que el profesor me había echado del salón?
A pesar de que en estos momentos estaba muy feliz por su mensaje, otra vez vinieron a mi, las preguntas sin responder, aquellas que llegan a un callejon sin salida, y nisiquiera un intelectual podría contestarlas.
No me llamen tonta, ¿de acuerdo? Ya sé que esto a Harry no se lo puedo preguntar, porque me va a saltar con cualquier cosa, me dice tres cositas bonitas, ¿y yo qué hago? Me pierdo en su voz, en su olor, en sus ojos y la verdad... Así no va. A su familia menos, si él tiene un secreto, y su familia lo sabe, jamás me lo dirían a mí.
Liam. Según él hay una "ley" que, aunque él quisiese, no puede decirme lo que pasa con Harry, porque él mismo es quien debe decirme todo.
—Córrete, estúpida.—me dijo, una muchacha delgada y cabello rubio.
—En primera, háblame bien, no sé quien te crees tú. —le contesté, del mismo modo que ella.
— ¿Y porqué tendría que hacerlo? —dijo desafiante, mientras yo estaba llendo a mi clase de Español, la tonta esta me interrumpe.
—Porque que yo sepa, acá no viene nadie de la realeza, y si no me equivoco, sangre azul no tienes, así que... Háblame bien. —le respondí, mirándola fijamente, mientras sus ojos verdes estaban que salían de sus cuencas.
—Mira pueblerina... —la interrumpí.
— ¿Pueblerina? Mira niña, a mi ciudad vienen de todo el mundo, así que cállate.
—Claro, y tu en donde trabajabas, ¿en un cabaret? —indagó con malicia, y a mi la sangre se me estaba hiriviendo por debajo de la piel.
—Sabes qué, yo te aseguro, que yo tengo lo suficiente como para que me llamen, lo suficiente de todos lados—anuncié tocando con mis manos desde mi busto a mi cadera.— pero claro, a ti no te llamarían ni para limpiar los pisos... Asustarías a los clientes. Sin contar que eres chata como una tabla de planchar, chata de todos lados.—no me di cuenta, de que nuestra pequeña disputa era tan vista, hasta que concluí lo que le dije, y se escucharon resonar en todo el pasillo, las risas de los estudiantes.
—Mira niña...
—Basta, Elizabeth, deja tranquila a Romance. —le dijo Liam, quien me tomaba de la cintura y me alejaba de ella.
— ¿Así que por ella? ¡Eres un estúpido Liam Payne! —le gritó la rubia, hecha fuego.
—Cortala, estas montando un espectáculo.
—¡Cállate! ¡No puedo creer de que sea ella por la que me dejaste! —gritó nuevamente, para lugo, seguida de sus dos esclavas personales, saliera del pasillo caminando rápidamente mientras sus tacos golpeaban el suelo.
—¡No hay nada que ver! —anunció Liam, mientras mataba con la mirada a casi todo el público presente. Los alumnos, con algo de temor, salieron de los pasillos e ingresaron cada uno a sus respectivos salones.
— ¿Cambiarla? ¿por mí? —indagué sin comprender lo que Elizabeth había dicho.
—No le hagas caso, Romance, está demente.
—Claro que le hago caso, me detesta y no tengo idea el porque.
—Ella sabe que estoy enamorado de ti, y la deje a ella por ti. —contestó, relajado y tranquilo,  como si le hubiera preguntado del clima.
— ¿Enamorado? —inquirí, resaltando lo más importante de aquella oración.
—Claro, por qué crees que odio, además de las razones convencionales, tanto a Harry.
—Él y yo... —empecé a decir pero el muchacho me interrumpió.
—No se si Harry te ama o no, eso no lo puedo saber, pero sé que le importas y mucho, y que a ti también te gusta...
— ¿Por qué lo dices tan relajado?
—Porque sé que cuando él se atreva a decirte lo que hace y es, vas a salir corriendo de su lado.
—No va a ser así, te lo aseguro.
—Ahora lo dices porque no lo sabes, pero te lo afirmo, tendrás pánico.

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