El precio de la elegancia
Capítulo
21
—Me
encantó la obra, ya la había visto como musical en Nueva York,
pero... Fue diferente en francés. —comenta ella, mientras ambos
comienzan a caminar calmadamente por el Puente Nuevo de París, el
cual atravieza el río Sena, la noche cayó sobre la enamorada ciudad
europea, al igual que el frío azotaba ligeramente a los habitanes de
la misma.
— ¿Cuándo
aprendiste a hablar francés?
—Ya
te dije que viví una temporada aquí, y por conciguiente aprendí a
hablar francés, al igual que chino y japonés..
— ¿Chino
y japones?
—Vivimos
un tiempo en Hong Kong, ya que papá quería expandir la empresa al
mercado asiático, y bueno, vivimos dos años allí.
— ¿Y
cómo fue?
—Dificil.
Tenía once años, y se me hizo muy complicado aprender el idioma,
además, papá quería que nos sociabilizáramos con el país, para
quedar bien frente a las cámaras, y me mandaba a un colegio donde la
lengua primaria era el chino.
— ¿Y
lo aprendiste bien?
—En
Hong Kong hablan el chino tradicional, no el simplificado como en
toda China, lo que se me hizo mucho más difícil, pero, cuando ya
hubo pasado un año, hablaba bastante bien, y cuando me fui de allí,
mi chino era muy fluído.
— ¿Y
Japonés?
—Luego
de irnos de China, volvimos a París, y estuvimos unos nueve meses,
para luego irnos a Nueva York, ya que las tiendas Rockefeller no
andaban del todo bien, cuando la crisis pasó, luego de un año y
medio, papá hizo un negocio con una petrolera japonesa y fuimos allí
a vivir, fue cuando me di cuenta lo sola que estaba y Holly
vino a vivir conmigo.
— ¿Se
fue a Japón?
—Así
es. Holly es huérfana, solo tiene a su abuelo y a su hermano, y como
sabía su abuelo la relación que ambas tenemos la dejó venir con
nosotros.
— ¿Y
cuanto tiempo estuviste en Japón?
—Tres
años. —contesta ella, con una sonrisa. —Japón llegó a gustarme
mucho, los centros comerciales, la cultura y por sobre todo la ciudad
de Tokio. Pero, extrañaba Nueva York, y también París.
—Veo
que como yo también te mudaste mucho de niña.
—Nueva
York, París, Londres, Roma, Berlín, Seúl, Río de Janeiro, Tokio y
Hong Kong.
—Vaya,
¿también viviste en Seúl y Río?
—Así
es, también se hablar un poco de portugués y coreano, pero no se me
da tan bien ya que no viví tanto tiempo allí.
—Yo
solamente recorrí todo Estados Unidos, creo que he vivido en todos
los estados. Y obviamente en París.
— ¿Y
naciste en...?
—París.
Pero, fui a vivir a Las Vegas en cuanto cumplí los tres meses.
— ¿El
estado o ciudad que más te gustó?
—Nueva
York. —contesta el muchacho con una sonrisa. —Tenía quince
cuando volví, ya que a los cuatro años uno no tiene muchas
memorias, así que cuando volví me sentí como en casa. Fue raro,
pero, me hice amigos rápido, me gustó mi escuela y mi casa. La pasé
muy bien mi año allí.
— ¿Y
luego dónde fuiste?
—Wisconsin.
Era una ciudad tranquila a la que fui, la capital, pero no dejaba de
ser un pueblito pequeño. Todo el mundo se conocía con todo el
mundo, así que, imaginate, a cualquier lado que iba yo era "el
nuevo".
—Debió
ser duro.
—Un
poco, pero, mi mamá era feliz y si ella lo era, yo también.
— ¿Y
cuándo venías a París?
—En
las vacaciones, de verano e invierno tenía que venir, o mi padre
podía quitarle la tenencia a mi mamá, así que por eso, yo pasaba
todas las vacaciones aquí.
— ¿Y
te gustaba? Yo adoro París...
—La
ciudad si, era hermosa. Es hermosa, pero... Estaba todo el día solo.
Mi padre trabajaba y me dejaba con mi tía y mi primo, o con los
empleados de la casa. Así que, siempre preferí volver a Estados
Unidos con mi madre.
—La
quieres mucho. —comenta ella, mirando como con suavidad el río se
mecía contra las costas.
—Es
la persona más importante de mi vida.
—Te
envidio. —suelta ella, con una sonrisa en sus labios. —Poder
decir eso de tu madre, debe ser... Fabuloso.
— ¿Cómo
es la relación con tu madre?
—
¿Horrible?
—pregunta ella, con una risa irónica. —El problema es ese, no
hay relación. Ni buena, ni mala. Ella es tan fría y distante. Es
más como una asesora de imagen y protocolo.
— ¿Imagen
y protocolo? Creo que te has creído bastante eso de que eres una
princesa.
—No
te estoy mintiendo. —le dice ella, con una risa seca. —Ahora no,
pero hasta el último año de secundaria, fui a clases de etiqueta y
protocolo. En Japón, tenía que ir a estudiar a la casa de té, y
así en todo... Para mi madre la imagen ante todo.
—Debe
ser... Cansador.
—Es
estresante. —admite la muchacha, bajando las escaleritas del
puente. —Pero, lo acepto, ya que, en el fondo, yo también quiero
que todo el mundo me vea perfecta. Es por eso que la escucho y hago
lo que me dice.
—Creo
que más importante que ser perfecta, es ser feliz. —le dice él,
con una sonrisa. —Para las personas que te aman, siempre vas a ser
perfecta.
—Ese
es el problema. —comenta ella, con una sonrisa. —Amarme... ¿Quién
me ama? La única persona que puedo apostar que me ama es Holly, y
Vladimir, mi empleado. ¿Triste, verdad? Que mi empleado me quiera
más que mis padres.
—Yo
te quiero. —asegura él, haciendo que ella detenga su paso.
Quedando estática en el suelo.
—Tengo
que ir a casa, estuve fuera todo el día. Vamos. —le dice ella,
caminando hacia donde habían dejado aparcado el auto, él, con una
sonrisa, la sigue, recordando la cara de desconcierto de ella
momentos antes.
awwww!!! "yo te quiero" ahhhh quiero un jason que me diga que me quiere.. ajajaja
ResponderEliminarme encanto como beth se va ""liberando" (?) de las cosas que no le agradan mucho... jason no esta en esa lista. ajajaj
espero el proximo cap. quiero sabes que va a hacer jason ahora para conquistarla.. ahhh!!
jaja besososo ♥
gracias soffi por siempre comentar, sos una dulzura! y ahhhh me olvide de pasarme por tu blog :| ahora sin falta me paso, lo prometo. Besito, linda! danna :3
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